Especie ‘cimiento’: El erizo lapicero

Por Paula Tagle
13 de Marzo de 2016

“Puede tener hasta 20 especies distintas alojadas en sus espinas. La superficie total de espinas de un erizo rivaliza con la cantidad disponible de substrato rocoso”.

Erizo lapicero, especie ‘cimiento’ de las Galápagos.

Existe una criatura marina que aparentemente constituye los cimientos de todo un ecosistema. Si esto fuera una adivinanza, pocos acertarían. Les doy una pista: pertenece al grupo de los equinodermos, es decir, al de invertebrados de pieles espinosas. Posee simetría radial, con un cuerpo en cinco partes, lo que le permite comprometerse con su medio en cualquier dirección. Se trata del erizo lapicero, una de las aproximadamente 37 especies de erizos descritas en Galápagos y de las 900 del mundo.

Habita las zonas de entre marea hasta normalmente 20 metros de profundidad, pero hay reportes en otros lugares, como el mar de Cortez, hasta a 150 metros.

El erizo lapicero tiene espinas que varían en tamaño y forma, esto lo convierte en especie “cimiento”, ya que en ellas acoge a esponjas, briozoos, corales, moluscos, gusanos y crustáceos.

Un ecosistema consta de un sinnúmero de organismos interdependientes que comparten un hábitat. Las interacciones son complejas, y para facilitar su entendimiento y las relaciones de unas especies respecto de otras, se ha desarrollado cierta terminología que identifica el rol del organismo dentro de un determinado ecosistema.

Así las especies “cimiento” son aquellas que proporcionan refugio a otras, como el pasto marino, que en muchas zonas costeras del mundo es hábitat propicio y necesario para sostener peces en su estado juvenil, o los arrecifes de coral, que igualmente brindan albergue a peces e invertebrados. Pero en Galápagos no abunda ni lo uno ni lo otro. Existen corales, pero no en cantidades suficientes como para formar arrecifes. Entonces, en las zonas de entre marea y hasta varios metros bajo el nivel del mar, el erizo lapicero cumple este mismo rol, creando el hábitat para otras especies marinas.

Los “cimiento” ayudan a estructurar una comunidad. Su actividad tiene un efecto desproporcionado sobre el resto de los miembros de la misma, y a través de ella se puede entender y estudiar el impacto sobre la comunidad como un todo, ante cualquier disturbio.

Una investigación de Andrew Altieri y Jon Witman en Galápagos prueba que un erizo lapicero puede tener hasta 20 especies alojadas en sus espinas. La superficie total de espinas de un erizo rivaliza con la cantidad disponible de substrato rocoso.

Pero a diferencia de otras especies “cimiento”, el erizo lapicero tiene la ventaja de la movilidad, es decir, posee el potencial de redistribuir la epifauna asociada. Altieri y Witman constatan que un erizo se mueve promedio de 644 cm en cuatro días, que podría cubrir tanto vertical como horizontalmente.

En un documento publicado en 2014, este par de científicos recuerda que en conservación es necesario identificar las especies que tienen mayor influencia en un hábitat, para poder predecir la estabilidad de los ecosistemas y priorizar esfuerzos de conservación. Ellos prueban, a través de varios experimentos y observaciones, que el erizo lapicero, en efecto, provee substrato a varias especies del archipiélago encantado (90% de sus espinas están cubiertas de otras criaturas) a quienes les sirve, además, de refugio de depredadores.

En este año Niño el erizo lapicero podría sufrir alteraciones en su población por los cambios de temperatura y salinidad del agua, lo que repercutiría seguramente en muchas otras especies marinas. No cabe duda de que investigaciones como esta, de una especie aparentemente insignificante, proporcionan información sobre todo un hábitat y son indispensables en la elección de planes de manejo. (O)

nalutagle@yahoo.com

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