La adolescencia y la anorexia

Por Lenín E. Salmon
30 de Noviembre de 2014

La preocupación sobre la imagen corporal es una de las características que sobresalen durante la adolescencia. Y con razón: como se percibe uno a sí mismo físicamente se reflejará en la imagen que proyectará al exterior, durante una etapa en la que la interacción social estará al tope entre las prioridades, especialmente en el caso de una mujer. En un porcentaje de esta población, cuando se combinan algunos factores (que pueden incluir predisposiciones biológicas, depresión, baja autoestima, historia de abuso sexual, falta de control sobre su vida, o presión social) puede presentarse el trastorno de la alimentación llamado anorexia nerviosa. Sus principales características incluyen un terror a ganar peso, una imagen corporal patológicamente distorsionada y un rechazo a recuperar un peso saludable.

Es una niña que se “ve y se siente” gorda a pesar de una evidente desnutrición que puede llegar a ser fatal. Su vida gira alrededor de dietas, ejercicios físicos demasiado frecuentes y desproporcionados, laxantes, purgantes, vómitos inducidos al mismo tiempo que niega tajantemente tener un problema. Al progresar la enfermedad su organismo empezará a fallar y, en casos extremos, se irá marchitando, como una planta sin riego.

Los primeros síntomas no son difíciles de detectar (creciente preocupación sobre el contenido calórico de los alimentos; conductas ritualistas en la mesa, como cortar la comida en porciones demasiado pequeñas, dejar de comer carbohidratos, luego proteínas y después grasas; ir al baño a purgarse inmediatamente después de comer, o quedarse mirando el plato mientras los demás comen) y es cuando se puede intervenir con mayor probabilidad de éxito para impedir el avance del trastorno. Si el problema avanza, la vida de toda la familia se verá afectada por los altibajos en la salud y manejo de crisis en la niña enferma.

Muchas veces la anorexia es, inconscientemente, una manera de ejercer control sobre “algo” en su vida, sobre todo en niñas que han sido muy inseguras, depresivas, o han sufrido algún trauma. En este aspecto, la psiquiatría y la psicología pueden brindar mucho respaldo profesional. Pero el principal apoyo debe provenir de la familia inmediata, ya que el primer paso es convencerla de recuperar el peso perdido (a veces requiriendo hospitalización) para luego recibir la terapia apropiada.

lsalmon@gye.satnet.net

  Deja tu comentario