Tradición y sánduches: Dieta del guayaco callejero

Por Savro Zonn
12 de Agosto de 2018

“Lo que convierte en memorable esta creación es la cama de camote peruano frito que viene dentro del pan, le da un toque crocante y semidulce que lo hace único”.

Hay una vieja tradición en la ciudad que nos lleva a comer sánduches. Los guayaquileños hicimos famosos a los aplanchados, los clásicos de jamón prensado, a las sencillas tostadas con queso y a los contundentes de chancho. Los convertimos en parte de nuestra dieta callejera y ahora existen muchas alternativas para nuestro paladar sanduchero.

Por todos lados encontramos lugares dedicados a la venta de sánduches de todo tipo, Frutabar, El Español, la cadena internacional Subway y hasta en algunos casos, uno junto a otro, como Le Croissant y Hermanos de Lucha, que se encuentran los dos en Plaza Batán, en la vía a Samborondón.

Precisamente esta sanguchería (como la llaman, porque así les dicen en Perú) Hermanos de Lucha, de la que me habían hablado unos amigos, fue la que visité en busca de saciar ese antojo guayaco de un sanduchito.

Empezamos con el de pollo de Lucha ($ 8) es un filete de pechuga de pollo a la parrilla, rodajas de tomate y trozos de aguacate con una mayonesa casera. Una combinación poco creativa, pero ganadora. Esos ingredientes juntos difícilmente darán un mal resultado. Encontré sí un problema, no con el sabor, sino con el corte de los ingredientes, que al ser todos cortados en pedazos grandes, luego de cada mordida se caen al plato.

Otra receta que sorprendió gratamente fue la del sánduche de chicharrón ($ 8,40), tiene panceta de cerdo cocinada a fuego lento durante 8 horas, que deja la carne exquisita, tierna y jugosa. Pero lo que convierte en memorable esta creación es la cama de camote peruano frito que viene dentro del pan, le da un toque crocante y semidulce que lo hace único.

El más solicitado y recomendado fue el chanchito capón ($8,60), que lleva el nombre de una de las principales calles del barrio chino de Lima, de donde se inspiran los sabores que crean este suculento sánduche. Lo preparan con bondiola de cerdo salteada en wok, acompañado de pimiento rojo y cebollín, con salsas teriyaki, soya y tamarindo. Al final, lo colocan en el pan sobre col en pequeñas tiras y le riegan ajonjolí tostado.

Esta deliciosa mezcla de sabores y texturas alegran a cualquiera luego del primer bocado. El pan que han seleccionado agrega mucho a la experiencia, con una miga suave por dentro que atrapa todos los jugos y suficientemente crujiente y firme por fuera para evitar que se desbarate al comer. Todos los sánduches vienen acompañados de unas papas que cortan gruesas y las fríen con cáscara, dejándolas crujientes y de muy buen sabor.

Algo que me decepcionó tremendamente es la falta de especialización, aquí preparan de todo un poco. En el menú de lo que ellos llaman especiales tienen platos que van desde bolones, tigrillos, humitas y hayacas hasta ají de gallina, tacu tacu con lomo saltado y por si fuera poco, también fideos al pesto con milanesa de carne, lo que considero una combinación desacertada, totalmente carente de identidad gastronómica.

Entiendo que es un negocio y hay que ofrecer algunas alternativas de comida para todos los gustos, pero tienen una excelente propuesta y calidad en sánduches a precios razonables, deberían trabajar en ese mismo concepto y seguir creando nuevas propuestas, como el nuevo de lomo con champiñones que recién han puesto en el menú y que pronto iré a probar. (O)

savrozonn@gmail.com

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