A dedo por la Costa Brava, de Montpellier (Francia) a Barcelona (España)

15 de Enero de 2012
  • Tossa de Mar: Cae la tarde en este encantador pueblo y la noche será excelente excusa para dar un paseo por sus tiendas de artesanías; música en vivo y alguna bebida destilada de la casa podrán ser también tus opciones. Tossa de Mar: Cae la tarde en este encantador pueblo y la noche será excelente excusa para dar un paseo por sus tiendas de artesanías; música en vivo y alguna bebida destilada de la casa podrán ser también tus opciones.
  • Topless en Tossa de Mar: Turistas tomando sol frente a la vista del recinto amurallado desde la playa.
  • Cadaqués: Pueblito envuelto entre colinas, guarda una magia que a muchos quiere contar. Grandes del arte han sido prisioneros de él.
  • Palamós: Niños disfrutan una práctica de fútbol en su extensa playa en el centro turístico de la ciudad.
  • Portlligat: Lugar de residencia del mayor representante del surrealismo, hoy su hogar convertido en la Casa Museo Salvador Dalí.
  • Sant Feliu de Guíxols: Es el centro de la Costa Brava española, en él se realizan ferias artesanales donde venden productos de la zona tales como pan, queso, embutidos y artesanías.
  • Aldea medieval en Pals que enamora a los que la visitan, sus calles empedradas y sus arcos de medio punto te llevan a otra época de la historia.
  • Pals: Conjunto monumental histórico muy antiguo formado por el castillo, la villa y las murallas. A pesar de que no hay vestigios de época romana, su nombre evoca ese origen.
  • Sant Feliu de Guixols: Quesos de cabra hechos a mano son uno de los productos que se venden en este bazar itinerante.
Texto y fotos: Leonardo Ampuero

En diez días, un joven aventurero con su cámara registra las maravillas escénicas de la legendaria Costa Brava del Mediterráneo. Una exclusiva para La Revista.

Bienvenidos a este recorrido gráfico y de aventuras por las arenas de Gaudí y Dalí, de olor a sal con tinte medieval, de continuos autostops por una costa nada brava, de alma gitana y corazón de Colón... mucho gusto: Leonardo Ampuero, creativo publicitario, fotógrafo, ecuatoriano, seré quien una vez al mes los lleve por algún rinconcito del mundo a vivir y revivir mis andanzas.

Dejamos atrás Montpellier, Francia, ciudad estudiantil que alberga las mejores universidades de este país, para empezar el viaje por tierras catalanas, llegando a Cerbére, pueblo turístico de no más de 2.000 habitantes, en plena frontera franco-española, iluminado en su plaza central por los colores intensos de sus casas; son quienes nos despiden del territorio francés.

Separado por una colina a tan solo cinco minutos en carro o dos horas a pie llegamos a Portbou, para seguir camino a lo que será la primera parada: Portlligat, hogar del maestro Dalí y punto convertido en museo al más estilo único surrealista, conservando lo que el Gran Pintor con tanto gusto y detalle diseñó y decoró, dándonos bocados de su tendencia narcisista y megalómana.

A tan solo 20 minutos de Portlligat se encuentra un pedacito de un verdadero paraíso: Cadaqués, ciudad bohemia por esencia, de cielo azul polarizado y aguas cristalinas; acogió la morada del probablemente artista más influyente del siglo XX, Marcel Duchamp, enamorando también a Picasso, Miró, D’Ors y Boitel.

Siguiendo ruta por el Cabo de Creus pasamos por pueblitos como Roses, Castelló d’ Empúries, Sant Pere Pescador, Flaça, Torroella de Montgrí, para llegar a Pals, un territorio medieval, con torres románicas, calles empedradas, arcos de medio punto, balcones de piedra y murallas a sus alrededores; acogedor sitio para tomarse un café, recargar energías y continuar camino en nuestra ruta catalana.

Camioneros con carga de pescado, exmotociclista, psicóloga, inversionista con carro último modelo de alguna marca muy reconocida, son los que hasta ahora y por todo nuestro recorrido fueron los “auspiciantes” oficiales de esta aventura, dejándonos saber que viajes con ese espíritu de años setenta todavía son posibles en nuestros difíciles tiempos.

Llegamos a Palamós, cuarto puerto comercial de Cataluña, distante de las otras paradas, es centro de entretenimiento, lleno de edificios de veraniego y vida nocturna.

Caminata obligada de su ruidoso centro a la autopista, es excusa para emprender camino y avanzar a Tossa de Mar, un destino paradisiaco, que conjuga  un poco la Riviera francesa vecina con un toque místico de aire medieval.

Son ya casi las cinco de la mañana y el fin de nuestro recorrido por tierras españolas se avecina, más autostops, más relatos de gente que se identifica contigo y que en la pequeña ayuda que te prestan se visualizan con el ser trotamundos, amigos que viajan conmigo hasta el fin de mis días.

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