Relatos de Nasrudin: Dádivas de un sabio

Por Paulo Coelho
07 de Diciembre de 2014

“Cuando vemos a alguien muy ansioso por mostrar todo lo bueno y comprensivo que es, necesitamos ponerlo severamente a prueba; porque él busca aplauso para sus gestos, y puede haber perdido completamente su humildad”.

No importa pasar por tonto

El mulá Nasrudin (personaje central de casi todas las historias de la tradición sufí) ya se había transformado en una especie de atracción de la feria principal de la ciudad. Cuando se dirigía hasta allí para pedir limosna, las personas acostumbraban a mostrarle una moneda grande y una pequeña: Nasrudin siempre escogía la pequeña.

Un señor generoso, cansado de ver que la gente se reía de Nasrudin, le explicó: “Siempre que te ofrezcan dos monedas, elige la mayor. Así tendrás más dinero y no serás considerado idiota por los otros”.

“Seguramente tiene usted razón”, respondió Nasrudin. “Pero si yo siempre escojo la moneda mayor, las personas dejarán de ofrecerme dinero, como hacen ahora para probar que soy más idiota que ellas. Y de esta manera no podré ganar mi sustento. No hay nada malo en pasar por tonto si en realidad lo que uno está haciendo es inteligente.

Somos todos responsables

La comitiva pasó por la calle; soldados fuertemente armados llevaban a un condenado a la horca. “Este hombre no tenía arreglo”, comentó un discípulo a Nasrudin. “Una vez le di una moneda de plata para ayudarlo a levantarse de nuevo en la vida y no hizo nada importante”.

“Quizás él no sirva para nada, pero puede estar ahora caminando hacia la horca por tu causa”, respondió el maestro.

“Es posible que haya utilizado la limosna para comprar un puñal, que terminó usando en el crimen cometido; y entonces tus manos estarán también ensangrentadas, porque en vez de ayudarlo con amor y cariño preferiste darle una limosna y librarte de tu obligación”.

Cada cosa en su lugar

La fiesta reunió a todos los discípulos de Nasrudin. Durante muchas horas comieron, bebieron y conversaron sobre el origen de las estrellas. Cuando era ya casi de madrugada, todos se prepararon para volver a sus casas.

Quedaba un apetecible plato de dulces sobre la mesa. Nasrudin obligó a sus discípulos a comérselos...

Uno de ellos, no obstante, se negó. “El maestro nos está poniendo a prueba”, dijo. “Quiere ver si conseguimos controlar nuestros deseos”.

“Estás equivocado”, respondió Nasrudin.

“La mejor manera de dominar un deseo es verlo satisfecho. Prefiero que os quedéis con el dulce en el estómago –que es su verdadero lugar– que en el pensamiento, que debe ser usado para cosas más nobles”.

La reflexión

Del libro El camino de la nobleza sufí: “Recibe siempre a aquel que te busca, y no corras tras de quien te rechaza. De esta manera estarás creando un nexo de armonía con tu semejante”.

“Un novicio no debe ser expulsado por causa de sus faltas. Cuando alguien está haciendo un esfuerzo para mejorar, esto debe ser apreciado y honrado por todos”.

“Un extraño no debe ser aceptado por causa de sus cualidades.

Cuando vemos a alguien muy ansioso por mostrar todo lo bueno y comprensivo que es, necesitamos ponerlo severamente a prueba; porque él busca aplauso para sus gestos, y puede haber perdido completamente su humildad.

Ve siempre más allá de las apariencias: escucha, mira y confía en tus impresiones”.

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