Cuidado del pie diabético

11 de Septiembre de 2016

El pie diabético es visto como un problema grave de salud pública, desatendido en especial en los adultos mayores; lo pasan por alto pacientes y cuidadores.

El estado de los pies en el paciente diabético es un tema importante, “porque puede alterar la calidad de vida si no se toman las precauciones adecuadas”, expresa la doctora Guadalupe Ruiz, médico clínico que atiende a los habitantes del Hogar Corazón de Jesús. ¿En qué maneras afecta? “De los pies depende la marcha y la independencia. Una lesión en el pie lo puede llevar de ser autónomo a ser dependiente”.

Para Ruiz, la principal causa es la falta de control de la diabetes mellitus. “Los valores de hiperglucemia se mantienen altos porque no se toma la medicina de forma disciplinada o porque la persona ni siquiera sabe que es diabética”.

De hecho, es probable que de haber una lesión, ni siquiera la perciba, por haberse alterado la sensibilidad. “Del total de pacientes, las estadísticas dicen que aproximadamente un 10% de los diabéticos presentan problemas en los pies, producto del ataque a la parte sensitiva de los nervios”.

Aun sin haber diabetes, el pie de la persona experimenta cambios con la edad: “Las uñas se vuelven más quebradizas, y si a esto se le suma diabetes y mala higiene, es campo de crecimiento para hongos”. Más del 80% de los adultos mayores, afirma Ruiz, tiene una patología en los pies, incluso sin diabetes.

¿Qué otros cuidados recomienda? Coméntenos

Cuidados en casa

Una vez que se diagnostica pie diabético, los cuidados corresponden a los profesionales. Ruiz desaconseja automedicarse o hacerse las propias curaciones. “El médico evaluará el grado de la úlcera y decidirá el tratamiento”.

Lo que usted sí puede hacer es una revisión diaria, de ser necesario con la ayuda de un espejo o un familiar para examinar las partes de difícil acceso.

Esté atento a:

Cualquier laceración o rasguño.

Cambios de coloración en la piel.

Cambios de textura, como resequedad, pérdida de sustancia u orificios que indiquen una úlcera.

Hinchazón. Estos casos suelen llegar al médico, dice Ruiz, en estado avanzado.

En cualquiera de esos casos acuda al podólogo o al médico clínico a su cargo.

Hay más recomendaciones para la vida diaria. La primera de ellas, dice Ruiz, es no andar descalzos dentro ni fuera de la casa, ni siquiera en la playa.

Es preferible limarse las uñas de los pies a cortárselas, y de preferencia con lima de cartón.

Evite los manicuristas y pedicuristas, donde se emplean los mismos instrumentos para todos los clientes.

No use alcohol, espráis ni fungicidas para los pies sin prescripción médica. Use crema humectante.

Compre el calzado en horas de la tarde, cuando el pie se ha ensanchado; no elija zapatos de taco alto ni terminados en punta, sino los más cómodos.

Evite ponerse el mismo zapato siempre, cambie el modelo, para que el pie no se adapte a una sola estructura y haya problemas óseos.

Deje de fumar por el bien de la circulación.

Lave los pies con agua templada y jabón neutro dos veces al día. Seque bien entre los dedos, sin frotar, para prevenir las infecciones por hongos.

Es importante el uso de calcetines de algodón, no ajustados ni usar vendajes compresivos que pueden producir úlceras.

LA ENFERMEDAD QUE SE DUPLICARÁ EN 2025

La Organización Mundial de la Salud considera el pie diabético como una de las complicaciones más costosas de la diabetes, especialmente en comunidades con problemas de calzado inadecuado. Es la causa más común de amputación de extremidad inferior no provocada por accidentes, y puede prevenirse con inspección regular y buen cuidado.

La OMS estima que aproximadamente 150 millones de personas tienen diabetes mellitus en el mundo, y que ese número podría doblarse en 2025. Mucho de ese incremento ocurrirá en países en desarrollo, y se deberá al crecimiento poblacional, envejecimiento, dietas no saludables, obesidad y sedentarismo.

Para esa fecha, la mayoría de esos pacientes en países desarrollados tendrán 65 años o más, mientras que en los países en desarrollo, la enfermedad se habrá extendido en el grupo de 45 a 64 años, afectándolos en su etapa más productiva.

