Todo tiene sus límites

Por Ángela Marulanda
03 de Junio de 2012

Recuerdo los años en que los padres decidían todo lo que los hijos debíamos hacer y hasta lo que debíamos pensar, sentir y decir. Por fortuna, hoy eso ha cambiado y ahora no solo se permite sino que se anima a los niños a tomar sus propias decisiones. Pero, en el proceso, nos hemos ido al extremo de dejar que ellos, desde pequeños, decidan todo.... qué quieren comer; cómo vestirse, a qué horas dormirse, adónde quieren ir, qué van a hacer y hasta qué debemos hacer nosotros.  Es decir, los niños hoy no solo tienen voz sino también voto y veto en la familia.

Yo creo que los problemas de ingobernabilidad de los jóvenes con que se están enfrentando muchos padres, son el resultado de que se nos fue la mano y  desde pequeños les enseñamos que ellos son quienes toman todas sus decisiones.

Por lo anterior, no me sorprende que muchos hijos hoy “se manden solos” desde la infancia y se limiten, en el mejor de los casos, a notificar a sus padres lo que se proponen hacer.  El hecho de que se les antoje algo es suficiente motivo para hacerlo, y no valen nuestros ruegos o amenazas porque de todas maneras hacen su voluntad, con o sin nuestro consentimiento. Y ni siquiera creen que actuar en contra nuestra está mal.

Me parece que “estamos comiendo lo que cocinamos” debido a que desde la infancia les hemos dado demasiado poder. Una cosa es promover su autonomía a base de irles dando gradualmente ciertas libertades a medida que van creciendo, pero otra es dejarlos hacer lo que quieran antes de que tengan los criterios y la madurez para saber qué es lo correcto, lo sano y lo apropiado.

Tenemos que revisar las razones que nos anima a dar a los hijos más poder del que pueden y deben manejar.  El precio a pagar por evitar el conflicto, por aliviar nuestras culpas, por ganarnos su “amistad” o por complacerlos para verlos felices, no puede ser delegarles el mando de su vida antes de que estén preparados para hacerlo. Al otorgarles demasiado poder de decisión estamos empujando a los niños, no a que vivan su vida, sino a que se pierdan en un mundo que desconocen.
www.angelamarulanda.com

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