Ascenso al volcán Cayambe

10 de Enero de 2016
  • Paisajes nevados hacia la laguna glacial en el Cayambe. El volcán tiene una altura de 5.790 metros.
  • La caminata desde la Z hasta el refugio dura una hora.
  • Refugio Ruales-Oleas-Berge, a 4.600 metros.
  • Laguna del glaciar, a 4.890 m.
  • Paisaje nevado rumbo a la laguna glacial del volcán Cayambe. Foto: Wagner Lucero.
  • Glaciar del Cayambe. Foto: Wagner Lucero.
  • En la ruta hacia el refugio Ruales-Oleas-Berge. Foto: Wagner Lucero.
  • Laguna glacial del volcán Cayambe. Foto: Wagner Lucero
  • Volcán Cayambe, al noreste de Quito. Foto: Carlos Granja/Archivo.
  • Refugio Ruales-Oleas-Berge. Foto: Wagner Lucero.
Texto y fotos: Wagner Lucero, especial para La Revista

La imponencia de este coloso regala profundas aventuras andinas. El esfuerzo es grande, pero estos pasos llevan a la brillante pureza del planeta.

Citando a Humboldt en su visita al Ecuador sobre el taita (papá) Cayambe (5.790 msnm): “Esta montaña puede ser considerada como uno de los monumentos con los cuales la naturaleza ha hecho una gran diferencia en la Tierra”. Estas palabras resumen nuestra experiencia en este volcán.

Decisión: caminar

Para visitarlo partimos temprano y muy abrigados desde Quito. Tomamos la Panamericana rumbo norte, llegamos al cantón Cayambe, y desde ahí nuestro automotor continúa por camino lastrado pa’ arriba, mientras compartimos historias con la gente que nos acompaña y los agrestes cambios de paisaje se van pintando en la retina.

La ruta obliga a que de vez en cuando bajemos para que el transporte pueda avanzar, lo que hace más intenso el viaje. En hora y media, cruzando varias haciendas estamos en el sector llamado la Z. Desde allí se puede subir en vehículo 4x4, así que preferimos bajar y empezar la caminata.

Junto al riachuelo en una de las rocas encontramos la placa en honor a los desaparecidos en abril de 1974, por quienes lleva nombre el refugio: Ruales-Oleas-Berge.

Cortamos camino cuando se puede, avanzando con la dificultad que presenta la altura por cerros, un par de valles que aparecen y un poco más adelante, como si fuera un oasis, aparece el refugio, una estructura de tres niveles que recibe a cientos de turistas a la semana.

Clima intenso

A esta altura (4.600 msnm) el frío es cosa seria, así que los gorros de lana, guantes, bufanda son irrenunciables. Vemos el glaciar y la cumbre, incluso los valles que hace un par de décadas lucían completamente blancos, que hoy son arenales y pequeños riachuelos.

Descansos cada hora son necesarios y la comida se comparte en un gesto de amistad. Continuamos por las rocas hacia arriba, donde la nieve aparece y más de uno juega con ella. Junto a nosotros en un precipicio contemplamos cómo se ha resquebrajado el glaciar y a algunos escaladores practicando.

Continuamos y la ruta se torna algo plana. Seguimos el camino y a pocos minutos podemos ver una singular laguna glacial formada por los deshielos y junto a ella brilla la nieve, no tan perpetua, en estos tiempos del calentamiento global.

Aquí terminamos nuestro ascenso y descansamos unos minutos mientras jugamos con la nieve. La experiencia acompasada con la camaradería del grupo es única, y la disfrutamos en este clima extremo. Regresamos al refugio para comer y tomar algo caliente (chocolate, café, té de coca, sopa de pollo) y charlar mientras la sonrisa flamea como bandera en nuestros rostros.

De ahí bajar es mucho más fácil y corto; el bus nos espera, nos acomodamos y la mayoría solo despierta en Cayambe (cantón) cuando es tiempo de comprar bizcochos.

Pero nuestro mayor souvenir es una experiencia única en las montañas para reconectarnos con la naturaleza e imagina cuán grande es la magia que rodea al ser humano. (I)

* Miembro del grupo de viajeros Kallpa Munay (Quito): kallpamunay.blogspot.com

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