Adolescentes enamorados

10 de Noviembre de 2013
Liliana Anchundia

Ahora los jóvenes, a mucha más temprana edad, lidian con sensaciones y emociones difíciles de manejar, ¿deberían hablar de ello en casa?

¿Qué temores hay, por parte de los padres, detrás del amor adolescente? El Psic. Óscar Nieto Barquet responde: sexo prematuro, embarazos no deseados y, últimamente, enfermedades graves.

Quizás por eso los padres suelen reconvenir a los chicos con frases como “para el amor hay tiempo después, primero son los estudios”. Sin embargo, adolescentes y preadolescentes, cada vez a más temprana edad, experimentan enamoramiento y muchas veces se aproximan de manera física. De esta situación se enteran sus amigos y hasta los maestros, pero no siempre en casa.

Pero quién, si no los adultos, podría orientar adecuadamente a los niños y adolescentes sobre las relaciones afectivas, enseñándoles que son emociones hermosas y normales que todos hemos experimentado o vamos a experimentar en nuestras vidas.

Amor inocente

El amor en la adolescencia es muy romántico; privilegia la palabra al contacto físico. “Si los padres son capaces de alentar a sus hijos a mantener la pureza de una relación hombre-mujer, estarán inculcándoles valores morales y espirituales, muy necesarios en nuestros días”, reconoce el Lcdo. Jorge Tello Pérez, psicólogo clínico y consejero matrimonial. Pero advierte que si los padres no les dan esta apertura, los chicos acudirán a sus amigos o a personas que podrían proveerles informaciones erróneas y hasta tergiversadas.

Nieto Barquet lanza una interrogante: “¿Se trata tan solo de amor adolescente?”, con esto intenta graficar que el terrible tabú asociado a la sexualidad y a los embarazos ha hecho que los adultos evadan tratar el tema y mantengan silencio por miedo a que los hijos adolescentes pasen por una situación “inesperada”.

Ese temor se justifica por el acceso a una serie de información que la tecnología en general ha hecho posible, llevando a los adolescentes a “madurar” incluso en el ámbito del erotismo. Sin embargo, para Nieto, “el erotismo en su esencia es la búsqueda del amor”.

Influencia futura

Los padres no deben temer al diálogo con sus hijos sobre estos temas, pero deben comprometerse a respetar sus decisiones en cuanto a la joven o al muchacho que ellos escogen, sin criticarlos ni descalificarlos, pues se trata de un asunto de mucha trascendencia que marcará sus vidas, asegura Tello.

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Si el enamoramiento es vivido con ilusión, con equilibrio, contando con la presencia de quienes son fortaleza para la vida –los padres–, es un aprendizaje de empatía, respeto, confianza, generosidad, descubrimiento y autoestima, refiere Nieto. Pero si es vivido como una puerta de escape a la soledad por la carencia de afecto en el hogar, a la frustración temprana ante la vida, ante la confusión que acarrea la satisfacción erótica temprana... se convierte en un aprendizaje doloroso, que deja resentimiento, más frustración y corazones rotos en el camino, llegando incluso a concebir niños que no contarán con padres y madres felices... o en el peor de los casos, a contraer enfermedades catastróficas.

Respeto

El enamoramiento en los adolescentes es como el juego para los niños: una etapa de preparación y entrenamiento para más tarde establecer relaciones afectivas. Que los adolescentes se van a enamorar, eso es inevitable; y los amores de la adolescencia podrían ser los sentimientos más bellos que uno guarde en el cofre de los recuerdos.

Entonces, por qué los padres prohíben a sus hijos que se enamoren, ¿no estarán reflejando sus propias frustraciones y fracasos en este aspecto de sus vidas?, se pregunta Tello, y aconseja: demos libertad a nuestros hijos para desarrollar relaciones afectivas sanas, fomentando en ellos el respeto a sus cuerpos y a la persona con la que se relacionan. Inculcándoles que cuando uno ama a otra persona, es incapaz de ocasionarle daño. Tener relaciones sexuales irresponsables no es una demostración de amor.

Equilibrio, orden y amor

Tampoco debe ocurrir que el hijo o hija detecte que el padre o la madre no ejercen lo que les corresponde como tales: proveer en el hogar equilibrio, orden y amor, refiere Nieto. Para eso, los padres deben estar presentes en la vida de sus hijos, desde el inicio, siempre, no solo ocasionalmente: “Que ellos perciban y sientan que cuentan con su papá y su mamá”.

Pero si los padres se declaran amigos de los hijos, entonces estos sí se sentirán alentados al desorden, tanto dentro como fuera del hogar, porque al percibirlos a su mismo nivel, habrán perdido la imagen de grandeza que tienen los padres y se sentirán desorientados e irán a buscar por otro lado lo que deberían encontrar en sus progenitores.

¿Cuándo empezar a orientar?

Teniendo en cuenta que los embarazos adolescentes son cada vez más frecuentes, hay que empezar a orientarlos desde temprano, dice Nieto, antes de la adolescencia. Orientarlos en el amor, en la generosidad, en el respeto. Ayudarlos a descubrir lo maravilloso que es el espíritu humano, el cuerpo humano. Hay que invitarlos a que se amen a sí mismos de una manera equilibrada, a que practiquen la empatía, el reconocimiento, a tomar distancia del utilitarismo tan presente en la sociedad actual. Es posible que corresponda a los padres de hoy volver a tomar conexión con las raíces de ser humanos, personas, para así acercar a los hijos al amor, al goce de este, sin culpa ni nada que les haga sentir que enamorarse es algo terrible y peligroso.

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