Vacaciones: Que todos se diviertan

31 de Enero de 2016

Que los niños empiecen actividades extraescolares puede significar trabajo para toda la familia.

Los vacacionales son un lugar de encuentro para los niños y ofrecen la posibilidad de gastar energías.

A partir de este fin de semana, los niños y adolescentes tendrán casi 3 meses de vacaciones. Los padres, con suerte, tendrán un par de semanas. ¿Cómo hacer para que hobbies, talleres y campamentos no se conviertan en factor de estrés?

La buena organización es un punto tan crucial como la pregunta de cuál es el curso ideal para cada niño. Es importante escoger la actividad de acuerdo con las preferencias de cada uno, pero sea cual fuere, los especialistas aseguran que es positivo tener al menos una actividad extracurricular.

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Una cultura de las vacaciones

La pedagoga Patricia Zeas Poveda considera que las vacaciones no son sinónimo de dejar a los niños en total libertad para que vivan sin horarios de sueño, baños y comidas. En su opinión, esos hábitos no tienen por qué alterarse demasiado. Para ella, se debe hablar más bien del buen uso del tiempo libre, “fomentar esa cultura en los niños que tienen entre 2 y 3 meses de asueto”.

Karina Bustamante, psicóloga clínica infantil, subraya que lo ideal es una rutina que varíe de la vida escolar, pero que incluya actividades productivas. “Para decidir en qué actividades involucrar a sus hijos, tome en cuenta sus opiniones, gustos y preferencias y, a su vez, tome en consideración su temperamento”, recomienda, “y piense si existe una necesidad específica que deban cubrir”.

Por ejemplo, continúa Bustamante, puede que alguno de sus hijos requiera de alguna disciplina deportiva para liberar energía, mientras que otro se beneficiaría más de destrezas que lo ayuden a concentrarse e incluso hay quienes precisan de alguna guía para exteriorizar sus emociones.

Ser buena compañía

Muchos adultos se desesperan al ver que los intereses de los pequeños cambian constantemente. En esos casos puede servir pensar juntos qué les gustaría hacer, qué les divierte. Lo fundamental es no obligarlos a hacer algo con lo que ellos no se sientan a gusto pero, al mismo tiempo, enseñarles a tener cierta constancia.

Se puede llegar a un acuerdo y decirles que si inician una actividad deberían sostenerla durante al menos un módulo. En cuanto a lo que implica la diagramación para los padres, vale la pena saber que no están solos y que muchos clubes los tienen en cuenta.

Algunas asociaciones trabajan junto con los padres. En el caso de los campeonatos de fútbol, como los interbarriales de Diario EL UNIVERSO, los padres son parte importante de cada evento, al agruparse en barras para animar al equipo de los hijos de una manera positiva, sin elementos de agresividad, algo que servirá a los jóvenes tanto si deciden continuar una carrera deportiva como si son aficionados de un club. De ese modo, el deporte pasa a ser una actividad familiar y un horario útil para toda la familia.

Dar buena comunicación

Va a depender de la edad elegir el lugar o las actividades para desarrollar los cursos o juegos extraescolares. Por ejemplo, dice Patricia Zeas, Los niños que van aún al jardín de infantes deben asistir a sitios que sus padres previamente hayan visitado, de manera que sepan con quiénes van a estar, qué van a aprender o practicar. A esta edad es buena la combinación de actividades deportivas, culturales y sociales.

Cuando el niño ya es mayor, la diferencia está en que puede elegir junto con los padres o solicitar tal o cual lugar, que puede ser a una escuela de arte, de fútbol u otros deportes. “Ya tienen más definidas las habilidades, gustos, aptitudes en algún área específica”. También es conveniente agrupar a los chicos que tengan afinidad de intereses. “Mejor si van juntos entre hermanos, primos o amigos del colegio o de la urbanización, así se hacen compañía y se ayudan mutuamente en caso de que lo requieran”.

El niño o joven no puede llegar en blanco a su nueva práctica. Necesita comunicación para llegar a acuerdos con los padres sobre aspectos prácticos y sobre el comportamiento. “Debe conocer y saber dónde lo han matriculado, dónde queda el club o academia donde asistirá, quién va a ser el profesor o entrenador, cuál será el horario y las normas o reglas que debe obedecer y seguir, porque nadie debe pensar que como son vacaciones pueden ir cuando quieran, o a comportarse como deseen”.

Zeas pide no olvidar que no se trata de programas sin propósito, sino que al final, a los padres y profesores suelen hacer presentaciones de los logros alcanzados por los participantes.

“Recomiendo, además que escoger de acuerdo al interés, buscar que quede cerca de la casa o domicilio, pensar en la lluvia, el clima, el tráfico, para que luego no sean motivo de estrés, agotamiento o cansancio el llevarlos o traerlos” y esto haga desistir a medio camino a padres y niños.

Algunos padres pueden temer que los niños consideren los vacacionales como una extensión de la escuela y se resistan a ir. “El niño asistirá gustoso”, explica Zeas, “siempre que sepa que va a aprender algo más, si conoce previamente el lugar donde pasará muchas horas, y si siente que se le va a brindar seguridad”. Para los padres que trabajan todo este tiempo será una gran ayuda, dice la pedagoga, por contar con espacios donde los niños pueden pasar un tiempo no solo recreándose, sino además creciendo como personas, en habilidades sociales y comunicativas.

Vacaciones en casa

“Si las posibilidades económicas juegan en contra, siempre se puede buscar algo productivo que hacer en casa”, aconseja Karina Bustamante, “siempre y cuando se dé la posibilidad de supervisar al niño, ya que en esta época se corre el riesgo de que los chicos abusen de la tecnología, cayendo en el sedentarismo y aislamiento”.

A su vez, la especialista considera que es bueno que parte de este tiempo se pase en casa, con la familia. “Evite saturar a sus hijos con actividades, generándoles un estrés innecesario”.

Es importante no someter a los niños a fuertes presiones. Si los padres insisten demasiado en la importancia de ganar o de entrenar, los jóvenes pueden perder rápidamente todo interés.

Es fundamental que los padres sepan evaluarse a sí mismos y, si están constantemente esperando que su hijo sea el mejor del equipo, harán mejor en no presenciar todo el tiempo los entrenamientos.

Los vacacionales pasan a ser casi esenciales para aquellos niños que no tienen hermanos ni muchos amigos en el barrio. Pero no hay que olvidar que cada uno es distinto:  algunos necesitan hacer deporte, otros necesitan algo más de tranquilidad. A la hora de elegir un curso sigue siendo primordial que los padres no lo escojan de acuerdo a sus propios gustos. Es crucial que los niños se diviertan, aunque a veces eso signifique pasar algún tiempo en casa. (I)

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