Juguemos a catar

Por Mariquita Noboa
09 de Octubre de 2016

Catar vinos, sopas, salsas, quesos o chocolate es lo mismo porque se ponen en acción todos nuestros sentidos y las papilas gustativas tienen ahí su festín. El proceso de analizar es distinto con cada uno de los productos por su naturaleza y composición, pero en todos se antepone primero el sentido visual, seguido del olfato, tacto y luego, la sensibilidad bucal.

Reunirse entre familiares o amigos en este tiempo destinado a degustar un alimento para descubrir y verificar ingredientes, sabores o tipo de cocción, puede convertirse en una amena y divertida forma de encuentros. Sí, de encuentros, nunca de desencuentros, porque a cada uno le va a saber de manera distinta tal o cual preparación, por lo tanto, vamos a hacer acopio de una buena dosis de tolerancia y comprensión. Se trata de compartir, no de disentir.

Lo primero que se debe poner sobre la mesa que nos congrega es agua y servilletas, sin importar qué tipo de alimento vamos a catar.

Si se trata de una cata de quesos, debe haber además manzanas verdes, fruta indispensable que se presenta en octavos.

Si la cata es de vinos, debe haber pan; una baguete es lo ideal, porque lo que se requiere es pan de agua.

Cuando se trata de sopas, salsas y chocolate es imprescindible agua, pan y manzanas verdes.

Si va a probar vinos, debe haber el mismo número de copas según la cantidad y variedad de vinos porque no se debe servir en la misma copa que se ha degustado otro; se altera el sabor.

Los vinos se sirven fríos pero a distintas temperaturas. Cuidado con eso de “temperatura al ambiente” porque en ciudades tropicales no cuenta esta expresión.

Los vinos blancos, rosados y varietales, tan de moda en la actualidad, se deben servir entre 10 y 12 grados de temperatura.

En cambio, los tintos se recomiendan entre 14 y 17 grados, pero la champaña y espumantes dulces deben estar entre 6 y 8 grados.

Si entre los invitados hay un enólogo, es un gesto de cortesía dejar que sea el experto quien dirija la reunión.

Este ejercicio consiste en probar y examinar aromas y sabores. Entonces, “juguemos en el bosque que el lobo no está aquí...”. (O)

mtnoboa@hotmail.com

  Deja tu comentario