Vacaciones fragmentadas

30 de Marzo de 2014

El nuevo régimen de vacaciones escolares presenta más oportunidades de esparcimiento que pueden ser aprovechadas por las familias.

Tal como alimentarse y dormir bien es vital para alcanzar un alto rendimiento académico, las vacaciones escolares también lo son. Este periodo de descanso no es simplemente un alto a los estudios, representa un espacio para renovar energías, desarrollar nuevas habilidades y alcanzar un saludable equilibrio.

En los últimos años, el calendario escolar ecuatoriano sufrió una notable reestructuración: el año lectivo, que antes se dividía en trimestres, ahora se desarrolla en dos quinquemestres y los estudiantes tienen dos semanas libres al finalizar el primer quinquemestre.

El año pasado también descansaron durante las festividades de fin de año y Navidad. Y tras finalizar el segundo quinquemestre disponen de dos meses de descanso, hasta el 2 de mayo, de acuerdo con el calendario publicado por el Ministerio de Educación.

¿Cómo pueden beneficiarse los estudiantes y los padres de familia de esta nueva distribución de las vacaciones escolares? Aunque parecería ser un descanso intermitente, los especialistas afirman que la clave está en la clase de actividades que se programen, las cuales deben responder a las necesidades intelectuales, físicas y emocionales del estudiante.

Sostienen, además, que el régimen actual podría ayudar a combatir el sedentarismo que se presenta tras varios días libres.

Una pausa necesaria

De acuerdo con Zoila Mondéjar, licenciada en Educación y Especialista en rehabilitación e integración, de niños con trastornos de aprendizaje, dificultades motoras, problemas de lenguaje y articulación, este descanso entre periodo de estudios beneficiará la correcta asimilación de los conocimientos.

“Nuestro cerebro necesita tiempo para procesar la información y guardarla en la memoria de largo plazo como un concepto significativo, es decir, que servirá no para evocarlo de memoria, sino sobre todo para aplicarlo a contextos varios”, explica. “La acumulación de contenidos sin la debida pausa no permite que la transferencia se produzca y perdemos importantísima información que permanece por poco tiempo en la memoria de corto plazo y memoria de trabajo”.

La especialista cree que los docentes pueden beneficiarse de las vacaciones escolares al tener más tiempo disponible para ajustar sus objetivos de acuerdo con la evolución y necesidades de su grupo de estudiantes. “Reconozcamos que el trabajo en aula es agotador, no es solo ponerse al frente de las aulas, el trabajo administrativo y de preparación es arduo. Los periodos de descanso son importantes para que los docentes renueven energías”.

Patricia Nevárez, psicóloga clínica y magíster en desarrollo educativo, considera que las semanas libres entre cada quinquemestre les permitirán a los estudiantes liberarse apropiadamente del nerviosismos, frustración, estrés y ansiedad, y asimismo regresar con nuevas fuerzas a las aulas.

Toyi de Jácome, psicóloga, orientadora y terapeuta familiar, advierte sobre el desgaste mental y físico ocasionado por largos periodos de estudios. Este malestar, dice, puede desembocar en una crisis si no se establece un alto en las actividades educativas. “La falta de concentración, desmotivación, fatiga y cansancio son síntomas físicos y psicológicos que afectan a los estudiantes”, explica. “Por ello, las vacaciones cumplen un papel importante en la salud”.

Nevárez coincide: “Todos los chicos necesitan, biológica y mentalmente, de sus vacaciones. Aquello no significa que van a hacer lo que les da la gana, sin horarios de ninguna clase”, advierte. Es un tiempo de recreación en el que obtienen beneficios tanto físicos como psicológicos”.

¿Qué hacer?

La mayor responsabilidad durante estos meses recae sobre los padres, explica Nevárez, pues cuando no se planifica con anticipación lo que se va a realizar durante ese periodo, entonces surgen los problemas. “Porque no saben qué hacer con los chicos”, comenta.

La especialista recomienda evitar que los estudiantes caigan en malos hábitos como comer en cualquier momento, jugar o ver televisión hasta altas horas de la noche, pues estas malas prácticas pueden perjudicar su ritmo de estudio-clase.

“Es por ello que algunos maestros reniegan cuando los chicos regresan de vacaciones porque les cuesta mucho introducirlos en la rutina escolar y porque “se han olvidado” de todo lo que aprendieron. Por ello es beneficioso, sobre todo en las vacaciones largas, que los chicos realicen una corta tarea escolar de refuerzo, que pueden realizarla unas semanas después de haber salido de la escuela y las finalicen un par de semanas antes de ingresar a clases”.

La planificación de actividades debe estar relacionada con liberar el estrés, sostiene Jácome. Por ello recomienda incorporar actividades deportivas, culturales y viajes, dentro o fuera del país, que les permitan tener nuevas experiencias fuera de su rutina diaria.

Si el estudiante necesitara reforzar algún tipo de conocimiento, recomienda elaborar un horario apropiado. “Considerando cortos tiempos para el repaso académico y dándoles más fuerza a las actividades que no desarrolló durante el tiempo de escolaridad”.

Las vacaciones son el tiempo que los padres pueden aprovechar para instruir a sus hijos en otro tipo de valores, enfatiza Jácome.

“Los padres a veces estamos más preocupados en hacer de nuestros hijos máquinas que reciclen mucha información académica, considerando que mientras más sepan, más inteligentes serán”, comenta.

“Pero la inteligencia no se logra solo en el ámbito mental, sino que se deberá ayudar a desarrollar también una inteligencia emocional. A través de un equilibrio mental y emocional se logrará el éxito que tanto anhelamos cultivar en cada uno de nuestros hijos” (D.L.).

Todos los chicos necesitan, biológica y mentalmente, de sus vacaciones. Aquello no significa que van a hacer lo que les da la gana, sin horarios de ninguna clase”, Patricia Nevárez

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