Lo positivo de decir NO

29 de Octubre de 2017
Dayse Villegas

Se sentía egoísta si se negaba. Le daba miedo que la otra persona se ofendiera, se enfadara, se doliera. Como se acostumbró a decir siempre que sí, nadie iba a entender que de pronto se negara. Quería sentirse reconocido por otros, por eso hacía lo que ellos querían, aunque no le gustara.
¿Por qué continúa diciendo que sí? Podría creer que, de negarse, estaría siendo indiferente, egoísta y dando la impresión equivocada a los otros, que podrían dejar de apreciarlo, criticarlo o alejarse.
Pero tratar de agradar a los otros tiene la desventaja de hacerlo pensar que su valor depende de lo bien que haga cosas para los demás. Y ellos pueden creer que usted siempre va a estar ahí para complacerlos.

No es egoísmo
Puede que, la próxima vez que se niegue a algo que no puede o no desea cumplir, sea acusado de egoísta. Pero una personalidad egoísta no es la que ocasionalmente se niega a algo, sino la que se reserva para sí en todo aspecto, material, sentimental o social, como explica la psicóloga clínica Glenda Pinto Guevara. Considera una pérdida el compartir algo con alguien, aunque sea por poco tiempo. Demuestra inseguridad y temor a ser menoscabado si comparte.
En cambio, busque ser asertivo. “Es una habilidad de la comunicación que nace de una autoestima saludable, producto de una seguridad personal importante: se conoce bien, sabe lo que le conviene y le viene bien, y qué es adecuado y saludable para sí. Sabe expresar sus deseos de una forma amable, respetando a quien tiene delante”. No teme decir que no, si lo considera necesario, sin desmerecerse ni perder valor: defiende sus límites personales.

No es motivo de culpa
Esos límites a veces son vencidos por la culpa. De niño, usted aprendió a sentirse culpable por actos que, según le enseñaron, eran malos. De adulto, conserva esa noción. Todo lo que usted percibe como no bueno le genera culpa. También influye en esto el tratar de ser perfecto y reaccionar exageradamente ante cualquier error, señala la psicóloga clínica Susana Torres. Pues bien, este sueño de perfección tiene una base falsa, pues “en la vida hay que trabajar con la realidad y no con el ideal”.
¿Cómo vivir la realidad? Torres aconseja: sea capaz de decir no a sus hijos sin sentirse culpable. Diga que no a su pareja sin justificarse. Diga no a los padres sin defenderse. Diga que no a los amigos con tranquilidad, sin vacilaciones. Y cuando tenga que decir no a su jefe, dele una explicación real, no una excusa.
Sea un buen amigo para usted mismo, concluye Torres. “Cada persona debe convertirse en su  mejor amigo y tomar el control de su vida para dejar de culpabilizarse y vivir a plenitud”. No espere el permiso de los demás para actuar. Dese permiso para alcanzar y para relajarse.

Cómo y cuándo decir que no
Cada relación que usted tiene debe aportarle valor. Pinto explica que debe estar seguro de que debe ser respetado por el valor que, a su vez, usted aporta a la sociedad. Tener claros sus fundamentos, su escala de valores, para saber qué cosas desea hacer y qué no. Esos valores le dirán cuáles son sus límites.
Con este autoconocimiento, usted sabrá qué relaciones son abusivas y pretenden aprovecharse y hacerle daño, y podrá decir que no, con una base clara del porqué.
Pinto da algunas buenas razones para negarse de una manera auténtica y firme:
–Quien le pide algo que usted no quiere hacer está siendo egoísta.
–Si pretende aprovecharse de usted, no lo quiere de verdad.
–Si trata de manipularlo, no merece su cariño. No importa si se enoja o se ofende.
–Si intenta que usted no se valore, no le siga el juego.
–Imagínese diciendo no. Ensáyelo, repítalo. Disfrute diciendo lo que siente, en cada momento, sin que nadie se lo imponga.

Practique la asertividad
La comunicación respetuosa y empática con los demás es la forma más exitosa de relacionarse. Empiece a practicarla:
–Cuide su lenguaje corporal. Que la distancia entre usted y el otro sea correcta. Ni muy lejos (pasivo) ni muy cerca (agresivo).
–Cuide su postura, que sea tranquila y relajada.
–Module su voz, ni muy alta ni muy suave.
–Tenga claro lo que quiere decir.
–No use la ironía ni el sarcasmo, son formas de agresividad.
–Mentir tampoco es asertivo.
Y aplique alguna de las siguientes técnicas cuando la persona es insistente en sus requerimientos:
1. Técnica del sándwich: a. Aborde el tema en forma positiva y agradable. b. Introduzca la negación: En este momento no puede ser. Sea breve y controle su voz. Si es un amigo, dé una pequeña explicación. c. Cierre con un mensaje positivo para cerrar la conversación: Qué bueno que pudimos hablar de esto.
2. Disco rayado: Si la persona no acepta, repita la misma premisa hasta que se dé por vencida: Entiendo tu punto de vista, pero no puedo. Como ya te he dicho, me es imposible.
3. Aplazamiento (cuando la persona está muy alterada): Por ahora no es posible. Necesito tiempo para pensarlo. Hablaremos cuando estés más tranquilo.
Con cualquiera de las técnicas, finaliza Pinto, es importante que usted ponga fin a la conversación, para quedar con un buen sabor de boca. Manifestar lo agradable que ha sido poder hablarlo y llegar a una conclusión sin enfadarse. Este es el momento para evaluarse, si ha conseguido o no el objetivo, no haber cedido a algo que iba contra sus posibilidades, necesidades y principios.

Todos salen ganando
Decir que no, primeramente, lo beneficia a usted. Según el equipo de Estilo de Vida Saludable de la Clínica Mayo, esta habilidad le permite intentar cosas nuevas. Solo porque siempre ha ayudado a organizar la fiesta de fin de año, no significa que tendrá que hacerlo para siempre. Revise sus intereses.
Además, lo liberará del estrés y cansancio de tener demasiados compromisos. Podría incluso protegerlo de enfermedades.
Al decir que no, está quitándoles limitaciones a los otros. Les abre la puerta para que se valgan por sí mismos. Delegue a alguien para que haga esa tarea. No lo harán al mismo modo de usted, pero encontrarán sus propias maneras.

Un no saludable para los hijos

Replantéese la manera en que está educando a sus hijos, recomienda Pinto. ¿Está siguiendo patrones de conducta adquiridos (lo que hicieron con usted) o está actuando en rechazo a lo que recibió de sus padres?
Su obligación es ser guía y mostrar a sus hijos los límites, sin afectar la autoestima. Al decirles que no, necesita estar seguro de que lo hace no por enojo o irritación, sino para mostrarles lo que es inadecuado, poco saludable, peligroso o dañino para ellos.
Acompañe esa negación de las explicaciones para mantenerla, que siempre van a estar referidas a la situación en cuestión y no a la persona del hijo (es mejor decir ‘esto no, porque produce esto’ a esto ‘no, porque eres malcriado’). Esto aporta criterio a la mente del niño y logra un aprendizaje positivo. Ellos necesitan escuchar un no de vez en cuando para desarrollar autocontrol. Sin esta importante destreza, en la edad adulta les será muy difícil tratar de negociar con otros.

 

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