Del pañal al ‘bañito’, ¿listos?

13 de Septiembre de 2015
Gisella Quintana B.

La mayoría de los niños, después de aprender a hablar y caminar sus primeros pasos, se alistan para ir al baño solitos. Papás, ¿están preparados para este cambio?

En el universo del niño pequeño, cada acción que domina por cuenta propia es un enorme logro para él: hablar, comer, caminar, jugar. Definitivamente, ir al baño solo será su mayor victoria, pues con esta acción se sentirá más independiente, como un ‘niño grande’.

El momento ideal para comenzar a dejar los pañales es desde los dos años. “Aunque no hay edad específica para esto”, afirma Zayda Calderón Mieles, pediatra neonatóloga. A los tres añitos se espera que finalmente ya no use esta prenda.

Y a los 6 años, ya debe controlar definitivamente sus esfínteres (músculos que controlan el paso de la orina y las heces al exterior). ¿Cómo se desarrolla este gran cambio? Lo resumimos en cinco pasos.

Paso 1: ¡Él sí puede!

Para iniciar la transición hacia al retrete, hay varias señales físicas que los padres deben considerar primero, indica la pedagoga Patricia Zeas de Alarcón. Por ejemplo: que el nene posea buen equilibrio y firmeza para caminar, mantenerse seco por un lapso de entre 3 y 4 horas y no resistirse a aprender a usar el orinal infantil.

Además, debe ser capaz de sentarse, manteniéndose en la misma posición entre dos a cinco minutos; reconocer cuándo tiene deseos de ir al baño y comunicárselo a sus papás; tener la habilidad de bajarse y subirse el pantaloncito (para manipular su ropa interior).

Tiene que manejar nociones básicas como identificar las partes de su cuerpo, como brazos, piernas, cabeza; reconocer las diferencias de arriba, abajo, adentro, afuera.

Además le empieza a disgustar la orina o sus heces, agrega Calderón. “Antes, sin duda, no le incomodaba sentirlos en el pañal, pero en cierto momento comenzará a sentir malestar”. Allí aprende a avisar y es el instante oportuno para entrenarlo.

Paso 2: Apoyo y equipos

Parte del proceso es comprender que el control de esfínteres no es una ‘carrera contra el tiempo’.

“Cada niño tiene su tiempo y hay que respetarlo. Así como hay niños que logran en una semana controlar sus esfínteres, otros se demoran algo más. Puede durar varios meses”, explica Zeas.

Usted puede ayudarlo con la bacinica o asientos especiales que se acoplan al inodoro. Para habituarse al orinal de plástico, el portal babycenter.com recomienda comprarlo junto con él, ponerle su nombre y permitirle que lo decore con adhesivos. En cambio, el asiento adaptador para el retrete se complementa con un banquito para que el niño pueda apoyar los pies, y subir y bajar del inodoro con facilidad, a la vez que le aporta estabilidad.

Paso 3: Rutinas para pipí y popó

Un mecanismo para acostumbrarlo a la bacinica es sentándolo allí una vez al día; por ejemplo, luego del desayuno, antes del baño o cuando suele orinar o defecar. Así se irá enseñando al orinal y empezará a aceptarlo como parte de su rutina diaria, enfatiza babycenter.com.

Pero, si no quiere, no lo obligue tampoco. Zeas señala: “El adulto no debe forzar la situación porque decida que ya es el momento, cada niño tiene su propio ritmo de desarrollo. La retirada definitiva del pañal necesitará un proceso de aprendizaje gradual con errores y éxitos para los cuales deberemos estar preparados”.

Calderón también advierte evitar presionarlo. “Nada de gritos ni golpes, sustos, amenazas, ni decirle ‘aprende a entenderlo’”; sino aclararle al chiquitín que el control lo tiene él ahora, decidiendo cuándo ir a la bacinilla, en lugar de orinarse o hacerse popó.

Para ello, el bacín debe ubicarse en un lugar accesible, a su vista. Y que le recuerde cada cierto tiempo que debe usarlo, añade Calderón. “Un tip para mamás es sentarse en el inodoro cuando el bebé está en la bacinica, para que él vea que es normal, incluso puede contarle una historia”.

Paso 4: Chao, pañal

Una vez que el niño aprendió a avisar y utilizar la bacinica, debe enseñarle a sentarse en el orinal sin pañal, de esta forma se adapta a la idea de ocupar el inodoro. Los niños aprenden imitando a los adultos, por lo tanto la manera más natural de aprender es viendo a su mamá o papá hacerlo. Mejor aún si un hermanito mayor le hace una demostración.

En esta etapa, tendrá que ayudarle a bajarse y subirse la ropa, y limpiarlo por algún tiempo. “Si el niño asiste al nivel inicial 1, es decir al maternal, las maestras tienen tácticas positivas para animarlo a dejar el pañal, podría durar medio año lectivo. Cuando asista al inicial 2, es decir prekínder, irá con su uniforme y avisará las veces que desee ir al baño”, indica Zeas.

Paso 5: Hola, ropita interior

El portal babycenter.com sugiere ponerle al niño ropa interior de entrenamiento: es un tipo de pañal desechable y se sube y baja como un calzoncito que él puede quitarse y ponerse solito. Pero es probable que en las noches aún requiera su pañal normal. De acuerdo a Calderón, el nene primero comienza a controlar sus esfínteres en el día y luego de noche; y por lo general, primero domina la orina antes que las heces. Las niñas logran el control antes que los niños.

Al usar el orinal consistentemente y solito, ya está listo para la ropa interior normal. ¡Motívelo con calzones con sus personajes favoritos!

Cuando finalmente avisa para ir al inodoro, celebre y estimule ese logro, aconseja Zeas. “Así también cuando no lo hace y se moja, es preciso no llamarle la atención y peor aún en público. Nunca sentarlo ni exigirle que permanezca así por tiempo prolongado”.

Paso inesperado: ¿Y si no quiere?

Si el nene no desea dejar los pañales, aún cuando ya sea tiempo y usted lo haya intentado muchas veces, podría haberse suscitado una mala experiencia con el retrete o el orinal, puntualiza Calderón. “Puede resultar traumático sentarse en una bacinica fría o en un inodoro muy grande y sufrir algún accidente”.

Por eso, los papitos no deben olvidar respetar las iniciativas de sus hijos y sus ritmos de desarrollo y, además, acompañarlos en el desarrollo de su autoestima porque lo alentarán a explorar sus propias capacidades para ser niños más independientes. (I)

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