El primer smartphone de su hijo

01 de Enero de 2017
Leigh Weingus | Huffington Post

¿Se pregunta si es momento de dar a su hijo o hija un teléfono inteligente? No se culpe. Tiene sentido que quiera esa clase de conectividad 24/7 con sus chicos. Además, muchos niños los tienen.

Desafortunadamente, el primer celular viene asociado a menor capacidad de atención, muñecas y pulgares lastimados y sueño interrumpido en los niños. La clave para evitarlo es el uso controlado, un nivel de responsabilidad que solo viene con la edad. ¿Cómo decidir si es el momento correcto?

John Breyault, de la Liga Estadounidense de Consumidores, quien trabajó en un estudio sobre niños y uso de teléfonos celulares en 2012 que estimó que el 56% de padres de niños entre los 8 y 12 ya habían dado un teléfono a sus hijos, dijo que es difícil señalar una edad específica.

“No creo que haya un momento justo para hacerlo. Los padres deberían decidir por sí mismos si el niño está listo para la responsabilidad de tener un celular”, dijo. “Algunas preguntas que los padres podrían hacerse incluyen: ¿Por qué necesita mi hijo un teléfono? ¿Es el preadolescente lo bastante maduro para usarlo con responsabilidad y evitar ver o enviar contenido inapropiado?”, continuó. “Preguntarse esto antes de ir de compras puede ayudar a tener menos dolores de cabeza, porque luego habrá que escoger el equipo y el plan para asegurarse de si son apropiados para el jovencito”.

Michael Rich, profesor en la Escuela de Medicina de Harvard y fundador y director del Centro de Medios y Salud Infantil en el Hospital de Niños de Boston, quien ha estudiado extensamente el impacto de los medios en pequeños, recomienda:

Piense en el porqué

La función más importante del dispositivo es que ayude a los niños a estar en contacto con sus padres, y a su vez ayude a los mayores a saber dónde están los hijos. Técnicamente, un niño nunca necesita un smartphone, pero usted puede juzgar si hay motivos para darle uno.

“Tal como los televisores y computadoras, los teléfonos son herramientas muy efectivas para hacer ciertas tareas y los niños solo las necesitan cuando les son útiles, como para llamar a casa para que los recojan después de una práctica o un ensayo”.

¿Cuáles son los daños potenciales? “Hay mucha preocupación por actividades dañinas, como el acoso virtual y el sexting”, explicó Rich. “El más grande riesgo para su desarrollo y bienestar es alejarse de vivir experiencias reales con personas reales”.

¿A qué edad le dio un celular a su hijo? Coméntenos

¿Qué hay de los beneficios?

Rich nota que no se trata del teléfono, sino del uso. “Si los niños son guiados hacia un uso consciente, puntual y efectivo, y no se distraerán de experiencias más productivas y significativas, pueden integrarlo a sus vidas con riesgo mínimo”.

Tenga primero una conversación con sus hijos. Si tiene planes de darles un teléfono en el futuro cercano, asegúrese de poner las reglas primero. “Los padres deberían primero revisar y acordar con sus hijos para qué se usará el teléfono y para qué no”.

No es un juguete. Es una herramienta. La mayoría usará su teléfono para llamar, mensajear, Instagram, Kik, Facebook y otros, a cualquier hora del día. No escatime tiempo para enseñarle a su hijo el uso ético del teléfono. Aquí no hay libertad creativa, sino reglas inquebrantables.

Ponga un horario de uso. Al principio, estará orgulloso de que su jovencito o jovencita aprenda a usar un aparato sofisticado, pero luego se dará cuenta de que no conversa con la gente que tiene alrededor desde que se lo dieron, y mucho menos 8 horas de sueño ininterrumpido. Su cerebro en desarrollo es susceptible a la compulsión de actualizaciones de estado, menciones y mensajes.

Las condiciones. A quiénes puede llamar su hijo, cuántos minutos puede usar cada mes, si puede mensajear y cuántas veces al día, semana o mes, cuántas aplicaciones puede descargar y usar, cuáles están terminantemente prohibidas, a qué hora se apaga el teléfono cada noche (guardado lejos del chico), si está permitido o no llevarlo al colegio y cuando sale con amigos. ¿Quién pagará la recarga o el plan? ¿Qué consecuencias habrá por ignorar estas guías?

Refuerce la etiqueta. Con unos cuantos clics se publican mensajes crueles y bromas que nunca se atreverían a decirse a la cara o a hacer delante de los padres. Ponga reglas muy específicas sobre lo que se puede hacer en público.

Enseñe que calidad es mejor que cantidad. Los amigos y seguidores en línea han creado una cultura en la que se mide el valor personal según cuántas relaciones virtuales se tiene. Recuerde a sus hijos que la amistad real no se mide con listas. Que prefieran ser apreciados en persona por quienes son.

Conversen sobre la privacidad. Significa que la información del niño debe ser protegida de extraños. Háblele sobre los depredadores en línea y la necesidad de evitarlos. ¿Qué tal si le propone tener un perfil libre de fotos personales? Recuérdeles que lo que va al ciberespacio se queda allí para siempre. Esa privacidad no incluye a los padres, usted tiene derecho a ver a diario el historial de navegación y los contenidos que ve y publica su hijo. Está bien que quiera confiar en ellos, pero las redes sociales no son el lugar correcto para empezar a trabajar en confianza. (F)

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