Apáticos en diciembre
Muchas razones podrían explicar la falta de entusiasmo de quienes no se enchufan al ambiente festivo en este mes. ¿Cómo tratar con ellos?Durante el mes de diciembre hay un ambiente general de festividad, deseos de reunirse y compartir, de mayor empatía hacia el prójimo.
Si bien los católicos celebran la Natividad de Jesús, cada vez se convierte más y más en algo políticamente aceptado el referirse a esta fecha como “días festivos”. Sin embargo, hay quienes no logran ser cautivados por ese ‘espíritu’.
Adicionalmente a los motivos de carácter religioso o la negación a participar de una celebración que “se ha vuelto muy comercial”, hay muchas razones que podrían explicar la apatía para quienes la proximidad de estas fechas se vuelve una incomodidad: problemas personales, rupturas amorosas, enfermedad, falta de empleo, etc.
¿Se interesa por los apáticos ? Coméntenos
Contagiar motivación
La psicóloga clínica Azucena Dillon refiere que la apatía es una indiferencia ante todas las cosas, que pudiera llegar a ser parte de un trastorno del tono afectivo y, por tanto, la persona se muestra desapegada e indiferente. De ahí que es importante no dejarse afectar de esa actitud que no es saludable, sino al contrario tratar de ‘contagiar’ a la persona de actitud positiva, alegre y motivada.
Apoyo familiar
Cuando un familiar se ve afectado por esta apatía generalizada se vuelve complicada la sana convivencia. Sin embargo, indica Dillon, es importante que la familia entienda que esto es un padecimiento que ha dejado de ser voluntario y que es trascendental que la familia se muestre afectiva y motivadora. No se debe permitir que las actitudes negativas lleguen a predominar en el momento de celebración. Si se le da espacio e importancia a la actitud apática del familiar, cobrará más fuerza. Del apoyo familiar dependerá que esta actitud se reduzca en frecuencia e intensidad.
Con los grupos
Cuando actuamos en ambientes amplios como colegios y oficinas no hablamos de individuos, sino de grupos, por tanto, es vital canalizar una motivación adecuada, pues esto va a repercutir en la productividad, señala Dillon. Las actitudes pueden ‘afectar’ a los demás; mientras más permeable sea uno, más se verá ‘afectado’ de actitudes positivas o actitudes negativas. No obstante, depende de la decisión de cada uno cómo quiere vivir estas celebraciones. Nadie puede decidir por otro, por muy fuerte que sea el ambiente hostil o apático.
Cuando no es apatía
El psicólogo clínico Juan Diego Almeida considera que es común encontrar personas apáticas en fechas especiales o festividades que tienen un valor social a nivel general. Pero antes de saber cómo reaccionar ante ellas, sugiere indagar un poco más sobre este término. La apatía, explica, es un estado emocional en el que la persona se muestra impasible frente a su entorno. La indiferencia, el desgano y en ocasiones hasta la falta de fuerza reflejan en el sujeto un estado de ánimo carente de entusiasmo.
Pero es vital, dice Almeida, poder establecer una diferenciación acertada entre la apatía y la depresión, pues se tiende a confundirlos, pero en realidad no son lo mismo. Una señal muy relevante en esta diferenciación es que la persona apática es poco sensible a los acontecimientos y estímulos exteriores, a diferencia de la persona deprimida, que puede presentar estos síntomas y otros, los cuales comprometen su esfera interpersonal, cognitiva, física y conductual.
Reaccionar frente a este tipo de personas, advierte Almeida, es invadir su espacio personal y en ocasiones hasta no valorar su decisión de mantenerse en ese estado. Pero a la vez es una señal de alarma, puesto que nos refleja un síntoma que debe ser tratado de manera urgente. Es importante poder derivar a esta persona a trabajo psicológico para que se pueda encontrar el origen de su ánimo impasible.
Acercarse y escuchar
- Almeida dice que conocer los gustos y valorarlos es clave para poder incluir a los apáticos en las diferentes actividades personales, familiares, académicas, laborales y en general, puesto que así se logrará generar una sensación de aceptación. Mostrar interés por sus afectos, deseos, anhelos es vital para crear este espacio que necesitan para sentirse seguros.
- La insistencia no es una herramienta que nos sirva a cabalidad, puesto que de esta, por lo general, se obtienen respuestas negativas; se originan las frustraciones y el arrepentimiento; se convierte en la génesis del “hacer las cosas de mala gana”.
- Generar espacios de escucha con el fin de indagar la razón de su desinterés es la clave (estos espacios pueden ser a nivel familiar, académico o laboral, pero será el profesional en psicología el que tenga la experticia para sobrellevar la situación). Esto, debido a que en ocasiones el origen de la apatía nace de una decisión a nivel consciente que, con los años, queda en las virtualidades de la mente, reprimida pero nunca olvidada.
Contactos: Ps. Cl. Azucena Dillon Arias: 098-969-3400. /Ps. Cl. Juan Diego Almeida: 099-534-4291