Ellas hacia el cambio

01 de Diciembre de 2013
Sheyla Mosquera de Calderón

Las mujeres deben pensar dónde están sus roles para desarrollarse y poder responder ante una situación de salud y bienestar.

Todas las mujeres formamos parte de una nueva generación en la que tenemos el poder de hacer cambios fundamentales para nosotras mismas, la familia y la comunidad. Tal concepto fue dicho por la doctora Gina Tambini, directora de Familia, Género y Curso de Vida, de la Organización Panamericana de la Salud y de la Organización Mundial de la Salud.

Ella recalcó la necesidad de que las mujeres pensemos en dónde está el rol que cada una tenemos que cumplir para poder responder ante una situación de salud y bienestar. Lo manifestó en el marco del 11º Seminario Latinoamericano de Periodismo en Ciencia y Salud, organizado por el Instituto de las Américas y MSD, en septiembre en Boston, Estados Unidos.

También resaltó las apreciaciones del doctor Julio Frenk Mora, decano de la Escuela de Salud Pública de Harvard y exministro de Salud de México, acerca de los grandes avances que ha tenido la región de las Américas.

“Frenk comentó que nuestros países han logrado reducir la expectativa de vida, que han podido controlar las enfermedades infecciosas, pero que aún somos conocidos en el mundo como la región más inequitativa; y es ahí donde debemos profundizar”.

Las desigualdades, agrega Tambini, ocurren entre los países y dentro de estos las poblaciones más afectadas son las que viven en situaciones de vulnerabilidad, como las indígenas y afrodescendientes. “Aún hay mujeres –como, por ejemplo, las indígenas– que no se han realizado un papanicolaou: el 70% en Ecuador y el 58% en Guatemala”.

Indicó, además, que en términos de acceso a la educación y al mercado laboral en la región ha habido avances, pero que todavía no se manifiesta en los ingresos salariales que las mujeres tienen comparados con los de los hombres; y en este sentido deben existir políticas claras que busquen alcanzar ese nivel de paridad entre ambos.

Vida y muerte

Según Tambini, en los últimos años se ha podido observar que las mujeres viven cinco años más que los hombres, pero eso no significa que estén mejor. “Ellas sufren no solo de enfermedades crónicas que causan discapacidad y disminución en su calidad de vida, sino de depresión mayor”.

También la doctora Cristina Moros, directora médica regional para salud de la mujer para América Latina y Brasil de MSD, mencionó que cada dos minutos están muriendo las mujeres en el mundo por causas relacionadas con el embarazo, parto o el posparto inmediato, pero que son prevenibles, como: la hemorragia posparto, la eclampsia y la hipertensión obstétrica.

“Estas muertes llevan a problemas cotidianos, como el dejar niños sin madres que les avalen en su educación, en la salud, que los protejan y les prevengan. Incluso a nivel macroeconómico, esta aporta un tercio del producto interno bruto a nivel mundial con su trabajo en la casa, en el campo, en el cuidado de los niños, sin recibir salario alguno”.

Por eso, dice Tambini, hay que trabajar no solo con los sectores de la salud, sino con todos, y es necesario el compromiso del Estado, porque la salud y el bienestar es un derecho de cada individuo.

Fertilidad en la región

Tambini también resaltó su profunda preocupación por el incremento de la tasa de fertilidad en América Latina, en las niñas y adolescentes de entre 15 y 19, sobre todo en las más pequeñas, de entre 10 y 14. “Esto pone en peligro los derechos de la salud, la educación y el trabajo, privándolas de oportunidades en el futuro”.

Para la doctora Raffaela Schiavon, directora nacional de IPAS, México, la salud y el desarrollo son eventos que están estrechamente vinculados, sobre todo para la vida de las mujeres. “La tasa de mortalidad materna es de 15 muertes por 100 mil nacidos vivos entre los países con desarrollo humano muy alto y sube a 405 en aquellos con desarrollo bajo”.

También, agrega, todos los métodos anticonceptivos fallan, incluyendo la abstinencia, por lo menos una vez. “Las adolescentes embarazadas en la región dejan la escuela y las políticas de salud pública tienen que hacer lo imposible para que regresen a estudiar. También debemos pensar en hacer prevención para evitar el evento y las consecuencias de este una vez que se dio”.

Por eso es necesario, dice Tambini, que los padres y los profesores toquen temas relacionados con la vida y el desarrollo de los niños y adolescentes, es decir, educación sexual. Además, la ciudadanía debe reconocer que el embarazo adolescente es un problema de salud pública importante.

Otro tema necesario que se tiene que abordar, agrega, es el uso de la vacuna contra el virus del papiloma humano, que produce cáncer cervical. Con ella se pueden evitar muertes relacionadas con esta enfermedad. “A nivel regional, 35 mil mujeres mueren al año, de las cuales el 80% son las más pobres”.

Por último, dice, es una responsabilidad de los países y de los estados tratar de poder incluir dentro de los programas nacionales estas vacunas. “Actualmente, diez países ya las han incorporado, pero es necesario que estas vayan acompañadas de educación por parte del personal de salud y que los precios sean más accesibles”.

 

Embarazos no planificados
Aumentan en poblaciones pobres y por debajo de la línea de pobreza, en las adolescentes, usuarias de drogas, indigentes y las que tienen poco acceso a servicios de salud, según la ginecóloga Carolina Sales Vieira, de la Universidad de Sao Paulo, Brasil.
 

Riesgos en niños y madres
Cuando los embarazos no son planificados aumenta el riesgo en los niños de prematuridad, bajo peso al nacer, mortalidad, abandono; y en las madres aumentan las complicaciones en el embarazo, abandono por la pareja y la familia, según la Dra. Sales.
 

 

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