Los hijos necesitan papá y mamá

Por Ángela Marulanda
13 de Diciembre de 2015

Hoy en día ya no es extraño ni mal visto que dos personas, que no son pareja, decidan tener un hijo con quien no están casados ni han pensado hacerlo. Si bien puede ser muy emocionante para ellos tener un hijo, no lo es para la criatura que crecerá en condiciones desventajosas para su vida afectiva.

Hoy, lamentablemente, este tipo de decisiones no solo son cada vez más usuales, sino que se las considera “normales” e incluso apropiadas. Sin embargo, son muchas y dolorosas las historias de niños que crecen sin nunca haber vivido en una familia constituida por un papá y una mamá que se comprometieron a amarse para siempre.

No hay duda de que los hijos de padres que no están casados y se crían sin la presencia cotidiana de un papá y una mamá en un mismo hogar tienen desventajas. Lo cierto del caso es que son pocos los que, en estas circunstancias, crecen seguros de que son deseados, estables y amados.

Ser hijo de padres solteros es, sin duda, una desventaja. La inmensa mayoría de aquellos cuyos padres nunca se casarán tiene más desafíos que enfrentar. Aun cuando los niños se “sientan tranquilos” con esta situación –como aseguran muchos–, para esos hijos es doloroso no poder ser parte de una familia encabezada por un papá y una mamá que decidieron construir un hogar en el que crezcan rodeados y alimentados por el amor entre sus padres.

No hay duda de que, si se necesitan dos para gestar la vida de un hijo es porque se necesitan dos para criarlos y para contar con los recursos afectivos y económicos que precisan para tener una casa, comida en la mesa, ayuda con las tareas del hogar, así como para colaborar con el cuidado y la formación del hijo que decidieron tener.

Es increíble la cantidad de tiempo, dinero y esfuerzos que se deben dedicar a proveer todo lo que necesitan los niños al momento de nacer, así como lo que debemos invertir para ofrecerles un hogar en el que se sientan tranquilos y bien cuidados, de manera que tengan la posibilidad de crecer estables, sanos y felices. Y por eso, no hay nada más importante para los hijos que ser parte de una familia encabezada por un papá y una mamá que se aman tanto como para jurar que vivirán unidos “hasta que la muerte los separe”. (O)

www.angelamarulanda.com

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