Carta de un hijo a sus padres complacientes

Por Ángela Marulanda
26 de Febrero de 2012

Comprenderme no significa que me dejen hacer lo que se me antoje. Significa tener presente que soy un niño y por eso quiero hacer solo lo que me parece divertido, pero educarme es obligarme a hacer lo debido.

• Si siempre hacen mi voluntad y me dan gusto en todo me van a convencer de que quienes me amen tienen el deber de complacerme en todo.

• Permitan que me frustre cuando no logro lo que quiero. Sentirme frustrado no me convierte en un infeliz, pero no saber lidiar con la frustración sí puede hacerme desdichado.

• Cuando no me ponen límites o ceden a todas mis pretensiones por miedo a disgustarme, los veo tan débiles que no me inspiran admiración y respeto sino angustia y decepción.

• No voy a ser una persona responsable porque me ayudan y asumen mis obligaciones como propias sino porque me exigen hacerme cargo de mis deberes y asumir las consecuencias de no cumplirlos.

• Al defenderme ante mis profesores o de las autoridades cuando cometo una falta y merezco una sanción me establecen que, con su respaldo, siempre salgo librado de cualquier problema.

• Si me dan demasiado y me exigen muy poco acabo por convencerme de que no tengo deberes, pero sí derecho a toda suerte de privilegios.

• Cuando me amenazan con sanciones, pero no las cumplen así me las merezca, vivo ansioso porque me doy cuenta de que no tienen ni la fortaleza ni la autoridad para contenerme.

• Su permisivismo me descontrola y llena de ansiedad, mientras que su autoridad y firmeza me dicen que me aman tanto que para ustedes es más importante educarme que agradarme.

• Recuerden que son sus temores o sus culpas y no su amor los que los animan a darme todo lo que quiero, pero no los límites que tanto necesito.

www.angelamarulanda.com

  Deja tu comentario