A la escuela, saludable

21 de Abril de 2013
Sheyla Mosquera de Calderón

Antes de que los niños entren a clases los padres deberían llevarlos a un chequeo médico con el pediatra. De hallar algún problema serio lo derivará al especialista.

Cuando empieza la época escolar la mayoría de los padres en nuestro medio se preocupa más por la compra de los útiles escolares o los uniformes que de llevar a sus niños al médico pediatra para saber si sus hijos tienen buena salud.

La oncóloga pediatra Doris Calle considera muy importante que se realicen exámenes de sangre a los niños para asegurarse de que no padezcan anemia, afección que les hará sentir cansancio, se dormirán en el aula y tendrán falta de atención, lo que va a interferir en los estudios.

Con este examen, a veces se encuentran sorpresas como, por ejemplo, presencia de anemia (glóbulos rojos bajos); plaquetas, menos de 100 mil, o glóbulos blancos que bajan o aumentan sin haber algún signo de infección, lo que indica que algo anda mal. Entonces el pediatra deberá derivar al niño al especialista.

Julio, recuerda, es un paciente de 10 años que estaba de vacaciones en los EE.UU. con sus padres. Al regresar a Ecuador, antes de que empezaran las clases, un tío hizo notar a los padres que el pequeño estaba muy pálido. “Lo trajeron a revisión médica y mediante una prueba en sangre y otras más específicas se determinó que tenía leucemia”.

La leucemia, una enfermedad maligna (cáncer), no se la puede prevenir pero sí diagnosticar a tiempo. Ayuda a que no evolucione de una manera drástica, es decir que pase de un riesgo estándar a uno alto. “Bien entendido, si es que otros parámetros como trastornos citogenéticos o de biología molecular, no determinan criterios de mal pronóstico”, asegura Calle.

Dato

El médico escuchará al niño para examinar su HABLA y ver si es
normal
 

Con el chequeo médico también se puede detectar cáncer a los ganglios linfáticos. Una señal es que estos vayan aumentando de tamaño (más de 2 cm) por lo que se requiere una biopsia, también hay fiebre, sudoración o simplemente no hay ningún síntoma infeccioso que llame la atención.

Por eso, agrega Calle, es importante examinar la región axilar, cervical, inguinal, supraclavicular y palpar bien el abdomen. Los niños también pueden presentar otros tipos de tumores como los nefroblastomas (cáncer al riñón), y que, a veces, pasan desapercibidos, por localizarse en la región lumbar y crecer de atrás para adelante. “Como la pared abdominal de los niños es bastante laxa, muchas veces se cree que están gorditos o con parásitos, y que por esas razones tienen el abdomen distendido, y en la gran mayoría de los casos es la madre quien al realizar el baño a su hijo nota la presencia de unas masas”, asegura.

Asimismo, hay que palpar bien los testículos. Si bien podrían tener hidrocele (agua) también puede ser un tumor testicular teniendo como origen el testículo o como parte de una infiltración de otro cáncer como la leucemia. Para asegurarse, la palpación debe complementarse con una ecografía de testículos, de abdomen, pelvis y una radiografía de tórax, y ante la sospecha de una malignidad deberá derivar al paciente al oncólogo pediatra.

Más en sangre

Según el cardiólogo Roberto Lecaro, en el examen de sangre también se pueden detectar los niveles de colesterol total, HDL (colesterol bueno) y LDL (colesterol malo), y triglicéridos a partir de los 2 años de edad, sobre todo, si provienen de padres que han sufrido un infarto o tienen historia de colesterol alto. Incluso se les debe tomar la presión arterial a partir de los 3 años si sus progenitores son hipertensos o han sufrido un accidente cerebral.

Actualmente, uno de cada dos niños con exceso de peso tienen el colesterol alto o la presión alta de acuerdo con la edad, sexo, peso y altura, pero mejoran notablemente al reducir de peso. Si estos niños tienen niveles muy altos de colesterol, deben ser controlados por el especialista, porque tendrán placas de grasa en sus arterias desde temprana edad.

Dato

El pediatra controlará que el niño CREZCA como
se debe
 

Incluso, si tienen glicemia (azúcar en la sangre) incrementada, por el exceso de peso, pueden no tener ningún síntoma, pero es una causa común de consulta por palpitaciones o desmayos. Adicionalmente, si no se tratan se formarán placas en sus arterias y tendrán ataques cardiacos de adultos jóvenes.

Definitivamente, dice Lecaro, en la escuela o colegio, se debe incrementar a una hora mínimo el nivel de juegos que deben realizar los niños como una forma de prevención cardiovascular. También, hay que mejorar el estilo de vida y reducir las horas de televisión por más juegos que impliquen pérdida de calorías y vigilar las fundas de snacks que consumen los hijos, usualmente ricas en sal, grasas de mala calidad y exceso de calorías. Hay que fomentar el mayor consumo de frutas y vegetales.

Evitar lesiones

En los niños más pequeños siempre es necesario valorar la fuerza muscular, la movilidad articular y la motricidad tanto de miembros superiores como de los inferiores. Incluso, determinar si el pie está plano o si tiene buen arco, asegura el traumatólogo Ángel Auad Saab.

También, agrega, es importante investigar si en sus vacaciones tuvo caídas que generen claudicación (cojera). En ese caso se debe tomar las radiografías necesarias para evitar complicaciones posteriores.

