Inseguridad emocional

01 de Diciembre de 2013

El individuo debe reconocer que es inseguro, para conversar al respecto con alguien que sepa escuchar.

Muchas veces los seres humanos no saben si tomar o no una decisión importante y les surgen muchas dudas al respecto. Esto le sucedió a Patricia, de 33 años, cuando tenía 28. Ella siempre pensaba en lo mismo: no sabía si seguir trabajando en el mismo lugar o si estudiar otra carrera que la hiciera feliz.

“En esa época me sentía muy aburrida de hacer lo mismo siempre, pensaba que mi trabajo no era tan importante e incluso me comparaba con mis compañeros que tenían mi edad y que lograban éxito a nivel profesional. Esa situación me mantenía como detenida en el tiempo, sin saber qué rumbo tomar”.

Pero, agrega, su vida cambió cuando su novio empezó a escuchar su padecimiento. Él siempre le sugería que pensara en hacer algo nuevo y que el cambio solo dependía de ella. Luego estuvo en una charla de motivación y se dio cuenta de que se aferraba a tantas cosas y que le preocupaba mucho lo que la gente pensara de ella, pero después decidió cambiar.

“Han pasado cinco años y ahora me siento segura de mí misma, a pesar de que en el trabajo hay cierta inseguridad laboral; ya no me interesa si me despiden porque sé perfectamente quién soy y qué haré en mi vida”, asegura Patricia.

Para el psicoanalista Juan de Althaus, una persona es insegura emocionalmente cuando cuestiona sus sentimientos, lo que siente, lo que ve, lo que escucha, lo que imagina, e incluso cuando está angustiada y no sabe por qué.

En realidad, agrega, la inseguridad es un tema muy personal. “La característica de las emociones son volátiles y cambian constantemente. Hay infinidad de causas para que alguien, en cualquier parte, se sienta inseguro emocionalmente. Entonces habría que preguntarle a cada uno ¿por qué se siente así”.

Lo recomendable, dice, es que la persona insegura comience a hablar sobre sus emociones a alguien que sepa escuchar, ya que las palabras permiten poner cierto marco a las emociones y manejarlas mejor”.

¿Pero cómo saber si se es inseguro? La psicóloga clínica Andrea Villacrés Palacios, directora del Centro de Psicoterapia Bienestar, explica que lo sabemos cuando el individuo aplaza cada situación que debe decidir; si tiene dificultad o vacila para resolver problemas; si siente pánico a las consecuencias de una decisión y prefiere no arriesgarse; si le falta confianza en sí mismo o si tiene complejo de inferioridad.

Otras características, agrega, son si necesita ser aprobado y aceptado por las personas que la rodean; si mantiene lazos afectivos basados en dependencias; si siente timidez ante las relaciones interpersonales o espera comentarios de terceras personas para trazarse objetivos, entre otros.

La sensación de inseguridad se da, explica, en mayor o menor grado ante situaciones normales, determinadas o nuevas; pero esto no indica que una persona sea insegura en su totalidad.

“La inseguridad como estado psíquico siempre provoca un grado alto de ansiedad y temor. Es parte de la personalidad y afecta en todos los contextos y áreas del individuo”.

Menciona que las personas muestran inseguridad constante cuando han vivido diferentes conflictos causándoles traumas profundos, también vivencias y experiencias familiares extremas, como sobreprotección o despreocupación por parte de sus padres o cuidadores.

“El grupo primario, compuesto por la familia de crianza, es el determinante para la construcción de la personalidad de cada ser humano. Por lo tanto, si este infunde desvalorización, desconfianza, temores, angustia, palabras poco adecuadas y baja la autoestima, la persona afectada siempre tendrá dudas en la toma de decisiones, ansiedad y vacilará ante cada situación que le toque vivir”.

Emociones dispersas

De Althaus explica que la peor etapa en la que puede originarse la inseguridad emocional es en la infancia, ya que las emociones están más dispersas y poco definidas. Incluso en la llamada “crisis de la adolescencia”, los sentimientos que se pensaban seguros comienzan a tambalear. Hay desorientación y el joven busca un camino propio para estabilizarlas de alguna manera.

Villacrés agrega que un niño o un adolescente afectados por la inseguridad tienen una personalidad con baja autoestima, son manejados por el retraimiento y la pasividad. Además, prefieren aislarse, no interactuar con personas de su edad, no participar en actividades escolares y sociales.

Incluso, dice, presenta fases de melancolía y agresividad, y siempre desea estar acompañado, sobre todo de sus padres. Además, de no tener la capacidad de tomar decisiones, están acostumbrados a que sus progenitores lo hagan.

Y en cuanto a los adultos, agrega, los comportamientos son similares, con la diferencia de que ellos buscan la dependencia afectiva con cualquier persona; incapacidad ante decisiones; estados depresivos; irritabilidad; pesimismo ante toda vivencia o experiencia.

También puede suceder que alguien que era seguro se vuelva inseguro. Esto, dice De Althaus, se trata de un acontecimiento traumático, pero la afectación depende de cada caso. “El trauma significa que el sujeto no encuentra una respuesta a lo que le ha sucedido. Por eso es mejor que hable sobre ello, así lo relacionará con el origen. Incluso se “actualiza” el trauma de la infancia con un acontecimiento sorpresivo y chocante en el presente”.

Por último, dice Villacrés, la inseguridad emocional lleva a la persona a perder oportunidades y la autonomía de su vida; provoca el alejamiento para relacionarse con diversas personas y en las diferentes áreas. Además, origina trastornos alimenticios y del sueño, como dificultades de aprendizaje y problemas laborales. (S.M.de.C)

 

Terapia individual

Si alguien es inseguro y desea no serlo más, la psicóloga clínica Andrea Villacrés sugiere trabajar dentro de la terapia individual dos factores esenciales de la personalidad, que son la autoestima y pensamientos asertivos, ya que existen ciertos paradigmas poco ajustados a la realidad que provocan en cada persona una mirada de su vida poco objetiva y distorsionada.

Por lo tanto, agrega, es necesario reestructurar los pensamientos negativos que desencadenan conductas inadecuadas, además se debe mejorar la capacidad para solucionar problemas y también mejorar y fomentar las habilidades sociales.

 

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