Bacteria peligrosa

15 de Diciembre de 2013
Sheyla Mosquera de Calderón

La Helicobacter pylori que se aloja en el estómago debe ser tratada para erradicarla. Está relacionada con el cáncer.

Nuestro cuerpo tiene muchas bacterias. Pero debemos tener especial cuidado con la Helicobacter pylori (Hp). Es un microorganismo que cuando nos infecta habita en las células de revestimiento del estómago y lo que busca es perpetuar su especie.

Según el gastroenterólogo Juan Diego Peña Carrasco, el ser humano no debería tenerla, pero es el hombre mismo quien se contamina con ella y es el principal reservorio. Además, hay millones de personas infectadas que no saben que la poseen y que la expulsan por medio de la material fecal. También desconocen que al no existir una higiene adecuada contamina los alimentos o las bebidas y así se disemina la enfermedad.

La mayoría de las veces la Hp no produce molestias, sin embargo, en algunas personas causa síntomas de gastritis como dolor, ardor o sensación de vacío en el centro del abdomen, en otras puede originar úlcera gástrica o duodenal, y finalmente, en ciertos casos desarrollar cáncer del estómago. “Por eso se debe recibir tratamiento para erradicación”.

Para el gastroenterólogo Eduardo Marriott, el hábitat natural de la Hp es el estómago, aunque hay cepas que pueden residir en la boca, especialmente en los dientes. “Cuando existe ardor en la parte central alta del abdomen conocida como hepigastrio, por la presencia de la Helicobacter y entre otras causas por consumo de alcohol, tabaco, horarios o ciertos medicamentos, según la historia clínica se prescribe un antiácido y se corrige lo que tenga alterado. Pero si los malestares persisten, se somete al paciente a una endoscopia”.

El Hp, dice Peña, es un agente cancerígeno. “Aunque para que se desarrolle cáncer deben pasar muchos años, sobre todo, existir un factor genético muy individual en cada persona que lo predispone a sufrir la enfermedad maligna y asociada a la bacteria o a algún otro agente cancerígeno puede desarrollar la cascada de eventos que disparan el cáncer”.

Exámenes necesarios

Si la persona está infectada o no con Helicobacter, señala Peña, mediante el examen de sangre se pueden medir los anticuerpos, pues el cuerpo los produce para combatir sustancias nocivas e invasoras llamadas antígenos. No obstante, no dice el daño que ha hecho la bacteria en el estómago, ya sea la gastritis, una úlcera o en casos más avanzados, el cáncer.

Por eso, agrega, el único método que da esta información es la endoscopia digestiva de estómago con toma de biopsias, pero esta prueba se la pide solo en casos necesarios cuando los síntomas del paciente, el examen físico y del laboratorio evaluados por el médico así lo requieren.

Otras pruebas que se utilizan para saber si la bacteria se erradicó con el tratamiento, explica, son el test respiratorio de la urea y el examen especial de heces para detectar antígenos de la Helicobacter pylori.

Según el Instituto Nacional de Diabetes y Enfermedades Digestivas y del Riñón de los EE.UU. (NIDDK), la prueba de aliento con urea consiste en ingerir una cápsula, líquido o pudín que contiene urea “marcada” con un átomo de carbono especial. Luego de pocos minutos, el paciente respira dentro de un recipiente, soltando dióxido de carbono. Si el átomo de carbono especial se encuentra en el aire expulsado, la Hp está presente, pues la bacteria contiene grandes cantidades de ureasa, una sustancia química que descompone la urea en dióxido de carbono y amoniaco.

Marriott considera que al detectarse la infección por Hp el paciente debe recibir tratamiento específico. “Sea con terapia triple (dos antibióticos y un inhibidor de bomba de protones) o en casos especiales con terapia cuádruple (tres antibióticos y un inhibidor de bomba de protones)”.

Reinfección

Peña menciona que a diferencia de enfermedades como, por ejemplo, la hepatitis A, en la que el individuo infectado crea anticuerpos que persisten en el cuerpo y previenen futuras infecciones, en el caso de una infección por Helicobacter el ser humano puede infectarse nuevamente e incluso varias veces con la bacteria.

La única prevención posible, agrega, es mantener una buena higiene con la alimentación, mejorar la infraestructura sanitaria de una comunidad con redes de agua potable, servicios higiénicos disponibles, aseo cuidadoso personal y de los manipuladores de alimentos.

Lo ideal, según Marriott, es que además de la persona infectada con la Helicobacter quienes viven en dicha casa reciban también tratamiento de erradicación.

Por último, Peña indica que científicos están trabajando en la producción de una vacuna que sería el aporte más grande que se podría dar para evitar esta infección y sus consecuencias.

 

Descubrimiento

Los científicos australianos Robin Warren y Barry Marshall, en 1981, aislaron la Helicobacter pylori y la cultivaron de la mucosa gástrica, determinando que muchas de las úlceras gástricas y gastritis estaban causadas por la colonización del estómago por esta bacteria.

 

Infancia

La evidencia epidemiológica indica que la mayoría de las infecciones por Helicobacter pylori son adquiridas en la infancia. La prevalencia está asociada a las condiciones socioeconómicas, siendo esta infección más común en países en vías de desarrollo que en los desarrollados como Estados Unidos.

 

Endoscopia digestiva alta

Consiste en introducir por la boca un fino aparato que contiene una cámara en la punta. Esta permite ver con nitidez y magnificación el esófago, estómago e intestino para determinar la presencia de gastritis, úlcera, reflujo gastroesofágico o tumor canceroso. También el tipo de lesión y presencia de Helicobacter pylori.

 

 

ANTIBIÓTICOS

Según la Sociedad Americana contra el Cáncer, se realizan estudios para determinar si el tratamiento con antibióticos para las personas que están crónicamente infectadas con Helicobacter pylori ayudará a prevenir el cáncer de estómago. Algunos estudios han encontrado que tratar esta infección puede prevenir las anomalías precancerosas del estómago, aunque se necesita más investigación sobre este asunto.

Aunque no son realmente quimioprevención, los antibióticos pueden ayudar a prevenir que el cáncer de estómago recurra en algunos casos.

 

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