‘Me despojé del odio y me llené de amor’

05 de Febrero de 2012

Cada vez que me acuerdo de mi pasado me pongo un poquito triste. De niña fui maltratada por mi madrastra. Cuando  tenía 7 años, me tenía cocinando, lavando mi ropa y barriendo la casa.

Digo maltrato porque me hablaba de mala gana y yo siempre pensaba  solo en que si mi mamá no se hubiera muerto yo sería la niña más feliz del mundo. Quería que apareciera y me abrazara, y cada vez que cerraba los ojos en la noche le pedía a Dios que me la devolviera. Pasaron los años y crecí con mucho resentimiento hacia mi padre. Nunca me expliqué por qué permitía que mi madrastra me tratara como un animalito al que solo debía obedecer.

Ella nunca me dio cariño, jamás hizo que me sintiera feliz, al contrario, hizo que creciera odiándola y rogando que se alejara de mi padre. Cuando cumplí 15 años mi papá quiso hacerme una fiesta, pero ella lo impidió. Le dijo que para qué iba a gastar dinero. Al principio yo estaba muy ilusionada, pero después ella echó a  la basura mis sueños. Otra vez sentí una terrible decepción hacia mi padre y hacia ella.

Cuando  cumplí 18 años me prometí que dejaría de sufrir y empecé, al menos,  a ver lo bueno que había recibido en mi hogar. Si bien mi madrastra no me dio cariño, al menos  aprendí por ella a hacer los quehaceres del hogar y soy una excelente cocinera. Incluso quise liberarme del odio que sentía y acudí donde una psicóloga de El Especialista, quien me enseñó a perdonarme a mí misma y a los demás. Me despojé del odio y me llené de amor. Ahora tengo 24 años y me convertí en mamá.
Victoria,
Guayaquil

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