Aniversarios: Fundación y Estación en Galápagos
“Independientemente de los hombres o mujeres a cargo de su administración, la Fundación ha permanecido fiel a su misión: proveer conocimiento y apoyo por medio de la investigación científica”.
La ciencia es como la música universal, dijo Arturo Izurieta, director ejecutivo de la Estación Charles Darwin (ECD), el 11 de agosto de este año durante la ceremonia en que se suscribió un acuerdo de cooperación entre el Gobierno ecuatoriano y la Fundación Charles Darwin (FCD).
Frase muy acertada. No importa el idioma, ni la filiación política, para hacer ciencia, así como para la música, se siguen reglas universales que nos permiten entender el funcionamiento de un sistema determinado. Ciencia es la metodología que nos acerca al conocimiento, sin adjetivos positivos o peyorativos, la ciencia simplemente es, en una única y universal manera.
La FCD marcó el comienzo del entendimiento de Galápagos como un conjunto, de forma sistemática. Porque si bien las islas fueron visitadas por múltiples expediciones a lo largo del último siglo, es solo a partir de la creación de la Fundación en 1959, y más concretamente a partir de la inauguración de su estación científica en 1964, que se organizan el cúmulo de trabajos e investigaciones sobre los ecosistemas del archipiélago. Y no solo que se ordena y custodia información, pero se busca saber, se divulga, y se aplica.
Independientemente de los hombres o mujeres a cargo de su administración, la fundación ha permanecido fiel a su misión: proveer conocimiento y apoyo por medio de la investigación científica para asegurar la conservación del ambiente y la biodiversidad de Galápagos.
Soy testigo de su inmensurable legado. He aprendido en su vasta biblioteca, y de su impresionante colección de insectos (existen cuatro colecciones de historia natural en la Estación Darwin); he ingresado al portal de datos (datazone.darwinfoudation.org) donde los resultados de cada investigación están disponibles, de manera gratuita; he visto a las pequeñas tortuguitas que van repoblando las islas, fruto del exitoso programa para la crianza en cautiverio de galápagos.
Se demarcan tiburones para entender sus patrones migratorios y establecer zonas de protección dentro de la reserva marina, estimar su valor socioeconómico así como ecológico; se reforestan zonas afectadas por especies introducidas; se monitorean aves; se exploran las profundidades de la reserva marina, donde en los últimos años se han reconocido quinientas especies, la mayoría nunca antes descritas.
He visto ciencia al servicio de Galápagos, para entenderlo y conservarlo. Sobre todo, ciencia para el beneficio de la población, aplicada por ejemplo, en la erradicación de plagas que afectan cultivos agrícolas, o en el estudio de especies marinas para explotación de recursos de manera sustentable. Todos los proyectos de investigación incorporan actividades de educación para los galapagueños. Decenas de servidores públicos y privados de las Encantadas complementaron su formación con el apoyo de la Fundación Darwin, entre ellos su mismo director ejecutivo, Arturo Izurieta.
Hoy existen varias organizaciones no gubernamentales, entidades estatales, universidades publicas y privadas que también investigan. Esto siempre bajo la regulación de la institución gubernamental encargada: la dirección del PNG, entidad responsable de la administración y manejo de las áreas protegidas del archipiélago.
Pero la FCD marcó la pauta. Por ello le estoy eternamente agradecida y me llena de orgullo que el Gobierno ecuatoriano reconozca su aporte y renueve esta relación de más de cinco décadas por un nuevo periodo de 25 años. (O)