No podrán amar si no pueden confiar

Por Ángela Marulanda
19 de Enero de 2014

Hoy ya no solo tienen vida íntima las parejas constituidas por un hombre y una mujer que están casados. Ahora es “normal” que tengan relaciones sexuales dos personas que se aman o que se gustan o que apenas se conocen o que simplemente se les antojó pasar la noche juntos. Y también es socialmente válido tenerlas en toda suerte de modalidades de relación: novios, “amigovios”, “marinovios”, amigos con privilegios, con derechos, con beneficios... Además, da igual si es una relación esporádica, virtual, cibernéticas o tan solo un encuentro casual. Todas se consideran apropiadas, y lo único que está mal es atreverse a decir que eso no está bien.

Aunque podría pensarse que, como ahora las parejas tienen más experiencia y se conocen más íntimamente, sus relaciones conyugales serían más perdurables, pero no es así. Hoy en día lo inusual es que los matrimonios sobrevivan y no que se acaben porque los valores que promueve la cultura materialista –individualismo, facilismo y permisividad– van en contra de la honestidad, generosidad y esfuerzo que son esenciales para construir una relación de pareja armoniosa y perdurable. Como tales virtudes no coinciden con la filosofía de vida centrada en el placer que es usual en nuestros días, las posibilidades de que los matrimonios perduren se han ido reduciendo tanto que son casi una “especie en vías de extinción”.

Lo más grave es que, como los divorcios siguen aumentando y los matrimonios bien avenidos y estables disminuyendo, cada vez hay más hijos que viven atormentados por la discordia y no fortalecidos por el amor entre sus padres. Y por eso muchos no tienen la oportunidad de crecer enriquecidos por la presencia cotidiana de las dos personas que más aman y necesitan: su papá y su mamá. Esta circunstancia impide que ellos se sientan tan valiosos y amados como lo precisan para poder confiar en sí mismos, en sus padres, en las ventajas del matrimonio y en las bendiciones del amor.

Me pregunto ¿cómo podrán creer en los beneficios de estar casados todos esos niños que ven que el amor y la fidelidad que se juraron sus padres “hasta que la muerte los separe” solo se mantuvo hasta que el divorcio los separó?

www.angelamarulanda.com

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