Niñas con un mejor futuro

27 de Abril de 2014
Liliana Anchundia

Orientar a las niñas al deporte incrementa sus probabilidades de obtener educación superior y mejor empleo.

Si los padres tuvieran conocimiento de que para las niñas, la participación en deportes de equipo durante su etapa escolar y colegial puede resultar en mejoras para toda la vida, en relación con su educación, su trabajo y su salud, con seguridad las incentivarían a practicar deportes, tal como lo hacen con los varones.

¿Qué es lo que puede hacer el deporte por las niñas? Un artículo publicado en el blog de la División de Protección Social y Salud del BID, indica que, por ejemplo, puede aumentar el número de años de permanencia en la escuela, y puede incrementar las probabilidades de obtener educación superior. Se pueden reducir las tasas de embarazo en la adolescencia y disminuir la obesidad. A la vez que fomenta el desarrollo de habilidades que son valoradas por el mercado laboral: perseverancia y concentración, así como motivación y competencia.

El cambio

En los Estados Unidos, refiere el citado artículo, el Título IX de las Enmiendas de Educación de la Ley de Derechos Civiles de 1964, una pieza clave de esa legislación, aprobada en 1972, estableció que ninguna persona, en base a su sexo, puede ser excluida de participar en cualquier programa educativo o actividad que reciba asistencia financiera federal. El mayor impacto de este cambio radical fue en el atletismo que se practicaba en las escuelas secundarias, un ámbito donde existían explícitas políticas discriminatorias. Antes del Título IX, casi la única actividad física que se ofrecía a las niñas en las escuelas era la de ser porristas y la de ser bailarinas de danzas folclóricas. Solo 1 de cada 27 niñas practicaban deportes propios de la escuela secundaria. El Título IX exigió a las escuelas aumentar las tasas de participación femenina en atletismo hasta casi igualar las tasas de participación masculina. Seis años después de su promulgación, una cuarta parte del total de muchachas participaron en algún tipo de deporte organizado por la escuela.

En nuestro medio, las familias que destinan parte de su presupuesto para actividades extracurriculares de sus hijos, mayoritariamente inscriben a los varones en la escuela de fútbol o de karate, mientras que a las niñas las envían a la academia de danza.

El tecnólogo deportivo Edson Espinoza del colegio Politécnico encuentra que si bien la directrices parten desde el Ministerio de Educación en cuanto a las prácticas deportivas en los planteles, también es cierto que son los padres de familia quienes deben cambiar de mentalidad: “Podemos apreciar que estamos condicionando a las niñas desde pequeñas a que no hagan deportes, contrariamente de lo que se les inculca a los varones. Por ejemplo, cuando llevamos a nuestros hijos al parque, a las niñas les decimos ‘no te subas a los árboles, esos son juegos de hombres’, etcétera.

Escuela y colegio

Espinoza sostiene que en la escuela se deben trabajar con los niños y niñas en “Educación Física”: en la motricidad, coordinación, lateralidad, libertad de moverse, etcétera, para que cuando vayan al colegio estén listos para trabajar con chicos y chicas en los deportes asociativos y luego ya en la masividad detectar los talentos que nos representen a nivel deportivo: “Antes muchos jóvenes hacían deporte en los colegios, pero no lo siguieron promoviendo... Mientras en otros países, las universidades dan becas como incentivo al deporte.”

Antonio “Chico” Rodríguez, deportista y doctor en Ciencias de la Cultura Física y Profiláctica, señala que la actividad física en la infancia genera una serie de beneficios que incluyen un crecimiento y desarrollo saludables del sistema cardiorrespiratorio y musculoesquelético, el mantenimiento del equilibrio calórico y, por lo tanto, un peso saludable, la prevención de los factores de riesgo de enfermedades cardiovasculares tales como la hipertensión o el elevado contenido de colesterol en la sangre, y la oportunidad para desarrollar interacciones sociales, sentimientos de satisfacción personal y bienestar mental.

El deporte y el ejercicio proporcionan un medio importante para que niños, niñas y adolescentes tengan experiencias relacionadas con el éxito, lo que contribuye a mejorar su bienestar social, su autoestima y sus percepciones sobre su imagen corporal, y su nivel de competencia. Además, los niños y niñas con niveles de actividad más elevados presentan asimismo más probabilidades de tener un mejor funcionamiento cognitivo, explica Rodríguez, y agrega que “el papel de las personas adultas es el de apoyo hacia los niños y adolescentes con respecto a realizar ejercicio físico y no deben ejercer presión sobre las decisiones de los mismos”.

En el presente, en los Estados Unidos más del 40% de las niñas juegan en las escuelas algún tipo de deporte organizado. Las mujeres constituyen aproximadamente la mitad de la fuerza laboral y han avanzado con fuerza en las carreras que fueron previamente dominadas por los hombres en los años setenta.

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