Y Dios creó a las madres

Por Paulo Coelho
14 de Mayo de 2017

Erma Bombeck (1927-1996) fue una columnista y humorista estadounidense que alcanzó gran popularidad por su espacio en el periódico que describió la vida de casa en los suburbios de las décadas de los 60 hasta finales de los 90. Comenzó su carrera en 1949 como reportera del New York Herald Diario, pero después de casarse con Bill Bombeck, un amigo de la universidad, ella dejó el trabajo y crio a tres hijos. En una de sus columnas periodísticas ella escribió:

El día en que Dios creó a las madres (y ya había pasado el día y la noche durante seis días), un ángel se le apareció y le dijo:

–¿Por qué esta creación está dejándote tan inquieto, Señor?

El Señor le respondió: –¿Has leído las especificaciones?:

Ella tiene que ser totalmente lavable, pero no puede ser de plástico.

Debe tener 180 partes móviles y sustituibles, funcionar a base de café y sobras de comida.

Tener un regazo suave que sirva de almohada para los niños.

Un beso que tenga el don de curar cualquier cosa, desde una herida hasta un sufrimiento de amor.

Y tener seis pares de manos para cumplir con todas las tareas.

El ángel sacudió lentamente su cabeza y le dijo: –¿Seis pares de manos, Señor? ¡Parece imposible!

–“Pero el problema no es ese”, dijo el Señor –“son los tres pares de ojos que esta criatura tiene que tener”.

El ángel, con un sobresalto, le preguntó: ¿para qué?

–Un par de ojos para ver a través de las puertas cerradas, para cuando se pregunta qué están haciendo los niños allí dentro (aunque ella ya lo sabe); otro par en la parte posterior de la cabeza, para ver lo que no debería, pero tiene que saber; y ojos normales, por supuesto, capaces de consolar a un niño llorando, diciendo: “Te entiendo y te amo”, sin decir una palabra.

Y el ángel comentó: –Es hora de dormir. Mañana será otro día, pero el Señor le explicó: –No puedo, está casi lista. Ya tengo un modelo que se cura cuando se enferma, que puede alimentar a una familia de seis con una libra de carne molida y puede convencer a un niño de 9 años que se bañe…

El ángel lentamente dio la vuelta al modelo y habló:

–¡Es muy delicada, Señor!, pero el Señor dijo con entusiasmo:

–¡Pero es muy resistente! ¡No te imaginas lo que esta persona puede hacer o soportar!

El ángel, analizando mejor la creación, observa: –Hay una fuga, Señor…

–No es una fuga, ¡es una lágrima! Y esta sirve para expresar alegría, tristeza, dolor, soledad, orgullo y otros sentimientos.

–¡Eres un genio, Señor! –dijo el ángel.

–Pero no fui yo quien puso esa lágrima ahí, respondió el Señor. Solo apareció... (O)

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