El milagro de Santo Domingo

04 de Diciembre de 2011
  • Capilla de la Virgen del Rosario
  • Capilla de la Virgen del Rosario
  • Vitrales en el área para los coros.
  • Mural Virgen del Rosario de la Escalera (1600), de Pedro Bedón. Quizás la obra más antigua del país.
  • El añejo comedor del monasterio era llamado Refectorio. En las comidas alguien leía enseñanzas doctrinales en un púlpito
  • La imagen de San Martín de Porres (las imágenes varían según el mes) en el altar principal reposa en pesadas andas de plata del siglo XVIII.

El Convento Máximo de Santo Domingo de Guzmán, en el sureño barrio de Loma Grande, alberga un conjunto artístico considerado como una maravilla de este Quito que celebra fiestas de fundación.

Este restaurado complejo expone cómo la tradicional escuela quiteña de los siglos XVII y XVIII logra convivir con el arte italiano del siglo XIX, todo debido a los cambios estéticos que implantaron los frailes italianos traídos por  Gabriel García Moreno.

Estos dominicos realizaron una restauración y decoración profunda en la iglesia principal, ya que la encontraron muy descuidada tras haber sido afectada por un incendio. Es así que hoy vemos vitrales neogóticos italianos con imágenes de Santo Domingo, Santa Catalina, Virgen María, Santa María Magdalena, San Pedro de Verona, instalados atrás del altar principal  dominando las alturas muy cerca de las pesadas andas de plata del quiteño Vicente López de Solís (siglo XVIII), antes utilizadas para cargas imágenes en  las procesiones.

Sobre el altar principal también vemos lo que queda de un antiguo púlpito de madera del siglo XVII, bañado en pan de oro, a pocos metros de dos  lienzos de gran tamaño del pintor Rafael Salas, del siglo XIX, en los muros laterales.

Especial atención requiere la capilla de la Virgen del Rosario, ubicada próxima al costado izquierdo del altar mayor de la iglesia. Su retablo principal brilla cubierto por pan de oro de 23 1/4 quilates, tallado por el artista quiteño Bernardo de Legarda, y flanqueado por cuatro retablos rojos dedicados a San Joaquín, Santa Ana (padres de la Virgen, los más próximos), Jesús y San José.

En los años 90 del siglo anterior se descubrió pan de oro bajo la pintura roja (foto derecha), color que pintaron los frailes italianos para simbolizar el amor de una madre a su hijo. Así el sentimiento se impone sobre la riqueza. (M.P.)

Capilla de la Virgen del Rosario. Supera en belleza al templo principal, que resultó muy afectado por un incendio antes de la llegada de los frailes dominicos italianos. Su descuido también se debió a la crisis que pasaron las instituciones luego de las guerras de independencia. Los expertos consideran que la estética de la anterior iglesia era similar al de la capilla, que fue impulsada por la cofradía de la Virgen del Rosario. Las cofradías eran grupos de personas que se unían por algún propósito o afinidad.

Contacto: (02) 228-0518. Asesor: Vicente Ramos, asistente del museo Fray Pedro Bedón, del convento.

 

  Deja tu comentario