Explorador residente: Recorriendo el mundo

Por Paula Tagle
16 de Marzo de 2014

Wade Davis es un etnobotánico y antropólogo canadiense.“Wade Davis es un hombre que desprecia prejuicios, un investigador con algo de poeta, un apasionado de la vida en todas sus formas y del ser humano en cada una de sus manifestaciones culturales”.

Han transcurrido varios meses de mi viaje a bordo del National Geographic Explorer y las charlas y presencia de Wade Davis retumban aún en mis pensamientos. Me enamoré perdidamente de sus palabras, de su ejemplo de vida.

Wade Davis, quien de lejos pareciera un jovencito mochilero de mechones desordenados, es un etnobotánico y antropólogo canadiense de renombre de al menos medio siglo de existencia, con once libros y varios documentales a su haber; es además “explorador residente de National Geographic”, un título que apenas ocho personas ostentan en el mundo.

Recorrí la costa este de América del Sur con Davis como conferencista principal y fue un privilegio. En cada una de sus charlas nos transportaba no solo a lo que es hoy el corazón de América Latina, sino a su pasado africano, que palpamos vivo en las tradiciones de Salvador de Bahía, de Trinidad y Tobago. Él ha viajado a los lugares más remotos de mi propio continente, ha convivido con etnias de las que escucho hablar por primera vez. Ha probado ayawasca con los shuar, masticado coca en las comunidades de la sierra de Santa Marta. No en vano estuvo varios años en la Amazonía y los Andes, conviviendo con 15 diferentes grupos indígenas y realizando una colección de aproximadamente 6.000 especímenes botánicos. Sobre todo, su interés está centrado en los usos tradicionales y creencias asociadas a las plantas psicotrópicas.

En Haití investigó la existencia de los zombis, de las sustancias que pueden llevar a ese estado de “muerto viviente”, lo que se lee en su libro La serpiente y el arcoíris, que luego inspiraría el guion de una película de Hollywood. Wade ha recorrido múltiples países de África y conoce a sus dioses bantú, y los relaciona a los dioses del candomblé, de la Ubanda.

Es un hombre que venera a su maestro y mentor, el famoso profesor Evans Schultes, a quien dedicara su libro Un río. Sus conferencias duran una hora y más; ininterrumpidamente, sin respirar, en cada frase me trasladaba a un mundo, que es el origen de mi propio mundo, porque América es Europa (60 millones de europeos emigraron a este continente desde su conquista), es África (11 millones de esclavos africanos fueron importados) y es América misma, de cantos y leyendas y gente precolombina. Si bien recorrimos la costa atlántica, con mayor influencia de otros países colonialistas, como Inglaterra, Holanda, Portugal, esta es también mi historia. Una dulce nostalgia de lo que somos, fuimos y pudimos ser me invade. Saudade, dirían los compatriotas de Brasil, porque con esta travesía y Wade me siento, más que nunca, de nacionalidad latinoamericana.

Wade se refiere a los clichés, ideas preconcebidas que tenemos de la gente de la Amazonía, por ejemplo. Describe cómo los huaoranis, contrario a lo que se generaliza sobre las culturas del bosque húmedo, hace medio siglo apenas conocían unas cuantas plantas medicinales. Esto, porque eran gente muy saludable, con cura para las seis únicas enfermedades que padecían. Fueron contactados por primera vez a fines de los años cincuenta y solo entonces tuvieron que enfrentarse a enfermedades transmitidas sexualmente y tantas otras. En cambio, desde tiempos inmemoriales tenían en su saber y uso múltiples plantas para combatir la picadura de serpientes, causa del 4% de la mortalidad de su población.

Wade Davis es un hombre que desprecia prejuicios, un investigador con algo de poeta, un apasionado de la vida en todas sus formas y del humano en cada una de sus manifestaciones culturales. Un honor haberlo conocido.

nalutagle@yahoo.com

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