Para prevenir el cáncer

28 de Septiembre de 2014
Sheyla Mosquera

Con una buena alimentación y un estilo de vida saludable se puede disminuir el riesgo de una enfermedad maligna.

Cuando se tiene un familiar con cáncer siempre surge preocupación de cómo hacer para disminuir el riesgo en nosotros. Una forma sencilla es llevando una buena alimentación junto con un plan diario de ejercicios y reducción de peso.

Según la doctora Dolores Rodríguez Veintimilla, experta en nutrición, sí es posible prevenir esta enfermedad, porque actualmente se acepta que un tercio de cánceres humanos podía relacionarse directamente con algún componente dietético como postulaban los investigadores Doll y Peto (1981).

El cáncer, agrega, es una alteración patológica de las que se pueden considerar mixtas, es decir, producidas por agentes externos ambientales, pero con un componente genético de base. Existen tres tipos de agentes carcinogénicos: químicos (entre los que se encuentran algunos componentes de los alimentos), físicos, radiaciones diversas y biológicos (algunos virus). De tal manera que una buena alimentación ayuda a la prevención no solo de esta enfermedad maligna, sino de todos los males crónicos no transmisibles como diabetes, hipertensión arterial, dislipidemia.

La doctora Mariuxi Egas Miraglia, experta nutrióloga, menciona que para reducir el riesgo de cáncer no solo es necesaria una alimentación balanceada, sino llevar un estilo de vida saludable que incluya actividad física, esparcimiento y tiempos para el reposo y descanso. “De repente, alguien puede estar comiendo bien y estar inmunizado, pero si permanece en un ambiente tóxico, igual se va a enfermar”, asegura.

El riesgo de enfermarse también está relacionado con la composición de los alimentos. Por ejemplo, cuando estos dejan de ser naturales por ser extremadamente procesados, ya que les agregan sustancias para el proceso de refinado o de conservación que permita una mayor duración. Esto se potencia cuando tienen bajo valor nutricional o alta densidad energética, porque los aportes nutricionales van a ser extraordinariamente pobres.

Esta exposición a entornos con estrés oxidativo altamente ionizantes, explica, va a hacer que cada célula del organismo trate de defenderse mediante la generación de actividad antioxidante, pero en algún momento deja de ser suficiente para defenderse de estos (radicales libres: peróxidos y superóxidos), lo que hace que alguna célula enloquezca, mute y luego aparezcan las lesiones cancerosas.

 

RECOMENDACIONES

El paciente que padece cáncer, dependiendo del órgano afectado y de la ubicación de la lesión, dice la médica nutricionista Mariuxi Egas, va a recibir diferentes recomendaciones en su alimentación. Por ejemplo, debe consumir alimentos frescos, los menos procesados y expuestos a sustancias químicas posibles.

Además, menciona la médica nutricionista Dolores Rodríguez, debe ser variada y distribuida en cinco comidas diarias: desayuno, media mañana, almuerzo, media tarde y merienda; deben predominar las carnes blancas, con hortalizas, y frutas, sin frituras ni azúcares refinados.

Además debe consumir alimentos de acuerdo con su requerimiento calórico diario. Obviamente, agrega, si tiene desnutrición hay que enriquecer la dieta para que gane peso, porque un paciente desnutrido tiene tendencia a disminuir su sistema inmunológico (defensas).

¿Pero qué no debe comer? Lo mismo que deben evitar todas las personas: frituras, embutidos, alimentos salados, exceso de azúcares refinados y harinas.

Receta mágica

Según la médica nutrióloga Margarita Salcedo, no existe una receta mágica que asegure que no padeceremos de cáncer, pero sí muchos alimentos que actúan como antioxidantes y neutralizan las células dañinas, por ejemplo, el betacaroteno, vitaminas A, C, E, selenio y otros minerales que están presentes de manera natural en los alimentos.

Por ello se recomienda consumir frutas como moras, fresas, frambuesas, uvas, cerezas y piña; y hortalizas como tomate, ajo, perejil, zanahoria, berenjenas e incluso brócoli. “Estudios han revelado que el sulforafano, un compuesto de azufre, presente en el brócoli, ha demostrado matar las células madre de cáncer, por lo tanto disminuye el crecimiento tumoral”.

Asimismo, un estudio publicado en el 2008 en la revista científica Plos One encontró que tan solo cuatro porciones de brócoli a la semana podrían proteger a los hombres del cáncer de próstata. Una porción equivale a dos racimos, así que serían diez racimos de brócoli a la semana. En este análisis, los investigadores recolectaron muestras de tejido durante el transcurso del estudio y hallaron que los hombres que comieron brócoli mostraron cientos de cambios benéficos en genes que son conocidos por jugar un papel importante en la lucha contra el cáncer.

