Educar para un peso saludable

14 de Junio de 2015

A pesar de la creciente concienciación sobre la obesidad infantil, los padres parecen percibir cada vez menos los problemas de peso de sus hijos.

“Muchas de las cosas que nosotros necesitamos pueden esperar, los niños no pueden, ahora es el momento, sus huesos están en formación, su sangre también lo está y sus sentidos se están desarrollando, a él no podemos contestarle ‘mañana’, su nombre es ‘hoy’”.

Con esas palabras de Gabriela Mistral, la OMS introduce su base de datos de Crecimiento y malnutrición infantil, en que consta la obesidad en los niños como uno de los más serios desafíos de salud pública. Es global, pero crece de manera sostenida en las zonas urbanas de los países pobres y en desarrollo.

El Plan de acción para las Américas, recogido por la OMS, se enfoca en la promoción de la lactancia materna, cambios en las escuelas, impuestos a la comida rápida y acceso a espacios recreativos y alimentos nutritivos. El director general de la FAO, José Graziano da Silva, llama a retomar la costumbre de comer en el hogar y consumir productos locales frescos, y a cambios en la vida familiar.

Empezar en casa

Los padres necesitan ayudar a sus hijos a establecer hábitos saludables en los primeros años de vida. Pero, además, deben reconocer que los adolescentes precisan de un esfuerzo familiar extra para modificar sus hábitos al comer y ejercitarse.

Una investigación dada a conocer por la Revista americana de conductas de salud sugiere que los padres que se involucran en las estrategias de modificación de comportamientos para bajar de peso les dan a sus hijos mayores oportunidades de éxito. Para ello es necesario que puedan percatarse de que sus hijos tienen un problema. Y es evidente, según el estudio, que los padres se dan cada vez menos cuenta de que el joven pesa más de lo saludable.

Los primeros 5 años

Esto no es exclusivo de padres de adolescentes. Obesidad infantil publicó este mes un estudio que sugiere que los padres en general están perdiendo la capacidad de identificar problemas de peso en los niños. Adultos entrevistados, responsables de niños de 1 a 5 años con sobrepeso, opinaron que sus hijos estaban “más o menos bien”. Y la mayor parte de quienes tenían niños clínicamente obesos pensaba que sus hijos estaban dentro de lo normal.

Esto preocupa al doctor Dustin Duncan, profesor asistente de Salud Poblacional en la Escuela de Medicina de la Universidad de Nueva York, y al doctor Jian Zhang, profesor asociado de epidemiología del colegio de Salud Pública de la Universidad de Georgia del Sur, autores del documento. “Los niños obesos tienden a ser adolescentes obesos y adultos obesos”, explica Duncan, citando un reporte del Jornal de Medicina de Nueva Inglaterra, que concluye que los niños que padecen obesidad a los 5 años tienen más probabilidades de permanecer así, mientras que por cada año que el individuo vive en peso normal, disminuye el riesgo de tener sobrepeso en la adultez.

Educación para padres

Conductas de salud afirma que es posible afinar la precisión de los padres para determinar el peso y estado de salud de los chicos. Si usted solicita un reporte del índice de masa corporal del niño y la tabla de crecimiento, acompañados de recomendaciones de dieta y de actividad física, puede aprender a hacerse una idea correcta del peso de sus hijos.

Por ejemplo, si su proveedor de salud le indica que el IMC (índice de masa corporal) de un niño está sobre el percentil 5 y debajo del 85, significa que tiene un peso saludable. Si está por sobre el percentil 85 hasta el 95, tiene sobrepeso, y si es igual o mayor a 95, se clasifica como obesidad.

La educación de los adultos puede cambiar su actitud para saber cuándo pedir un chequeo de peso, enterarse de qué puede esperar a medida que el hijo crece y entender los riesgos de desarrollar exceso de grasa corporal durante la adolescencia.

Estas acciones, tomadas en la infancia, pueden ayudar a los padres a estar conscientes de lo que es el peso saludable y ayudar a sus hijos a mantenerse en él, pero no es suficiente con quedarse allí.

Mientras el cuerpo del joven madura, estimar lo que es ideal o normal puede volverse más difícil, así que la labor de los padres de informarse debe continuar a través de la adolescencia. Una acción familiar oportuna puede mejorar los comportamientos de los adolescentes en lo relacionado con el peso.

Cambio de conductas

Una de las actitudes por corregir es la de hacer comparaciones personales. “En vez de utilizar una tabla de crecimiento avalada por la ciencia, los padres están, probablemente, comparando a sus hijos con otros chicos, como si ese fuera el modelo válido”, escriben Duncan y Zhang.

También estiman que el actual énfasis en el crecimiento y aumento de peso para bebés y niños pequeños puede dar a los padres la impresión de que el peso extra es producto de la herencia o indicador de buena salud, y no ven las complicaciones hasta la adolescencia. Duncan comenta que otro engaño es pensar que el exceso de peso pasará “cuando el niño crezca”.

Conductas de salud advierte de una tendencia más. A mayor grado de educación, los padres calculan mejor el peso de sus hijos. Pero también suelen ser más indulgentes con los chicos y rigurosos con las chicas. Los varones son llamados fuertes, fornidos e incluso atléticos, no así las mujeres.

Duncan y Zhang anotan, finalmente, que durante el estudio entendieron que muchos padres no revelan lo que realmente piensan del peso de sus hijos, porque sienten que serán vistos como malos cuidadores y culpables, y que esto puede ser un impedimento para tomar las decisiones apropiadas a tiempo.

En Ecuador

La Encuesta Nacional de Salud y Nutrición 2011-2013, divulgada por la Unicef, muestra que el 8,6% de niños ecuatorianos menores de 5 años tiene exceso de peso; entre los 5 y 11 años el índice llega al 29,9% y en los adolescentes baja al 26%.

Observar y tratar a los niños en riesgo de sobrepeso y obesidad es lo recomendado por Obesidad infantil. Los pediatras son ideales para promover y animar a los padres a formar percepciones certeras del peso de los niños. Adicionalmente están los esfuerzos por detectar signos tempranos de obesidad y difundir entre los padres los efectos de la enfermedad. (F)

Fuentes: www.nytimes.com, who.int, www.fao.org, www.ajhb.org, www.paho.org, www.unicef.org

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