En niños más grandes es fundamental realizar una medición de la columna para ver si sufre de escoliosis o no (desviación de la columna). Además, valorar las caderas y rodillas para determinar si hay deformidades que se las pueda tratar a tiempo y evitar que progresen por el uso de la mochila y los libros muy pesados.

“Si la escoliosis la tratamos a tiempo, podemos en algunos casos evitar que progrese, pero sobre todo lo importante es diagnosticarla y saber cuándo se la tiene”, asegura Auad.

En los jóvenes, explica, también hay que pensar en el cierre de los cartílagos de crecimiento, la forma de caminar, pisar y marchar, valorar los ejes biomecánicos de las extremidades y función de las mismas. En muchas ocasiones no se presta la debida atención a estos problemas y se empiezan a marcar las deformidades, sobre todo en la columna y las rodillas.

Según los deportes, actividades extracurriculares o la postura estos problemas pueden incrementarse, por lo que el tratamiento varía de acuerdo con la edad y el grado de deformidad que tiene el estudiante. “Cuando son deportistas, hay que valorar con mayor detenimiento las articulaciones y los grupos musculares para evitar que al realizar las actividades deportivas tengan desgarros o lesiones articulares mayores”.

En la mayoría de los casos los tratamientos son ortopédicos, es decir, sin necesidad de llevar a cirugía, salvo que la deformidad no mejore o esté muy avanzada.

Ver con claridad

Otro examen que se debe realizar a los niños antes de entrar a clases es el visual, sobre todo, si se detecta cualquier indicio que haga pensar que tiene problemas como: acercarse a la televisión u objeto a distancia media, cerrar o guiñar uno u otro ojo, subir, bajar o inclinar la cabeza, desviar permanente o por momentos uno u otro ojo, o al realizar dibujos o gráficos los realiza demasiado altos o anchos y dolores de cabeza.

Según el oftalmólogo pediatra Juan Zúñiga Menéndez, especialista en estrabismo, al niño se le efectúa una prueba con una cartilla de optoptipos para determinar la visión, pero debe ser propia para niños pequeños entre 3 y 5 años. Este procedimiento es sencillo. pero debe ser efectuado con extrema precaución. Se examina cada ojo de manera individual, y es importante que el ojo no examinado esté perfectamente ocluido (tapado) sin presionarlo.

La Academia Americana de Oftalmología indica evaluar la capacidad visual de todo niño a partir de los 3 años, porque no se sabe si tiene defecto de hipermetropía, miopía o astigmatismo, entre otras.

Si el pequeño presenta una alta hipermetropía (ojo significativamente más pequeño que lo normal), va a tener problemas con la visión cercana, que es la más importante porque afecta su entorno y con toda seguridad afectará gravemente su visión en la adultez. “En la actualidad en la mayoría de los países europeos se les indica lentes a temprana edad para corregir este defecto funcional”, asegura.

Los otros defectos visuales como son la miopía y el astigmatismo, explica, aunque no tan agresivos como el anterior deben también ser tratados para que los niños puedan desarrollar una adecuada visión y así garantizar un correcto aprendizaje escolar.

Alergias o adenoides

Otro chequeo importante que los padres o maestros deben prestar atención al alumno es el de oído, nariz y garganta, sobre todo, cuando este permanece aislado del resto de sus amigos, no mantiene un diálogo con otras personas o se queda observando los movimientos de los labios cuando le hablan, es porque no capta lo que le están diciendo.

En ese caso, dice el otorrinolaringólogo Joffre López Rivera, se lo debe someter a una prueba para medir la capacidad auditiva y determinar la respuesta; es decir cuánto oye. Incluso si le duelen puede ser por una infección (otitis media) o por algún proceso gripal.

Si el niño siempre se queda dormido, le duele la garganta o padece fiebre, es posible que tenga problemas de adenoides. Estas son amígdalas faríngeas que están localizadas en la parte posterior de las fosas nasales. López explica que todos nacemos con estas, pero se empiezan a atrofiar a los 8 o 9 años. Sin embargo, a veces, crecen mucho y no dejan dormir. Por eso hay niños que permanecen con la boca abierta cuando duermen, roncan y amanecen cansados, lo que impedirá que presten atención cuando esté en clase.

“Si sucede esto al niño, hay que tomarle una radiografía para ver el tamaño de las adenoides. Incluso, el especialista determinará si en realidad es un problema de adenoides o de alergias”, afirma López.

 

Examen de heces

Sirve para descartar parásitos, sangrado digestivo, problemas de absorción de alimentos o de estreñimiento.

El niño puede tener algo simple como un parásito o complejo como una úlcera e incluso un tumor, según el pediatra gastroenterólogo Félix Carrera Cedeño.

 

 

 

Examen de orina

Valora el estado de hidratación, si hay problemas renales, hepáticos o infección de las vías urinarias, muy común en las niñas, las que van al baño con frecuencia y la profesora piensa que es por molestosa, dice el Dr. Carrera.

 

 

Examen dental

Es importante hacerlo antes de entrar a clases, no solo porque algunos colegios lo exigen, sino para aplicarles a los niños una limpieza (profilaxis), flúor y sellantes para evitar caries, dice el odontólogo Carlos Rueda Sánchez.

 

 

Vacunación

Después de la comida, es lo más importante para prevenir enfermedades. El esquema de vacunación es universal (polio, triple, rotavirus).

Sin embargo, también debería aplicarse varicela y hepatitis.

 

 

 

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