También, menciona Salcedo, se sugiere consumir té verde, por su contenido rico en polifenoles, y cereales integrales, porque al acelerar el tránsito intestinal arrastran sustancias cancerígenas. Asimismo, se deben tener en cuenta las siguientes sugerencias:

Alimentos naturales: El 50% de los alimentos que las personas consuman, dice Egas, deben ser naturales con poco procesamiento, con menor exposición a químicos y a sustancias radiactivas para su conservación. Esto ayuda a reducir parcialmente el riesgo.

Evitar alimentos y bebidas altamente calóricas: Estos alimentos, generalmente muy agradables al paladar, pueden tener una alta concentración de calorías por las grasas o los azúcares, pero a la vez carecer de todos los otros nutrientes, como las proteínas, vitaminas y minerales. Por eso, los alimentos con mayor valor nutricional son aquellos que poseen muchos nutrientes en su composición. Por ejemplo, el fréjol, que tiene carbohidratos, fibra, proteínas, vitaminas y minerales.

Bajos en grasa: Según Rodríguez, la grasa de dieta en conjunto y la saturada, en particular, parecen estar implicadas en la etiología de cánceres como en el de mama, endometrio, próstata, colon y recto. Aunque no hay estudios concluyentes al respecto, no obstante, se conoce que el exceso de peso contribuye a la formación de un estado inflamatorio que puede llegar a actuar como un detonante del cáncer.

También tiene que ser baja en grasas saturadas, dice Egas, porque actualmente las preparaciones están elaboradas con altas concentraciones de estas, porque les da sabor agradable a las comidas y el consumidor siente más atracción. Es importante saber que los aceites vegetales entre menos procesados sean más saludables van a ser. Entre ellos están los de girasol, oliva, canola.

Granos: Para prevenir el cáncer, dice Egas, se deben elegir los granos enteros (integrales), en lugar de productos de granos refinados. Por ejemplo, lenteja, fréjol, chocho, habas, garbanzos, avena, soya. Son altamente nutritivos porque tienen carbohidratos, proteínas, vitaminas, minerales, fibra.

Carnes rojas: Tienen sus bondades como también pueden ser perjudiciales. La de res, por ejemplo, posee altas concentraciones de hierro y de vitaminas del complejo B que van a aportar a la alimentación y lo que es positivo al permitirnos la formación de glóbulos rojos. El consumo de este alimento en grandes cantidades puede generar un incremento en las concentraciones de ácido úrico en las personas sensibles. En tanto que las concentraciones moderadas o pequeñas no causan ningún problema. Una vez a la semana o dos para aquellos que no tienen inconvenientes.

Embutidos: Son preferidos, pero hay que limitar el consumo, dice Egas, porque tienen grasas y son elaborados con alta concentración de sal y nitritos (residuos químicos utilizados como antisépticos para los alimentos procesados). Además, si son ahumados tienen cargas químicas mayores. Incluso no deberían ser considerados como intercambio frecuente de las carnes.

Ejercicios y alcohol: Según Salcedo, para reducir el riesgo de cáncer hay que mantener un peso saludable a lo largo de toda la vida y en caso de tener sobrepeso u obesidad, se deben bajar unas libras. Se sugiere realizar actividad física moderada 30 minutos al día por cinco días a la semana, equilibrar la ingesta calórica con actividad física, limitar el consumo de bebidas alcohólicas y evitar el tabaco.

Fibra

Estudios recientes sugieren que la fibra en los alimentos está relacionada con un menor riesgo para ciertos tipos de cáncer, especialmente el colorrectal. Pero no hay certeza si esta o algún otro componente en los alimentos con un alto contenido de fibra sea responsable de esta asociación, según la Sociedad Americana Contra el Cáncer.

Omega-3

Investigaciones en animales han observado que puede ser que estos ácidos grasos impidan que el cáncer se desarrolle o que frene su crecimiento, pero no ha quedado claro si pueden afectar el riesgo de cáncer en los humanos. El pescado es una fuente rica en ácidos grasos omega-3.

Betacaroteno

Dos estudios dicen que administrado en altas dosis de complementos para tratar de prevenir el cáncer de pulmón y otros tipos de cáncer entre los fumadores, aumentaron el riesgo de cáncer de pulmón; y un tercer estudio no encontró beneficio ni daño como consecuencia del uso.

Alimentos saludables

La Sociedad Americana Contra el Cáncer sugiere aumentar el acceso a alimentos saludables y asequibles en la comunidad, los lugares de trabajo y escuelas, así como reducir el acceso y mercadeo de los alimentos y bebidas de bajo contenido nutricional, especialmente para la juventud.

 

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