‘Aprendí a escuchar a quienes me quieren’

06 de Noviembre de 2011

Mi hermano mayor era un latoso. Cada vez que me veía salir me comenzaba a fastidiar, me decía que no debía andar tanto en la calle porque era muy peligroso y que ya estaba cansado de aconsejarme y que si me pasaba algo malo sería únicamente mi problema. Él tiene 26 años y yo 22. No somos unos niñitos. Siempre le decía que yo era bastante grandecita para cuidarme y que debía comprender que no me gustaba permanecer solo en la casa sin poder divertirme. El problema es que nuestros padres viven en otra provincia y por razones de estudio tuvimos que venir a Guayaquil. Mis papás se estresaban mucho cada vez que mi hermano los llamaba para comunicar sobre mi actitud. Sin embargo, mi mamá me pedía que por favor le hiciera caso a mi hermano, por la tranquilidad de la familia. Así que un día me llevé un gran susto, casi fui asaltada por un delincuente. Mi corazón quedó sobresaltado y no podía dormir tranquila por pensar en lo que me hubiera pasado. Claro está que no le conté a mi familia lo ocurrido, peor a mi querido hermano, pero sí necesité hacerme un lavado mental. Aprendí que debo escuchar a quienes me quieren y aconsejan por mi bien. Como quedé tan nerviosa, tuve que pagarme unas citas con una psicóloga que responde cartas en el Especialista. Ella me está ayudando a salir adelante por el susto y de paso me ha hecho comprender que debo preocuparme más por mis estudios universitarios antes que andar de rumba en rumba. Ahora mi hermano cree que le hice caso y anda contento.
Jenni,
Guayaquil

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