Trabajo y maternidad

Por Ángela Marulanda
03 de Septiembre de 2017

La decisión de salir a trabajar fuera de la casa es, sin duda, una de las más difíciles que debemos enfrentar las madres hoy. Si bien el empleo y el desarrollo profesional traen grandes satisfacciones personales, también provocan inmensas angustias y sentimientos de culpa porque nos aparta de los hijos un buen tiempo.

Una de las actitudes más perjudiciales y que más daño puede hacerle a los niños es la culpabilidad que agobia a la mayoría de las madres trabajadoras. Como ellos perciben estos sentimientos se sienten víctimas de nuestro abandono, sin que necesariamente lo sean. Sin embargo, que las mujeres trabajemos fuera del hogar no implica que estemos desatendiendo la familia ni que descuidamos a los hijos. No son mejores mamás quienes viven pendientes de sus hijos, sobreprotegiéndolos o cumpliendo sus funciones como una penitencia. Los niños necesitan nuestra atención y presencia amable, lo que no será posible si nos sentimos sacrificadas por tener que dedicarnos a cuidarlos.

Las mujeres debemos tener presente que el trabajo y el desempeño profesional son muy importantes, pero el bienestar afectivo de los hijos es aún más importante y exige una buena dosis de presencia amorosa de la mamá. Por eso, el único peligro que no podemos desconocer es no disponer de suficiente tiempo de calidad con los hijos, es decir, de espacios llenos de ternura, comprensión y cariño. Lo fundamental es, además, que el tiempo que pasemos en su compañía sean momentos enriquecedores y llenos de afecto.

Es urgente que las mamás tengamos muy presentes los esfuerzos que implica la maternidad, porque un hijo ya no puede ser un accidente, sino el resultado de una decisión tomada a conciencia. Los hijos no son un regalo, sino una larga y costosa adquisición que finalmente nunca nos pertenecerá. La crianza exige madurez, consagración y un profundo compromiso con su cuidado y formación. Habrá menos niños carentes de amor y menos madres llenas de culpas si decidimos darle prioridad a la familia, porque “podemos hacerlo todo, pero no todo a un mismo tiempo”. (O)

angelamarulanda@gmail.com

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