Apego precoz

14 de Septiembre de 2014

Todo bebé al nacer debe ser colocado piel a piel sobre el pecho de la madre para que sienta su amor y tenga salud.

Una de las experiencias más inolvidables para una madre y su hijo es sentir apego precoz. Es nada menos que el contacto piel con piel, sin ninguna manta que separe el cuerpo del recién nacido (estable) del de su progenitora, inmediatamente al nacer, ya sea por parto vaginal o cesárea.

Según Priscilla Loor, licenciada en Enfermería y consultora internacional de lactancia materna, cualquier chequeo médico puede ser realizado ahí mismo, en la sala de parto, y la medida y el peso del bebé serán los mismos dos horas después.

En 1990, la revista médica Lancet publicó un estudio realizado en Suecia en el que observaron durante dos horas a 72 neonatos: a 38 de ellos les dejaron encima de la madre piel a piel ininterrumpidamente y a los 34 restantes, a los 20 minutos de vida, se los llevaron durante 20 minutos y luego los volvieron a colocar piel a piel con la madre.

El resultado fue que el 70% del primer grupo consiguió mamar correctamente a los 50 minutos, mientras que del segundo grupo solo lo logró el 20%. Esto convenció a la comunidad médica en muchos países de que el lugar donde debe permanecer un neonato es el pecho de la madre inmediatamente al nacer.

En Ecuador, este método –asegura Loor– se lo realiza en algunos hospitales certificados como hospitales amigos del niño. Estos son la maternidad Isidro Ayora, en Quito, y en Guayaquil, la Mariana de Jesús y desde el año pasado también la Enrique Sotomayor. “Los recién nacidos tanto por parto vaginal como por cesárea son colocados en la primera hora de su vida encima del pecho de la madre en contacto piel con piel y no se separan hasta que salen de la sala de recuperación (a veces hasta ocho horas)”.

Maman correctamente

Según diversos estudios, los recién nacidos colocados piel a piel sobre la madre mantienen la temperatura hasta un grado por encima de los que son ubicados en una termocuna. Este calor y seguridad que le brinda el estar con la madre mantiene la glicemia más alta, mejor saturación de oxígeno, ritmo cardiaco y respiratorio más estables y menos llanto, tanto en intensidad como en duración.

Todos los bebés sanos que son colocados inmediatamente al nacer, piel a piel sobre el vientre de la mamá son capaces de reptar, alcanzar el pecho y mamar por sí solos en posición correcta sin ayuda.

Este proceso, explica Loor, tarda aproximadamente de 40 a 45 minutos. Lo primero que tiene un bebé en la boca crea impronta (proceso de aprendizaje), por eso lo primero que debe tener siempre es el pecho. No debe hacer esta impronta con el chupón de un biberón, porque esto lo confundirá luego a la hora de ponerlo en el pecho.

En la madre, el nivel de las hormonas oxitocina y endorfina está muy alto después del parto, y el contacto con su bebé, el mirarse cara a cara por primera vez provocan apego intenso, dependencia y enamoramiento visceral mutuo de madre a hijo, con lo cual existe muy poca probabilidad de depresión posparto, ya que la seguridad que ambos adquieren al estar juntos desde el primer momento fomenta el vínculo que necesitan para el tiempo que viene. Además, disminuye el riesgo de la hemorragia posparto por la oxitocina que ayuda a contraer el útero.

Terapia intensiva

Cuando por alguna razón médica la madre debe permanecer en terapia intensiva separada de su bebé, dice Loor, es perfecto que sea el padre quien le brinde al recién nacido el calor, los latidos del corazón y los movimientos respiratorios que necesita para aprender a respirar. No hay nada más estresante para un recién nacido que la separación, el llanto desesperado que le produce el haber sido arrancado de su nido (el útero) genera un nivel alto de cortisol en su cerebro, según los estudios del doctor Nils Bergman (el desarrollo del cerebro del bebé), de ahí que nunca sea ‘saludable’ separar y dejar llorar a un recién nacido.

Él también investigó sobre el programa canguro y descubrió que el contacto piel con piel no solo beneficiaba a los prematuros, sino que es el hábitat natural en el que un bebé humano debe permanecer durante los primeros tres meses de vida. El pecho de la madre se convierte en el útero externo en el que ahora encontrará el calor que necesita (piel con piel), los latidos del corazón de la madre que lo tranquilizan, los movimientos respiratorios de ella que le recuerdan su nueva tarea de respirar por sí mismo, el alimento adecuado para su organismo, la leche humana para un bebé humano, pero sobre todo la seguridad que necesita para sobrevivir como adulto seguro apacible y resistente al estrés de un mundo extremadamente violento.

Engreimiento

Cada vez se evidencia más el efecto positivo del contacto piel con piel en desarrollo sano de un ser humano. En el libro La ecología al comienzo de nuestra vida, de María Jesús Blázquez, se habla de la importancia imperiosa del tacto en el desarrollo de la comunicación humana.

Indica que el niño que recibe una inadecuada estimulación cutánea, es decir, es poco tocado, acariciado, cargado, al bebé que no se lo “engríe” si se quiere emplear la mal usada palabra, sufre un fallo en su desarrollo integrador como ser humano, un error en la comunicación de la experiencia de amor. En cambio, al ser acariciado, abrazado, transportado en brazos, reconfortado y hablado con dulzura, cuando es amado, el niño aprende a acariciar, a abrazar, a reconfortar y a hablar con dulzura, es decir, a amar a otros. (S.M.)

Buen apego

Favorece los lazos afectivos entre la madre y su hijo y se relaciona con mayor duración y mejor calidad de la lactancia natural, lo que a futuro estimula un mejor desarrollo psicomotor y una salud óptima para el niño, según el Dr. Fernando Pinto.

Aproximarse al pezón

Permitir que el recién nacido, a través del olfato y movimientos reptantes, se aproxime al pezón y comience a estimularle para inducir las hormonas prolactina y ocitocina beneficia al apego, la lactancia y la prevención de hemorragias uterinas después del parto.

 

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