Pero la neuropatía diabética no solo afecta a los pies. La pérdida de sensibilidad dañar las manos y es causa principal de impotencia en los hombres. Los estudios de la OMS sugieren que hasta un 50% de los pacientes diabéticos sufren por neuropatía, y que los mayores factores de riesgo de esta condición son el nivel y la duración de la glucosa elevada en la sangre.

Complicaciones del pie diabético

“Las manifestaciones de la piel en la diabetes son comunes y numerosas”, detalla la podiatra Sonia Enderica. El podiatra es un médico capaz de diagnosticar y tratar el pie a través de procedimientos quirúrgicos, dispositivos o aparatos correctivos, medicación y rehabilitación. “El reconocimiento médico es muy importante para su tratamiento y prevención”.

Para dar una idea, cita algunas de las anomalías en el color de la piel del pie: enfermedad vascular oclusiva, que debe diferenciarse del vitiligo (color blanco); cianosis, debido a cambios en la sangre de los capilares cutáneos y que muy a menudo resulta en pacientes con amenaza de gangrena; enfermedad de Raynaud, que presenta un moteado rojo azulado de la piel de los pies y piernas, conocido como livedo reticularis; enfermedad de Majocchi, que se caracteriza por la presencia de máculas minúsculas bien definidas de color rosa o de rojo a morado.

Además, pueden producirse otras afecciones como vasculopatía, eritemas, dermatitis, infecciones bacterianas o micóticas y modificación en el colágeno, que dan lugar a un cambio de color en pies y uñas.

Puede presentarse resequedad, debido a hongos que hacen que la piel se agriete y se parta, e incluso se formen llagas y úlceras. Otro motivo de la resequedad es la falta de hidratación, y la solución para esto viene después de un diagnóstico médico preciso.

Enderica desaconseja fuertemente la búsqueda de diagnósticos y soluciones por internet o televisión, lo cual puede causar daños irreparables. También advierte no buscar este tipo de atención en centros de belleza, donde no conocen la patología del paciente y pueden aplicar tratamientos perjudiciales.

“Es impresionante”, comenta, “cómo las personas utilizan indiscriminadamente todos los productos que les ofrecen en televisión e incluso se autodiagnostican por lo que encuentran en internet. Es necesario”, recalca, “que el paciente sea valorado por un especialista”.

En el caso de los callos, que comprenden síntomas como quemazón, sensibilidad dolorosa o dolor pulsátil, “no se debe tratar de eliminarlos por medio de lijas ni cortarlos, ya que esto da lugar a que crezcan. Es sumamente peligroso aplicarse productos abrasivos a base de ácidos que se venden libremente en el mercado”.

Para evitar complicaciones, debe elegir zapatos del tamaño y material adecuados, “ya que la presión y fricción pueden producir callos, a más de ampollas, helomas, tendinitis y úlceras. “Los zapatos deben ser anchos, de capellada alta y de cuero suave, porque los sintéticos generan humedad. No deben ser en punta, ya que oprimen los dedos y ocasionan callos. En el caso de las mujeres, los tacos altos hacen que toda la carga caiga en el metatarso, produciendo lesiones dolorosas. Las medias deben de ser de algodón, jamás con nailon”.

La mayoría de las lastimaduras e infecciones, indica la podiatra, provienen de la manipulación errónea: “Cortar las uñas sacando pellejos y falsos uñeros, despegando los laterales y ocasionando que se dañe la curvatura y se produzcan verdaderos uñeros infectados, que se vuelven recurrentes”.

“El pie diabético”, reafirma, “solo puede ser manipulado por un verdadero especialista acreditado por una universidad, no por escuela ni academia”.

¿Entonces qué más puede hacer usted? A todo lo ya mencionado, sume mejorar su circulación, caminando, haciendo pilates o acudiendo al gimnasio. (D.V.) (I)

Desencadenantes

Según la Sociedad Española de Angiología y Cirugía Vascular (Seacv), la pérdida de sensibilidad, la angiopatía (enfermedad de los vasos sanguíneos), el alto riesgo de infección y la presión de las malformaciones óseas desencadenan el pie diabético.
 

Pocos síntomas

En general, la infección del pie diabético tiene ligeros síntomas e incluso puede ser indolora, por lo que es conveniente que el médico interrogue al paciente acerca de los factores de riesgo capaces de producirla.
 

 

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