Separados en Navidad

20 de Diciembre de 2015
Texto Nora Wanzke (DPA)

¿Qué hacer cuando alguien de la familia anuncia que no estará en la cena navideña?

La Navidad es un festejo familiar. Pero a veces puede volverse estresante, especialmente cuando los padres están separados. El 24 con papá, el 25 con mamá. Y quedan por visitar abuelos, tíos y tías. La mayoría de las veces, los hijos no pueden decidir. ¿Es justo que un hijo de padres separados deba lidiar con esto?

La Navidad es apenas un día de los 365 del año. Pero es un día especialmente sensible y emocional, en el que salen a la luz muchos temas. Por eso, es importante hablar antes de las fiestas.

Los terapeutas familiares proponen soluciones pragmáticas, es decir, reglas claras. Por ejemplo, que todos los años se celebre la Navidad con un padre distinto. Un año con mamá, otro con papá, y así. De esta forma, hay un buen argumento si los padres no respetan el acuerdo.

Algunos psicólogos consideran que está bien que los hijos de padres separados se pregunten con quién quieren pasar las fiestas. Y decirlo. Lo mejor es hablar con los dos padres, para que ninguno se sienta dejado de lado.

Para este tipo de conversaciones siempre vale la misma regla: planearlas con tiempo, de modo que los padres no se vean sorprendidos un día antes de Navidad con una conversación espontánea. Ellos también necesitan acostumbrarse a la situación. Es importante decir claramente qué se desea, hablando de forma respetuosa. Y eso deben hacerlo tanto padres como hijos.

Los psicólogos recomiendan a los jóvenes mantener la calma incluso si la nueva novia del padre les cae mal. A fin de cuentas, lo que importa es compartir la fiesta con los padres. A veces ayuda salir a correr un rato, respirar profundo o hablar con un amigo. No siempre es recomendable dar rienda suelta a los sentimientos sin detenerse a pensar un minuto.

De todas formas, si la molestia existe, conviene hablar de forma tranquila con el padre, ya que la nueva relación seguirá formando parte del panorama más allá de Navidad. Los terapeutas recomiendan salir a tomar algo para hablar, para que nadie interrumpa la conversación. La regla de oro es escuchar y dejar hablar al otro para encontrar una solución común.

Lo más importante es hablar sobre los propios sentimientos. Y eso no tiene por qué ser siempre con los padres. Puede ser cualquier interlocutor por el que uno se sienta comprendido. El grupo de amigos es un buen lugar para descargar el enojo y la frustración. Además, seguro hay otro compañero o amigo cuyos padres también se separaron y con el que se puede hablar.

A veces, una Navidad con las nuevas parejas de los padres puede tener incluso su costado positivo: ya no existe la tensión permanente entre los padres y eso permite a veces disfrutar más del padre y de la madre en cuestión. Muchos hijos aprenden a conocer a sus padres tras una separación.

Atención, jóvenes

La Navidad es una fiesta familiar. La escena es muy linda, pero la verdad es que, con una mano en el corazón, para cualquier joven puede ser un excelente plan pasar la Nochebuena bailando con sus amigos. El problema es que los padres suelen verlo distinto.

Los consejeros familiares afirman que está bien defender los intereses propios, pero primero hay que preguntarse con sinceridad si realmente se quiere pasar la Nochebuena con los amigos. Si la respuesta es sí, solo hay que decidir cómo y cuándo anunciarlo.

No es muy buena idea anunciarlo después de la cena. Lo más probable es que los padres no demuestren demasiada comprensión. Lo mejor es hablar con ellos con tiempo e informarlos de los planes navideños. Se recomienda al menos unos 15 días antes de la Nochebuena: aunque no la aprueben del todo, la mayoría de los padres entenderá.

La Navidad es una fiesta marcada por tradiciones y rituales. Muchas familias celebran siempre de la misma forma. Está claro que los jóvenes tienen una mayor capacidad de cambiar las cosas de repente, mientras que a los padres las modificaciones en los planes pueden resultarles más difíciles. Por eso, es importante darles a los padres un tiempo para pensar, lo que puede obrar milagros.

Lo mejor es no perder la calma en la primera conversación. Los expertos recomiendan hablar en tono amable, mirando a los ojos, y respetar los deseos de los padres. Lo mejor es no cambiarles todos los planes de repente. Si se sigue viviendo bajo el mismo techo que los progenitores, es necesario informarlos con antelación por más que ya se hayan cumplido los 18 años.

Todos los familiares asumen compromisos en la Navidad. En el día a día, cada uno organiza su rutina. Pero la Navidad es una fiesta familiar y en la Nochebuena las familias se reúnen. Por eso, si los padres reaccionan con tristeza o preocupación ante el deseo del hijo de festejar con los amigos, hay otras soluciones. Una es trasladar el festejo con los amigos al otro día, o irse después de compartir la cena con la familia. Lo mejor es ir negociando compromisos de a poco. Hay que hablar antes para que no estalle el conflicto durante la ceremonia bajo el arbolito.

Los consejeros familiares tienen algunos tips que pueden ayudar a hablar sin conflicto:

1. Explicar por qué es importante encontrarse con los amigos.

2. Preguntar a los padres cómo festejaban ellos antes la Navidad. La mayoría probablemente haya pasado un rato con sus amigos cuando eran jóvenes, o habrán sentido el deseo.

3. Dejar en claro que se disfruta del festejo familiar.

4. Preguntar qué podría tener de bueno que uno esté sentado con mala cara a la mesa familiar. La Navidad es una fiesta alegre y todos tienen derecho a sentirse felices.

5. Negociar a partir de qué edad se está autorizado a salir a festejar con los amigos tras la cena. (F)

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