En el islote Guy Fawkes: Pingüino solitario

Por Paula Tagle
11 de Octubre de 2015

“Se estima que lo que queda del 2015 y 2016 serán años duros para los pingüinos de Galápagos, y que seguramente observaremos comportamientos y distribución inusuales”.

En Guy Fawkes, un pequeño islote al norte de la isla Santa Cruz, encontramos al solitario pingüino de siempre. Lo hemos visto por dos años consecutivos, desde que tenía plumaje juvenil; hoy es un adulto, muy bien alimentado. Se desplaza ágilmente alrededor de huéspedes y lobos, aparentemente su única compañía en estos largos meses sin individuos de su propia especie. Gracias a la falta de competencia con los suyos, el pingüino tiene la totalidad de los pececitos del lugar para sí, y por tanto ha crecido muy saludable.

Es bastante inusual toparse con tal criatura en esta parte de Galápagos. Las poblaciones de pingüinos se localizan en zonas de afloramientos de aguas frías y ricas en nutrientes, por lo que la mayoría vive en el oeste de Isabela y en la isla Fernandina, con pequeñas poblaciones en Bartolomé, Sombrero Chino y Floreana.

Se estima que lo que queda del 2015 y el 2016 serán duros para los pingüinos de Galápagos, y que seguramente observaremos comportamientos y distribución inusuales.

De las diecisiete especies de pingüinos del mundo, el de Galápagos es el más particular. Es la única especie que vive alrededor del Ecuador, cuando las demás ocupan altas latitudes del hemisferio sur. Pero la vulnerabilidad del pingüino radica en que es una criatura bastante costera que habita áreas de tamaño restringido. Un cambio de pocos grados afectaría radicalmente su equilibrio. En el último evento, El Niño de 1997-1998, las altas temperaturas del océano hicieron que los peces migraran a lo profundo o se dispersaran lejos de la costa, dejando a los pingüinos sin alimento y sin lugares a donde ir. Esto produjo una mortalidad del 77% en toda la población de Galápagos.

A partir de entonces los pingüinos se han recuperado en número y condiciones, hasta que en el censo de 2009 se llega a un estimado de 1.042 pingüinos para todo el archipiélago. Hoy se cree que máximo suman 1.400 individuos, por tanto se consideran en alto peligro de extinción.

Además de los cambios climáticos (en cierta manera son “naturales”), los pingüinos enfrentan riesgos de mortalidad por causa de depredadores introducidos como perros, gatos o ratas, y, algo que es más difícil de determinar, la posibilidad de contraer enfermedades transmitidas por parásitos llegados a las islas por el incremento en actividad humana.

En las inmediaciones de Puerto Villamil, en la isla Isabela, se encuentra una de las mayores concentraciones de pingüinos. A lo largo de rocas y piedras de esta gran bahía próxima al pueblo se han contado hasta dos centenares, es decir, casi el 15% de la población total del archipiélago. Esto es bastante significativo y además delicado, por el peligro que conlleva el intenso tráfico de lanchas, posibilidad de riego de combustible, contacto con animales introducidos y plagas.

Los pingüinos son criaturas carismáticas, que se ganan la simpatía de todos. Una de las primeras cosas por las que los visitantes preguntan es justamente si van a encontrar pingüinos durante su viaje. Y ojalá así sea por muchos, muchos años; y si se extinguen un día, que no se deba directamente a la influencia humana. (O)

nalutagle@yahoo.com

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