¿Cómo conseguir un envejecimiento exitoso?

13 de Marzo de 2016

Cumplir 65 años no es razón para dejar de tener expectativas.

Envejecemos desde que nacemos, dice la psicóloga clínica Daniela Negrete, para quien es válido preguntarse a cualquier edad: ¿Qué estoy haciendo ahora para aspirar a una vejez saludable?

Ella menciona los tres pilares fundamentales para envejecer exitosamente: 1. La prevención de enfermedades, 2. Las actividades mentales y físicas y 3. El alto compromiso con la vida.

En este último punto entran las relaciones interpersonales y las actividades productivas, o como resume Negrete, lazos y satisfacciones. Las primeras hacen referencia al intercambio con otras personas, el apoyo familiar y los amigos. Y las actividades productivas son aquellas que tienen un significado afectivo personal único: arte, labor social.

Es muy importante vivir la vejez como una etapa en la que es posible tener satisfacciones, crear nuevos lazos, mantener el sentido. En las sociedades latinoamericanas se suele asociar la tercera edad con inutilidad, inmovilidad y decadencia, explica la psicóloga, quien condujo recientemente una de las charlas de la Jornada sobre Envejecimiento Exitoso del Hogar Corazón de Jesús. “En China”, mencionó entonces Negrete, citando al escritor Lin Yutang en La importancia de vivir, “la primera pregunta que una persona le hace a otra en una llamada oficial es: ‘¿Cuál es tu gloriosa edad?’. Si responde en tono de disculpa, diciendo que su edad es 23 o 28, el otro lo conforta, diciéndole que todavía tiene un glorioso futuro, y que algún día quizás llegue a ser anciano. Si tiene más de 50 años, el otro asume una actitud de humildad y respeto”.

Mantener la autonomía

Éxito y vejez son dos palabras que normalmente no se asocian. “Sin embargo, hay tantos adultos mayores que han llegado a tener éxito en esta edad. Hemos conocido a algunos que toda su vida han deseado ser artistas, y lo han alcanzado ahora”, comenta la doctora Guadalupe Ruiz Cáceres sobre su experiencia como médica clínica del Hogar Corazón de Jesús, en Guayaquil.

“El envejecimiento exitoso es el producto final de toda una vida de buena calidad, de haber evitado abusos y riesgos. Me refiero al alcohol, el tabaco y la comida chatarra. Pero también al bienestar mental y social”. Si se deja que el adulto mayor permanezca inactivo en esos tres aspectos, se apagará y decaerá, dice la especialista.

El objetivo de cuidar adultos mayores es alargar la autonomía, “que no dependa de otro para comer, vestirse, ir al baño, salir a comprar, subir al bus. Que se relacione satisfactoriamente”, señala Ruiz, “pues una institución no puede reemplazar a la familia. No hay mejor compañía que un hijo, un nieto, un hermano, un amigo”.

Aún si se llega a la vejez con una enfermedad crónica, se puede ser exitoso si se la mantiene controlada y se busca una alimentación baja en sal, glucosa y grasas, adecuada para su edad. Ruiz nota que “el 80% de los adultos mayores tienen mala higiene bucal. Han perdido los dientes o los conservan en mal estado”. Una placa que 10 años atrás encajaba bien, ya no es útil, porque el arco dental se reduce con el tiempo. “Se cae al hablar, afecta la alimentación. A veces un adulto mayor no quiere comer por vergüenza, por problemas de la dentadura, generando desnutrición”. Por tanto es necesario un chequeo bianual.

Los familiares o cuidadores del adulto mayor tienen la responsabilidad de ofrecerle agua. “Eso evita que las articulaciones se pongan rígidas y que haya irritabilidad, infecciones y problemas de digestión”.

Otra manera de alcanzar el envejecimiento exitoso es el ejercicio. Los que están en cama necesitan recibir terapia física todos los días: muñecas, dedos, brazos y piernas. Quienes conservan la movilidad pueden realizar caminatas diarias de 20 minutos, jardinería, aeróbicos, ejercicios en silla, tenis de mesa o cualquier actividad que no les haga perder el aliento. “Un adulto mayor que se ejercita tiene mejor temperatura corporal y está más alerta”, explica Ruiz.

