Un lugar que hizo historia: Precios vs. calidad

Por Epicuro
23 de Marzo de 2014

Corvina Flormarina, especialidad gastronómica del restaurante El Fortín.“Pienso que El Fortín podría volver a alzarse a uno de los primeros puestos, pero es urgente adoptar las medidas pertinentes”.

Emilio Bruzzone falleció hace justo un año. A través de esta columna quisiera rendir mi homenaje a quien hizo tanto por la gastronomía local. Nos hicimos amigos a raíz de una severa crítica mía al restaurante El Fortín, razón por la cual se enojó mucho, tuve que esperar unos años para que de pronto me volviese a tender la mano.

Lo entrevisté en televisión, aprendí a conocer al hombre temperamental, de carácter fuerte, frontal en el trato, generoso, dotado por la música (tocamos el piano varias veces a cuatro manos en casa del capitán Mike Gordon). Emilio murió a los 73 años.

Inauguró el Hotel Continental en 1974. Repleto de ideas puso el restaurante de comida típica La Canoa, convertido en ícono, lugar de encuentro para noctámbulos. Allí estuvieron Julio Iglesias, Gloria Estefan, Nicola Di Bari, muchos artistas más. En el salón Los Candelabros se presentaron grandes figuras de la canción como Alberto Cortez, pianistas clásicos como Ilan Rogoff. Emilio, apasionado de la gastronomía, gustaba experimentar, hasta elaboraba prosciutto y embutidos.

El Hotel Continental en su pequeño centro nocturno presentó buenos artistas de planta. Vistoso sigue luciendo el restaurante El Fortín, considerado durante muchos años como uno de los mejores en nuestra ciudad. Estuve hace pocos días allá, me apenó verlo desierto. No tienen un chef renombrado en la actualidad, sino cuatro buenos cocineros de planta formados probablemente por Ricardo Bock, los que ofrecen costillas de cordero, cebiches, entradas diversas, pescado, magrets (lomitos) de pato.

El maître Álex Restrepo tiene clase y presencia, está allí desde hace como diez años, así como el único camarero presente aquella noche, ambos se mostraron muy amables.

Pedí una corvina en salsa de pangora y mi acompañante, corvina en salsa de ostiones, platos que, sin ser extraordinarios, ostentan una buena calidad; están los cebiches desde el más lujoso que lleva langosta ($ 39) hasta los consagrados de pescado, camarones, concha y mixtos; están las ostras grandes gratinadas, pastas italianas en sus diversas salsas.

Un lomo uruguayo sube a $ 49. Creo que el problema de El Fortín son sus precios. Existe esta doble posibilidad: subir todas las tarifas para seleccionar el público o abaratarlas para atraer a una mayor clientela. Para dos platos de corvina, dos cervezas, dos postres y dos cafés me llegó una planilla de $ 86 lo que pareció algo elevado. Aclaro que los helados hechos allí son realmente excelentes.

Cuando Emilio inauguró La Canoa, se lo criticó: “¿Cómo vas a creer que un hotel de cinco estrellas esté sirviendo caldo de salchicha?”, pero el éxito fue inmediato. La Canoa sigue tan campante como en sus inicios, ofrece platos criollos, quizás vino a reemplazar las famosas carretillas donde se comía al aire libre en el malecón el famoso aplanchado con un chocolate caliente, los secos de pollo y de chivo. No estoy al tanto de los precios que rigen actualmente en La Canoa.

Pienso que El Fortín podría volver a alzarse al sitial donde estuvo durante muchos años, pero es urgente adoptar las medidas pertinentes.

epicuro44@gmail.com

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