Olfato de éxito: Un toque especial

Por Epicuro
29 de Marzo de 2015

“De inmediato pensé que había allí la presencia de una mujer, se percibía a través de los detalles: el orden, la luz, las copas, la vajilla, el macetero con la plantita en cada mesa”.

Tengo buen olfato cuando ingreso a un nuevo restaurante, sabemos que en materia de cata, sea de vino, aceite de oliva, chocolate, hasta leche, la nariz llega a ser más importante que la boca: cuando estamos con la nariz tapada perdemos la noción de los sabores, pues bien al entrar donde Lucia (paseo comercial Bocca, av. Samborondón) me llegó un aroma complejo de pasteles, chocolate, más un no sé qué en el ambiente que me hizo sentir feliz.

De inmediato pensé que había allí la presencia de una mujer, se percibía a través de los detalles: el orden, la luz, las copas, la vajilla, el macetero con la plantita en cada mesa. Era la casa de la abuelita aunque ella no estuviera presente. Me pareció que el coctel que se imponía en semejante lugar tenía que ser un mojito con mucha hierbabuena u otro trago cubano como el daiquirí de frutilla, de maracuyá.

Mis acompañantes escogieron en la carta unas brochetas de langostinos ($ 19,95), yo un steak de lomo fino de 350 gramos ($ 22,55) cocido un cuarto acompañado de una papa al horno con queso crema y cebollino más unos brócolis con queso en forma de suflé (receta muy sencilla, pero llevada a cierto grado de perfección). Lo mismo sucede con la papa o el choclo asado con mantequilla, el arroz con champiñones y cebollas saltadas.

El éxito de Lucia es arrollador. En ciertos horarios hay que esperar que se libere una mesa para poder ingresar. Considero que la acogida se debe a los detalles y más que nada a una notable relación entre calidad y precio. La carta no presenta numerosas opciones: para el plato fuerte (nueve con posibles variaciones y precios oscilando entre $ 13,95 y $ 22,55), nueve eventuales entradas entre ellas: alitas BBQ, camarones crocantes y picantes, alcachofas a la parrilla, sopas como el locro de choclo con tocino, ensaladas, sándwiches.

Tiene mucho éxito la súper hamburguesa (carne molida en casa y asada pero también tienen la hamburguesa vegetariana). Los postres son espectaculares sin llegar a complicaciones barrocas, todos los pasteles son impecables destacándose para mi gusto el cheesecake de maracuyá. Los helados de pura crema son artesanales. El toque de una mano femenina llega al detalle de ofrecer un shot de agua mineral para acompañar el postre.

Durante el día, el ambiente es muy luminoso gracias a grandes ventanales y de noche la iluminación es correcta, pues permite a la vez una buena visión y cierto grado de intimidad. La presencia de quienes nos reciben a la entrada es otro punto a favor.

La cuenta para tres personas con cocteles, platos fuertes y postres fue de $ 107,69, algo razonable para este tipo de restaurante. El personal es amable, la atención bastante ágil. Se encuentra estacionamiento. Terminarán su almuerzo o su cena con un café espresso aromatizado si así lo desean con vainilla, almendras, caramelo o avellana.

Nota: En un artículo anterior hice observar que el nuevo local de Riviera en Samborondón era muy bullicioso y de diseño muy ordinario. Luigi Passano hizo remodelar el salón, insonorizar las paredes. Ahora encontrarán un ambiente muy parecido al de Urdesa. (O)

epicuro44@gmail.com

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