Huellas educativas

20 de Noviembre de 2011
  • El ‘Pájaro’ Febres Cordero, periodista
  • Francisco Echeverría, músico
  • Marcelo Varas, actor
  • Liliana Urdiales, especialista en marketing*

Los primeros años de formación escolar son fundamentales para definir la futura personalidad y vocación de los niños. Cuatro profesionales relatan para La Revista la experiencia educativa que cambió sus vidas.

EL ‘Pájaro’ Febres Cordero periodista
El miedo lo hizo libre

“Mis primeros años de escuela estuvieron marcados por el miedo: miedo al pecado, miedo al castigo eterno, miedo a un Dios vengador.  Y miedo a los maestros que, si nos portábamos mal (¿qué tanto daño puede hacer un niño de 6, de 8 años?) nos encerraban en una pequeña cárcel con barrotes de madera, situada en la mitad del patio, ante la vista y el oprobio de todos; si la falta era mayor, en un sótano oscuro cargado de leyendas tenebrosas: ahí –decían– había culebras, alacranes y hasta la calavera del López, el más malcriado de todo los malcriados, que murió en el encierro”, recuerda.

“Quizás todo lo anterior hizo que yo buscara, de manera casi desesperada, la libertad y que, desde mis tempranos años, me rebelara contra la autoridad, contra las normas rígidas, contra los dogmas.  Quise ser libre y poco a poco  lo fui encontrando a través de la creación (jugaba a recomponer  el mundo, a rearmarlo a través de algo que entonces no sabía que se llamaba teatro); de las lecturas que me permitían conocer otros horizontes, hacer travesuras como Guillermo Brown, viajar a la Luna, al África o al fondo del mar con Julio Verne y Salgari; y jugaba, a través de las radionovelas (no había televisión) a navegar por los tormentosos mares del Caribe como el pirata Buena Suerte o a desaparecer de la vista de mis enemigos con solo agitar mi capa, como Roberto del Cid, El Gato”, añade.

Por eso, recomienda a los niños que actualmente cursan sus primeros años de escuela “que hagan de su educación un juego para que  puedan tomar en serio la vida y enfrentar su destino con pasión.  Como tengo pavor a la educación, ojalá pudiera contagiar a los maestros mi miedo para que no cometan los errores que  quienes me “educaron” cometieron conmigo.  ¡Ojalá!”.

Francisco Echeverría, músico
El ‘verdadero’ maestro

“Una experiencia importante que definió mi carrera sucedió en mi etapa escolar, específicamente en mis clases de música. Yo estaba un poco “más adelante” en estas, ya que gracias a mi tío yo tenía bases de teoría musical, que aunque eran elementales, no dejaban de ser importantes. Recuerdo que después que la semana transcurría con normalidad entre la escuela y la casa, cuando llegaba el domingo se convertía en mi día especial.

Mi tío Roberto Echeverría nos visitaba y le sacaba sonidos fascinantes al piano que teníamos en mi hogar... ese instrumento tan familiar y a la vez enigmático para mí.  Cuando finalmente mi tío, mi ídolo, se sentaba al piano, yo sentado a su lado observaba con enorme fascinación cada movimiento.

Hace poco, tuve a mi tío sentado a mi lado otra vez, el cual observó con avidez el recorrido de mis dedos sobre las teclas”.

Marcelo Varas, actor
En el teatro por su maestra

La carrera de actuación de Marcelo fue impulsada desde su niñez gracias a la profesora de teatro de su escuela, quien lo impulsó a tomar clases de actuación al notar cómo se desenvolvía en clases y su carácter carismático y deshinbido. Así, desde corta edad, comenzó a hacer papeles en varias obras como Mio Cid y Romeo y Julieta.

Marcelo comenta: “Recuerdo  que en la escuela era muy malo en gramática y ortografía, odiaba  esas clases. Tanto que cada vez que llegaba esa hora  quería salir corriendo y sufría con las notas. Pero pasaron los años y  hoy  soy un profesional que me dedico a escribir guiones para televisión y cine”. Él se desenvuelve actualmente como director creativo con base en redacción creativa,  algo que, confiesa, le fascina. “De esta experiencia aprendí que nunca debemos dejarnos llevar por algo que ‘afectó’ nuestra infancia, porque uno nunca sabe adónde vamos a llegar y qué vamos a ser en un futuro”.

“No hay que ver estas experiencias como algo malo, sino buscar siempre lo bueno de lo que menos te gusta”. Marcelo también tiene otra historia: el trauma con la temida álgebra de Baldor.  “Actualmente no la utilizo (salvo como pisapapeles para que no se me vuelen las hojas de mis guiones), pero sé que es necesario  aprender estos problemas numéricos porque nos hacen hábiles y nos obligan a tener siempre nuevos conocimientos y metas en lo que respecta a la etapa escolar”.

Liliana Urdiales, especialista en marketing*
siempre competente

“Algo muy relevante que definió mi profesión fue el hecho de contar desde el kínder con un grupo de compañeras de más de 63 alumnas en una misma aula, por lo tanto había que destacarse en ese gran grupo humano, y en medio de ello lo que busqué permanentemente fue dirigir mi dedicación siempre hacia una propuesta diferente, que salga de lo común, que no sea la opción más fácil sino la que traiga mayor satisfacción para mí y el profesor. Mi formación académica fue “causal”, con ello quiero decir que fue la vida misma la que me encaminó en el mundo del marketing, mi mejor decisión.

Desde niña siempre busqué hacer cosas diferentes... aprendí que lo más importante es ir en búsqueda de estrategias ganadoras que minimicen los riesgos, allí es en donde entra la creatividad, la innovación, querer ir más allá, siendo flexibles e inteligentemente adaptables”.

*Gerenta de branding de Corporación Azende.

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