Ph.D. ecuatorianos

30 de Junio de 2013

Los profesionales Ph.D. (abreviatura anglosajona para “doctor en filosofía”) suelen dedicarse a la investigación. Cuatro especialistas nos cuentan sus experiencias en sus respectivos campos.

 

Eduardo Santillán
Un ratón de biblioteca

Este neuropsicólogo de 54 años se considera un ratón de biblioteca e investigador experimental nato, y sus dos grados de Ph.D. lo incentivan a descubrir realidades y a trabajar a partir de las evidencias.

Eduardo Santillán realizó el primero en 1988 en la Universidad de Miami, en Psicología Clínica o Médica con énfasis en Afectividad Crítica; y el segundo lo completó en el 2011 en la Universidad de Cambridge (matriz Londres), en la especialidad de Neuropsiquiatría y Neuropsicología.

Sus grados, agrega, los ha podido desempeñar en el ámbito privado como en universidades, consultorías particulares, empresas y sobre todo en su consultorio particular. Además, le han permitido desarrollar un mayor nivel de análisis, inferencia e incluso tomar decisiones con más probabilidades de asertividad, tener una visión más universal y específica de la situación de los individuos, ya sea como entes únicos o como grupos, con base en sus diferentes culturas e idiosincrasias. “Eso ratifica que soy un aprendiz constante y que ‘solo sé que nada sé’”.

Santillán agrega: “Aunque realmente el actual régimen ha impulsado en los campos académicos la actuación de los Ph.D., hay que considerar que en Ecuador no existen los entornos y actitudes necesarias, porque aún se necesita evolucionar significativamente como sociedad”. (S.M.de.C)

 

Lucila Pérez
Priorizó su formación académica

“Realizar el Ph.D. en un entorno diverso abrió mi mente a nuevas experiencias y otras culturas”, así describe Lucila Pérez, decana de la Facultad de Ecología Humana, Educación y Desarrollo de la Universidad Casa Grande (UCG), su experiencia profesional luego de obtener su doctorado. “He podido viajar a varios países por trabajo o para conferencias. Amplié mis relaciones laborales y académicas con colegas nacionales e internacionales”, asevera.

Ella ya tenía dos maestrías al momento de decidir estudiar un Ph.D., sin embargo, decidió priorizar su formación profesional y avanzar hacia el siguiente nivel. Así, entre 1994 y 1999 obtuvo su doctorado en Administración en la Universidad de Québec, en Montreal (UQAM).

Este título, asegura, facilitó su inserción laboral y pudo trabajar con varias instituciones. Ahora colabora con la UCG, como directora de Posgrados. Pérez cree que cada profesional debe evaluar individualmente la posibilidad de obtener un Ph.D., de acuerdo con sus aspiraciones y según el área en que se desenvuelva.

Más allá de las limitadas ofertas laborales que puedan existir en Ecuador para los profesionales con un doctorado, cree que las ventajas de este título son mayores. “Es posible que profesionales con Ph.D. en especializaciones de alta tecnología no puedan trabajar en Ecuador. Pero creo que una persona con un Ph.D. puede laborar en cualquier lugar del mundo. Si no hay oportunidades en el país, puede trabajar en otros espacios”, comenta. (D.L.)

 

Walter Mera
Comprometido con la investigación

Este ingeniero civil decidió estudiar un Ph.D. porque siempre le ha interesado mejorar sus conocimientos académicos. Por eso, del 2000 al 2004 realizó su doctorado en la rama Materiales de Ingeniería, estudiando “el reforzamiento de paredes de mampostería usando mortero con fibras naturales y artificiales”, en la Universidad del Salento, en Italia.

Además, en el 2011 inició un posdoctorado sobre el tema ‘La vulnerabilidad de edificios existentes ante una amenaza sísmica’, en la Universidad de Wisconsin, en Estados Unidos.

Mera tiene una maestría en Ingeniería Estructural, es profesor de la Facultad de Ingeniería de la Universidad Católica desde 1981 y ha ejercido la profesión de calculista de estructuras desde 1978.

“No he necesitado inserción en el mercado laboral, pero he tenido el reconocimiento de la comunidad universitaria por mi título de Ph.D.”, dice este académico que se ha dedicado a transmitir sus conocimientos a sus alumnos. Además, suele trabajar en proyectos de investigación, “como uno que estamos desarrollando con la Universidad de Delft, en Holanda, sobre hormigones autorreparables, utilizando fibras de abacá y bacterias”, señala este continuo buscador de avances científicos en su actividad. (L.L.)

 

Ana Vargas
Conquista sus sueños en Inglaterra

Esta médica se graduó con honores en la Universidad Católica en 1991, tras lo cual realizó una maestría en Biología Molecular en Bélgica y un Ph.D. en Inmunología Molecular en la Universidad de Oxford (Reino Unido).

“Después me ofrecieron trabajar como científica de investigación posdoctoral para la Universidad de Oxford. Acepté porque la situación en el Ecuador no me permitía conseguir trabajo bien remunerado en mi área. Ese mismo año, 2001, conocí a mi futuro esposo, con quien me casé en el 2003. Mi intención siempre había sido obtener un Ph.D. y regresar al Ecuador para hacer medicina e investigación. En el Reino Unido esto no me era posible a menos de que revalidara mi título y volviera a ‘empezar’ en Medicina”, señala.

Después de mucho reflexionar, Vargas se decidió a estudiar nuevamente la Medicina, pero en inglés, para acogerse al sistema de salud de Inglaterra. “Era la ruta más dura, difícil y significaba dejar la investigación por mucho tiempo si quería retomar la carrera médica. Pero siempre he querido ser médica y nunca me ha asustado la dificultad”, agrega Vargas, quien en octubre del 2004 empezó a trabajar como doctora en el John Radcliffe Hospital de Oxford y hoy es interna en la especialidad de Geriatría y profesora universitaria. Todos estos son pasos para, en un futuro, cumplir su sueño mayor: regresar al Ecuador a trabajar en investigación y la docencia. (M.P.)

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