Reunificar a las familias

17 de Junio de 2018

La campaña de sensibilización #MeImportan, que Aldeas Infantiles SOS desarrolla en 19 países latinoamericanos, incluido Ecuador, da a conocer la realidad de los niños separados de sus familias.

“Comúnmente se menciona la pobreza, pero esta no es una razón por la que el niño

En Latinoamérica, los principales motivos para que un niño sea separado de su familia son la violencia intrafamiliar, el abuso sexual y el consumo de drogas y alcohol. Cualquiera de estos tres elementos incide para que se inicie una medida de protección a favor del niño.

La ONG Aldeas Infantiles SOS, fundada hace casi 60 años, con sede en Austria y con oficinas en 134 países, incluido Ecuador, ha tomado los meses de mayo y junio de este año para sensibilizar a la comunidad a mantenerse atenta y capacitarse para educar, orientar e incluso denunciar situaciones de riesgo para niños y niñas.

“Llamamos a todos a ser parte de la causa de los niños, a tener conciencia de que estas realidades existen”, dice Gontran Pelissier, director de esa organización en Ecuador. Esto incluye capacitarse para poder tener acciones y actitudes distintas hacia los pequeños. También es posible colaborar con acciones de voluntariado técnico y profesional o convertirse en Amigo SOS, sea como personas naturales o jurídicas, para contribuir a los programas de Aldeas en el país.

El trabajo de Aldeas se centra en asegurar y restituir a los niños y niñas el derecho a vivir con su familia de origen. Esto, amplía Pelissier, se enfrenta al hecho de que el 54% de los casos de abuso y violencia se producen en el entorno familiar, lo cual ha provocado que más de 2.600 niños y niñas estén registrados en sistemas de acogimiento en el país, y que se estime que otros 17 mil pequeños sufren violencia en Ecuador.

Prevenir la separación

Por más de 55 años, Aldeas Infantiles SOS ha trabajado en Ecuador en sistemas de acogimiento, con énfasis en cuidados alternativos, con la intención de que las intervenciones sean apropiadas para la situación particular de cada niño, y no estrategias generales. La organización recopila todos los antecedentes que indican que los derechos del niño han sido vulnerados. Luego vienen los procesos de restitución, que no es inmediata, sino que implican un trabajo psicosocial intenso con la familia.

Cuando se observa que padre, madre y familia en general van superando sus dificultades, se establece una revinculación inicial con los niños. Si en algún momento se comprueba que es posible una relación más estrecha, se entregan los informes técnicos o terapéuticos a un tribunal para que decida si restituye al niño a la familia de origen.

Aldeas hace un seguimiento de dos años como mínimo a cada proceso. Si las irregularidades reaparecen, intervienen inmediatamente. “El MIES, nuestro ente rector, nos da las indicaciones técnicas”, señala Pelissier.

Ahora la ONG está especialmente enfocada en prevenir el acogimiento innecesario. El director destaca tres partes en el proceso.

1. Trabajar en intervención primaria, un abordaje a las familias para desarrollar capacidades y orientar el trato y la protección a los niños.

2. Intervención secundaria. Las familias que ya han incurrido en vulneración de derechos necesitan trabajo mucho más técnico y específico. “Generalmente, estos padres tienen que desprenderse de sus hijos porque no han sido capaces de ejercer sus roles parentales, sea por violencia, abuso o consumo. En los últimos años, según Aldeas, cerca de 850 niños y niñas cuyas familias han sido intervenidas han podido mantenerse con sus padres.

3. El tercer nivel, más complejo, es cuando un niño o niña tiene necesidad de sistemas de acogimiento. “Esta es una medida de orden temporal, y nuestra organización busca restituir los derechos del niño y trabajar fuertemente con la familia para que pueda restablecer su condición y hacerse cargo de los hijos”.

Cuando esto no es posible, Aldeas brinda a las instancias técnicas del Estado la información necesaria para que los menores puedan entrar a un proceso de adopción. Si esto tampoco se da, por cuestiones de edad u otros factores, se trabaja en procesos de independización y autonomía.

Entorno seguro

Para que un ambiente pueda calificarse como seguro para un niño, este debe estar cuidado y protegido de abuso y maltrato y no tener acceso a ningún tipo de drogas, pero lo fundamental, dice Pelissier, es que reciba orientación, estilos de crianza y educación que lo fortalezcan para poder enfrentar las dificultades de este siglo, y ser capaces de saber cuándo participar, cuándo negarse y cuándo denunciar.

Esto se complica, dice Pelissier, porque en la realidad niños y niñas viven y se enfrentan a la falta de acceso a servicios básicos, y están expuestos a la contaminación. (D.V.)

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