¿Muchas reglas, pocos kilos?

30 de Octubre de 2016
DPA

Los principios de la dieta disociada tienen resultados si se siguen al pie de la letra, pero ¿vale la pena seguirla?

La dieta disociada significa separar los alimentos.

La dieta disociada tiene que ver con lo que indica su nombre: separar los alimentos. Fue desarrollada por el científico estadounidense William Howard Hay, que dividió los alimentos en basados en proteínas, basados en hidratos de carbono y en neutrales. El primer mandamiento es separar sobre todo los hidratos de carbono de las proteínas durante las comidas.

El plan de comidas indica hidratos de carbono por la mañana y por la noche y proteínas al mediodía. Hay eliminó por completo de su plan alimentos como legumbres, que contienen muchas proteínas e hidratos de carbono. Entre los alimentos neutrales se encuentran alimentos muy grasos y las frutas y verduras con alto contenido de agua, que pueden ser combinados con proteínas o hidratos de carbono.

Hay justificó esta división aduciendo que el cuerpo humano no puede digerir bien proteínas e hidratos de carbono juntos y que la combinación generaba ácidos dañinos que activan procesos de fermentación en el intestino.

La disociación “desenvenena” el cuerpo y lo “desacidifica”, lo cual tiene un efecto sanador. Sin embargo, muchos médicos advierten que no es cierto que mezclar los alimentos provoque enfermedades en el metabolismo. Lo que fomenta patologías como la diabetes, el infarto de corazón, las apoplejías o el cáncer es el sobrepeso. Y en esos casos da igual si se consumieron todos los alimentos juntos o por separado.

Otros médicos creen que el cuerpo sabe regular por sí mismo las alteraciones y mantener estable el pH de los tejidos y la sangre. Y afirman que la idea de que los hidratos de carbono y las proteínas tienen un efecto negativo en el tracto digestivo fue rechazada con pruebas científicas desde hace tiempo.

Eso no quita que muchas personas logren bajar de peso con la dieta disociada. Para muchos especialistas, esto se debe a que la dieta obliga a una mayor consciencia a la hora de comer y a que elimina del plan de comidas los alimentos chatarra. Como la base de la dieta son las verduras y algunas proteínas, esto permite bajar de peso.

Sin embargo, no conviene llevar adelante esta dieta durante un periodo demasiado prolongado. Sobre todo porque muchos alimentos cuentan con hidratos y proteínas en partes iguales y es muy difícil separarlos en la vida cotidiana. La ingesta reducida de proteínas puede provocar un déficit de calcio, determinadas vitaminas B y aminoácidos.

Otros especialistas ven de forma crítica que la dieta disociada indique qué comer y qué no, pero no establezca límites para las cantidades, ya que consideran que cualquier dieta para bajar de peso depende de la relación entre las calorías que se ingieren y las que se consumen.

Para muchas personas desordenadas al comer, una dieta estricta puede servirles de guía. Sin embargo, siempre es mejor aprender a comer. Quien se alimenta de forma consciente, midiendo calorías y grasas, come pocas carnes rojas y más verduras y frutas, generará un impacto positivo en su salud sin tener que seguir una dieta al pie de la letra.

Ventajas

Fácil: Es una dieta muy fácil de seguir, solo hay que recordar que alimentos son proteínas o hidratos de carbono.

Sencilla: No hay que contar las calorías ni pesar los alimentos por lo que es ideal para las personas muy ansiosas o que no toleran las restricciones.

Variada: Permite comer de todo, con lo cual no obliga a hacer un cambio drástico en la alimentación ni tener que comprar alimentos caros o difíciles de encontrar.

Digestiva: La gente mejora muchísimo su digestión ya que la mezcla, por ejemplo, de carne con papas hace la digestión más lenta, con fermentaciones que favorecerán la hinchazón abdominal y el aumento de peso.

Inconvenientes

El uso continuado de una dieta de muy bajo valor calórico, como esta, puede conllevar alteraciones gastrointestinales, malestar general, mareos, intolerancia al frío, sequedad de la piel, pérdida de cabellos, contracturas musculares, insomnio, ansiedad, estreñimiento, irritabilidad e incluso depresión.

Además, al perder peso tan rápidamente se puede producir el llamado ‘efecto rebote’, ya que esa reducción no se produce a partir de la grasa almacenada, sino a causa de la pérdida de masa muscular y líquidos.

Como siempre ocurre con todas las dietas, lo más importante es que antes de hacerla se consulte con un especialista. (I)

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