Es importante revisar las medicinas. “Un gran problema es la polifarmacia en el adulto mayor: medicamentos para la memoria, las articulaciones, osteoporosis, anemia. Más de 5 fármacos combinados”, comparte Ruiz, “la mayoría automedicadas, recomendadas por amigos o familiares”. Las interacciones medicamentosas tienen sinnúmero de efectos en las personas mayores.

Fragilidad e individualidad

El adulto mayor debería hacerse un chequeo cada 6 meses, dependiendo de su necesidad. Guadalupe Ruiz pide entender que cada uno viene con diferentes experiencias, estilo de vida, historia clínica, “no se puede aplicar a todos el mismo tratamiento”.

Una de esas diferencias es el grado de fragilidad. “Hay maneras de darse cuenta. No es lo mismo quien vive con la familia que quien vive solo. El segundo es más frágil. Una persona de 65 años no es igual a una de 85. Ni el que tiene a su pareja está en la misma situación que el que acaba de perderla y está en depresión”.

Ruiz también recomienda no comparar al adulto mayor con un niño. “No lo son. Si se comportan como niños, hay que investigarlos, porque eso no es normal. Ellos tienen todo un trayecto de vida que los niños no tienen, y la comparación es muy mala. Son los dos extremos. Hay que respetarlos”.

Esta es una población heterogénea, poco atendida y hay mucho que hacer por ella, en opinión de Ruiz. “Las estadísticas prueban que hay cada vez menos nacimientos y aumenta la expectativa de vida. ¿Cómo nos estamos preparando para esa transición demográfica?”. Por ejemplo, menciona, las viviendas actuales están pensadas para el adulto joven, no en la familia que tiene o tendrá un adulto mayor.

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Preservar la agilidad mental

Tradicionalmente se ha pensado que la demencia es parte natural del envejecimiento. “No lo es”, sostiene la neuropsicóloga María Beatriz Jurado, quien no está a gusto con el concepto de demencia senil, “pues implica que el paso de los años produce pérdida de las facultades mentales, cuando en realidad es un proceso patológico”. Es normal tener algo de pérdida de memoria, precisa, pero no al punto de que interfiera con el desempeño cotidiano.

Ella señala la importancia de acudir a la consulta neurológica al notar los primeros cambios en el funcionamiento cognitivo, y no esperar a una pérdida significativa, como extraviarse al ir caminando por la calle.

El diagnóstico temprano de las funciones cognitivas empieza con pruebas médicas, para descartar problemas de tiroides o deficiencia vitamínica. También se pide una resonancia y una evaluación neuropsicológica.

En esta última, se hacen una serie de pruebas que miden diferentes funciones cerebrales. Con los resultados, más la historia del paciente, se determina si el deterioro es normal para la edad o se sale de lo esperado.

“Muchas veces, se encuentra que la persona no está dentro de lo óptimo para su edad, pero tampoco presenta demencia, sino que está en un estado limítrofe”, detalla Jurado, “llamado deterioro cognitivo leve. La mayoría de las facultades mentales están intactas, con fallos en ciertas áreas”.

Este es el momento en el que interesa intervenir, dice la especialista, porque es posible que la persona se quede en ese estado o continúe hacia la demencia, “y aún en este último caso es posible enlentecer el proceso”.

Ya que la capacidad de aprendizaje está completa, se puede enseñar estrategias de compensación y trabajar con la pérdida de memoria, con el propósito de mantenerse independiente por más tiempo. (D. V.) (F)

 

Capaces y funcionales

El envejecimiento saludable es algo más que la ausencia de enfermedad, dice la directora general de la OMS, Margaret Chan. “Para la mayoría de las personas mayores, lo más importante es mantener la capacidad funcional”.
 

Hacer el esfuerzo

En la tercera edad, actividades como la lectura cuestan más, así hayan estado entre los gustos personales. Jurado recomienda no abandonarlas ni reemplazarlas por la televisión. “Si algo nos cuesta, es porque el cerebro está haciendo el esfuerzo”.
 

 

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