¿Mejor no comer nada?: Así no moriremos...

Por Epicuro
24 de Agosto de 2014

“Mis abuelos se hartaban con sidra de manzana, vinos, jamones, parrilladas, pollos y rebasaron alegremente los 95 años, desayunaban cada día con huevos fritos, tocino y salchichas, quesos con 50% de materia grasa como el camembert”.

Después de consultar Google llegué a la conclusión de que casi todo lo que comemos o bebemos nos predispone al cáncer. Mis abuelos se hartaban con sidra de manzana, vinos, jamones, parrilladas, pollos y rebasaron alegremente los 95 años, desayunaban cada día con huevos fritos, tocino y salchichas, quesos con 50% de materia grasa como el camembert.

Eran hipersaludables, trabajaban de sol a sol, no tenían celular ni tampoco computadora, escribían a mano, sus automóviles no podían andar a más de cien km/h, caminaban mucho, andaban en bicicleta, festejaban a lo grande en fastuosos matrimonios cuchipandas, francachelas y jaranas clamaban: “A votre santé!” antes de mandarse al garguero el calvados, aquel divino aguardiente de manzana. Empinaban el codo, comían como presos adinerados, nunca sufrían de insomnio, ni contaban ovejas por las madrugadas, solían morir de muerte natural sin complicarse con las angustias metafísicas.

Los tiempos han cambiado: entre tantos alimentos cancerígenos se hallan: jamones (divina pata negra de Jabugo o prosciutto de San Daniele), salchichas, tocinos, perros calientes, hamburguesas, harinas blancas refinadas, azúcar blanco, gaseosas de todo tipo, canguil, salmón cultivado, aceites hidrogenados, manzanas, uvas, fresas, melocotones y todas las frutas eventualmente expuestas a los pesticidas, papas fritas, deditos de yuca y otros manjares. La leche, los quesos y otros lácteos dizque causan tumores malignos (Epicuro queda muy expuesto pues suele beber un litro diario y casi no consume alcohol ni bebe cerveza). Los huevos, sobre todo la yema, dizque son causantes del temible cáncer al útero.

El maní, las hojas verdes: lechuga, espinaca, berro, rúcula y más, se hallan curiosamente en la lista de los sospechables. El profesor Sertori, experto miembro de la Organización de la Salud, decretó que toda carne cocinada a la parrilla contiene benzopirene, sustancia altamente cancerígena. Si es así tendremos que ponernos en alerta frente al exquisito bife de chorizo, pero también el ossobuco, el pernil horneado, el pavo navideño, la celestial fritada.

La buena noticia es que, para elevar el número de plaquetas en nuestra sangre, podemos comer harto caldo hecho con las patas de los pollos, lentejas, pimientos, ajo (el ajo es bueno para todo), naranja, limón, kiwi, remolacha, zanahoria. La mala noticia es que mientras unos sibaritas de Harvard nos aconsejan mandarnos al gaznate una copa de vino cada día, otros (la publicación Annals of oncology) están diciendo que con una sola copa de vino o una cerveza triplicamos nuestra posibilidad de contraer cáncer al esófago, a la laringe, de mama y de boca.

Como todos sabemos que la palabra cangrejo viene del término latín cancer, sería quizás prudente evitar comer tan exquisito crustáceo. Pues en este caso mandaré al cuerno a las aves de mal augurio y moriré martillo en mano frente a la tabla de madera, me sepultarán debajo del Red Crab o junto a unos de estos quioscos paradisiacos donde ‘aplaudo’ con las mandíbulas el sándwich de pernil, el emparedado de pavo en su jugo.

Las vísceras son las más vilipendiadas, pero sigo defendiendo la causa de una buena lengua de res en salsa de champiñones, una guatita, la chugchucara, la fritada y que nadie me hable mal del inefable caldo de patas con mote y garbanzos, los sesos en mantequilla negra, los anticuchos, la carne en palito, los riñones al Jerez. Manduco ergo sum (como, luego existo). Y eso que no toqué el explosivo tema del gluten, supuesto responsable de todos los cánceres.

epicuro44@gmail.com

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