¡A bañarse en el mar!
¿A quién no le gusta? Aparte de ser relajante, el agua marina tiene propiedades curativas para enfermos y sanos.
La sensación del agua corriendo entre los pies sobre la arena de la playa, flotar en la superficie marina; nadar cruzando olas, con el movimiento de ellas o sobre ellas. Todas son actividades que los más playeros buscan disfrutar en la costa, lugar favorito de descanso.
Si no le gusta nada de lo anterio, reconsidérelo, porque un chapuzón en el mar le puede ayudar a mejorar su salud gracias a la talasoterapia. Este método terapéutico combina baños de agua marina (hidroterapia), el clima oceánico (aeroterapia) y la radiación solar con la debida protección (helioterapia), los cuales otorgan beneficios para individuos sanos y enfermos. “El agua marina se ha utilizado, durante miles de años, para tratar enfermedades, ya que contiene una alta concentración de elementos minerales que son absorbidos por las algas y posteriormente son asimilados por el cuerpo en pequeñas cantidades a través de la piel”, explica el flebólogo Ernesto Intriago Giler.
Los efectos son positivos en los sistemas músculo-esquelético y vascular, ya que beneficia la movilidad articular y alivia las molestias mecánicas de la gravedad. “Cuando hay olas, la persona tiene que vencer el empuje, favoreciendo la circulación sanguínea y permitiendo que la musculatura se fortalezca y tonifique”, ilustra Intriago. El especialista dice que un paseo por la arena será una sesión de masaje, con lo cual se activará la circulación en las piernas.
Asimismo, la presión del agua facilita la circulación venosa de retorno; y el movimiento del agua de mar mejora la circulación en los vasos capilares.
Intriago además manifiesta que estar sumergido en el agua de mar produce un efecto relajante de drenaje, así se estimula el circuito venoso y linfático, debido a que la presión del agua es mucho más alta que la presión del aire. “El resultado es una movilización del agua extracelular que favorece la eliminación de líquidos y por lo tanto habrá menos edema o hinchazón”.
En cuanto al corazón, este pesa ocho veces menos bajo el mar por lo que actúa con un esfuerzo mínimo, afirma Intriago. Gracias a ello se puede hacer cualquier ejercicio dentro del agua.
Los fluidos marinos también tienen propiedades curativas en el sistema respiratorio. “Al ser similar al suero humano, este líquido es utilizado para mantener limpias y desinflamadas las mucosas rinosinusales”, aclara el otorrinolaringólogo Fernando Sancho Herdoíza. A esto lo denomina clenoterapia.
Sancho recomienda a las personas con procesos inflamatorios de nariz y senos paranasales, como las rinitis en sus diferentes formas (alérgicas, no alérgicas, infecciosas, atróficas), la permanencia en ambientes de mar, bañándose o utilizando soluciones de agua marina para lavarse las fosas nasales y mantenerlas limpias. “El mecanismo de acción es por arrastre de las impurezas de las fosas nasales y la desinflamación, por efecto osmótico de la sal”, agrega.
El alto contenido de yodo del agua marina ayuda a la mejoría sintomática de enfermedades alérgicas, incluso del asma, añade Sancho.
Por último, la interacción del mar, el clima, el sol y las algas igualmente trae beneficios psicofísicos que favorecen la relajación del cuerpo y la mente. Entonces, ¿está listo para sumergirse?
tenga cuidado...
Sobre la talasoterapia, el doctor Ernesto Intriago aclara que si el agua es demasiado fría, producirá dolor, disminución de la frecuencia cardiaca, escalofríos y calambres.
Si en cambio es muy caliente, como en los baños termales y es por tiempo prolongado, empeorará la circulación sanguínea en pacientes con trastornos circulatorios; cuando se exponen las piernas por largo tiempo en estos baños de inmersión, puede ocasionar flebitis a los que tienen várices.
La dermatóloga Blanca Almeida también recuerda que no pueden estar en el agua del mar las personas que presenten irritaciones o eccemas (lesiones inflamatorias como eritemas, vesículas, pápulas y exudación) en la piel, ya que el cuadro puede agravarse.