Maneras de rezar: Acercarse más a Dios

Por Paulo Coelho
09 de Noviembre de 2014

“Dios está en todas partes, y podrás encontrarlo siempre que te arrepientas. Pero el prójimo puede viajar hacia un lugar distante, y no tendrás oportunidad de pedirle perdón”.

El arzobispo Makarios afirma en uno de sus escritos que las puertas del cielo están abiertas para los que usen la oración. Sin embargo, no siempre valoramos este poderoso instrumento de comunicación con Dios por considerarlo o demasiado simple o –paradójicamente– demasiado complicado. Conviene recordar que en la Biblia, en II Reyes (capítulo 20) se cita un poderoso ejemplo de la fuerza de la oración:

El profeta Isaías va a la casa de Ezequías y le anuncia: “Pon en orden tu casa, porque vas a morir”.

Ezequías, desesperado, se vuelve contra la pared y clama al Señor: “Anduve fielmente delante de Ti, haciendo lo que era agradable a Tus ojos!” Y llora.

Antes de que Isaías deje el patio interno, el Señor se dirige de nuevo a él: “Regresa y dile a Ezequías, mi siervo: escuché tu plegaria y vi tus lágrimas. Te voy a curar, y añadiré quince años a tu vida”.

A continuación, algunos relatos sobre la importancia de la oración.

Cómo estar cerca de Dios

Un hombre preguntó a Al-Husayn:

- ¿Qué debo hacer para aproximarme a Dios?

-Cuéntale un secreto. Y no dejes que nadie en este mundo sepa lo que dijiste: así establecerás un lazo de confianza con la Divinidad.

-¿Solo esto?

Al-Husayn dijo:

-Establece una relación firme al comienzo de tu jornada espiritual. Reza.

-Todo el mundo lo hace. ¿No habrá otra manera de comunicarme mejor con Dios?

-Ya te lo expliqué –dijo Al Husayn. Pero tú ya quieres llegar al final antes de empezar, y esto no es posible.

Cómo servir a Dios

El monje Chu Lai descansaba cerca de un riachuelo cuando se le acercó un joven.

Quiero saber cuál es la mejor manera de servir a Dios –pidió,

- La oración –respondió el monje.

-¿Y cuál es la peor manera?

- Ofender al prójimo.

- Pensé que sería ofender a Dios.

-Estás equivocado– respondió Chu Lai. Dios está en todas partes, y podrás encontrarlo siempre que te arrepientas. Pero el prójimo puede viajar hacia un lugar distante, y no tendrás oportunidad de pedirle perdón.

La oración de los rebaños

La tradición judaica cuenta la historia de un pastor que siempre decía al Señor: “Maestro del Universo, si tienes un rebaño, yo te lo guardaré sin cobrar nada, ya que Te amo mucho”.

Cierto día, un sabio escuchó esa extraña plegaria. Preocupado por lo que le pareció que podría ser una ofensa a Dios, enseñó al pastor los rezos que conocía.

Pero en cuanto se separaron, el pastor olvidó las oraciones: con miedo de ofender a Dios ofreciéndose para guardarle rebaños, decidió abandonar por completo cualquier tipo de plegaria.

Aquella misma noche, el sabio tuvo un sueño:

“¿Quién guardará los rebaños del Señor?”, decía un ángel. “El pastor rezaba con el corazón y tú le enseñaste a rezar con la boca”.

Al día siguiente el sabio volvió al campo, pidió perdón al pastor e incluyó el Rezo del Rebaño en su libro de oraciones.

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