Pedir ayuda no es debilidad

08 de Junio de 2014

Existen personas que necesitan ser ayudadas para encontrar un camino hacia la solución de los problemas. No hacerlo es quedarse sin avanzar.

En cualquier parte del mundo siempre hay alguien que necesita pedir ayuda. Existen momentos de crisis, divorcios, pérdidas de trabajo, rompimientos con novios, entre otros, y es cuando aumenta la dependencia, se hace difícil tomar decisiones y se busca afecto, comprensión.

Según la psicóloga clínica Susana Torres de Rumbea, hay individuos que pueden solucionar sus problemas por ellos mismos y se les hace fácil solicitar apoyo. Son extrovertidos, se comunican con los demás, exponen sus necesidades, sentimientos de su vida, cómo les va en el matrimonio, en el trabajo o en los estudios. Incluso conocen qué pueden hacer y qué no, qué habilidades o defectos tienen y qué limitaciones económicas poseen.

En cambio, a las personas tímidas e introvertidas se les hace difícil pedir ayuda, porque les resulta complicado comunicarse con los demás, se sienten criticadas y juzgadas. Asimismo, las que son orgullosas, ya que creen que nadie debe saber situaciones negativas acerca de ellas e, incluso, las que atraviesen cuadros depresivos y no tienen la fuerza para solicitar apoyo.

También existen personas que piden ayuda cuando están más vulnerables o enfermas. Sienten tristeza, pena o ira causadas por sus problemas familiares o malas relaciones conyugales, pérdida de un ser querido o por asuntos económicos, entre otros.

Este tipo de personas, dice la psicóloga, dan la oportunidad a otras para que las escuchen. Pero quienes les prestan atención deben hacerlo dándoles cariño y sin criticarlas, para ayudarlas a entender por qué les suceden tales acontecimientos, cómo pueden solucionarlos y, sobre todo, que no se dejen llevar por el negativismo.

Plan de acción
Si el inconveniente por el que atraviesan algunas personas es económico, menciona Torres de Rumbea, hay que ayudarlos a trazar un plan de acción, buscar cómo mejorar los ingresos, quizás cambiando de trabajo, realizando tareas extras: cociendo, vendiendo productos; y si están sin trabajo, hacer que todas las personas que conocen sepan qué busca uno, recurrir a los anuncios del periódico o buscar por internet, entre otros.

Carmen, de 53 años, se sentía desesperada por no poder pagar las deudas generadas por el negocio familiar. Había noches en que no dormía, se levantaba siempre alrededor de las tres de la mañana pensando en cómo obtener una solución.

“Le pedí ayuda a mi nieta, quien empezó a organizar documentos, facturas, y a medida que pasaba el tiempo me di cuenta de quién había sido el responsable de la debacle. Luego me armé de valor y pedí ayuda, sin tener dinero, a un experto para que me guiara por el camino correcto a seguir y de esta manera salir de las deudas. Ahora me siento un poco aliviada, si no me hubiera arriesgado a pedir asistencia, aún estaría sin poder dormir”.

Individuos que ayudan
Los individuos que prestan ayuda para solucionar problemas de los demás son, generalmente, oyentes activos, ya que escuchan con atención y afecto. Son calificados como maduros, seguros, responsables, enfrentan los retos con positivismo, no se dejan llevar por temores, buscan soluciones, tienen facilidad para comprender los sentimientos de otras personas, no se dejan llevar por emociones destructivas, no son impulsivos, controlan su ira y no son volubles.

Un ejemplo es Leonardo, de 43 años, un profesional que tiene conocimientos de psicología y economía, y siempre está dispuesto a prestar ayuda a quien se la solicite. “Es algo voluntario, me nace hacerlo, aunque no conozca a la persona. Darles una ayuda moral y económica me hace sentir bien y con más razón si es para alguien que estimo”, asegura.

Hoy en día, indica la psicóloga clínica Romy Albuja Arteaga, cada vez más las personas buscan ayuda profesional, especialmente psicológica. En los padres hay inseguridad en la forma de conducir a sus hijos ante las nuevas situaciones que existen: drogas, homosexualidad, prostitución y libertad sexual, entre otras, tanto para prevenir como, en otras ocasiones, para resolver el que se encuentren involucrados en algunas de estas circunstancias.

En cuanto a los cónyuges también, agrega, porque las competencias que tienen son totalmente opuestas, variadas (éxito laboral, diferencias económicas, exhibición, narcisismo, superioridad, infidelidad hetero y homosexual) y muy desafiantes ante la consolidación del mantenimiento de la pareja.

Pero esta búsqueda de ayuda o de intervención profesional, concluye Albuja, demuestra madurez e intención de calidad en el desenvolvimiento diario familiar. (S.M)

Si necesita ayuda

La psicóloga clínica Susana Torres de Rumbea sugiere seguir las siguientes recomendaciones en caso de requerir ayuda:

  • Conocer los límites de la ayuda que pueden necesitar. No podemos pedirla en todo momento, ni tampoco a alguien que no conocemos, ni esperar demasiado en tiempo o dinero de las demás personas.
  • Identificar a la persona adecuada que nos pueda ayudar. Saber que es una persona con sentimientos positivos, que sea cercana a nosotros, que le guste colaborar y que tenga los posibilidades de hacerlo.
  • Reconocer esta conducta positiva. Debemos ser agradecidos con quien nos ayudó.
  • Devolver la ayuda a quien lo necesite. Cuando otra persona la requiera, nosotros también debemos ayudar.
  • Si necesita ayuda, pídala, recuerde que todos en un momento dado necesitamos a los demás y, a la vez, los demás necesitan de nosotros.

 

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