De carnes y vinos: En el Hilton Guayaquil

Por Epicuro
02 de Abril de 2017

“No pude notar de ninguna manera fallas en el servicio. La mayoría de los clientes eran extranjeros, probablemente huéspedes del mismo hotel”.

Había notado en Trip Advisor varias quejas acerca del servicio y me concentré en observar el desenvolvimiento del personal mientras iba cenando en el restaurante Vereda Tropical del Hilton Colón Guayaquil. Verdy (curiosamente escrito con ‘y’ no como el nombre del famoso compositor) fue quien nos atendió, se mostró amable, efectivo. Los demás camareros, del mismo modo, estaban pendientes de cada mesa. No pude notar de ninguna manera fallas en el servicio. La mayoría de los clientes eran extranjeros, probablemente huéspedes del mismo hotel.

De entrada recibimos salchichones de distinto tipo en generosas porciones acompañadas de una mostaza tipo Savora, una canasta de pequeños panes, rebanadas de baguette. La carta es extensa, su planilla dependerá esencialmente de los platos que quieran escoger. Sabemos que las carnes importadas, sea del Norte (Texas) o del sur (Argentina, Uruguay) son siempre caras. Puede ser el rib eye, el New York strip, el bife chorizo, la picaña.

El precio de cada steak girará alrededor de $ 45. Luce algo elevado, pero es el precio aproximado que encontramos en los restaurantes especializados de la ciudad. Ramón, carne al carbón, ofrece el rib eye en $ 53,60 con el impuesto incluido. Epicuro va donde Ramón cada vez que se le antoja comer riñones asados, el parrillero sabe que el punto ideal es cuando quedan rosaditos, jugosos y crocantes, es el mejor lugar para esta especialidad según mi criterio. El punto clave del riñón es cuando tiene consistencia firme al apretarlo con la pinza. Una vez que se consigue eso, se lo puede servir rociándolo eventualmente con jugo de limón.

En Vereda Tropical pedí un rib eye que llegó con una parte importante de grasa. Ciertas personas la consumen, pero si tienen ustedes el colesterol elevado, es mejor evitarlo. El vino fue un tempranillo de Santa Julia: hermoso color, muy afrutado en la nariz con correspondencia en boca, refrescante, con aromas de bayas, ciruelo, vainilla y hierba, final bastante agradable sin llegar a ser muy largo. Sedoso, aterciopelado, con taninos apenas perceptibles, merece beberse joven. Mi acompañante se sirvió un salmón cocido a la plancha, algo seco, mereciendo sin duda una salsa especial. Tanto la papa al horno con salsa crema, como las papas fritas fueron irreprochables.

El postre fue un mousse de chocolate original con sabores mezclados, incluyendo algo de maduro. El apple strudel, típico postre austriaco de manzana con base de hojaldre, es originario de la época bizantina. También resultó ser de nuestro agrado.

Hay un bufé de ensaladas, la parrilla está a la vista, el ambiente, muy abierto, es agradable. Los vinos, dependiendo de su elección, pueden llegar hasta doscientos o trescientos dólares. Presumo que la mayoría de los huéspedes buscan un vino de calidad y de precio moderado. El tempranillo de Santa Julia me fue facturado en $ 32,79. El Hotel Hilton Colón Guayaquil tiene la ventaja de ofrecer varias posibilidades gastronómicas; aprecio mucho Sal y Pimienta, Portofino se presta para eventos, el bufé de Café Colón tiene siempre una variedad interesante de platos. En la galería está el restaurante Kioto para los aficionados al sushi.

El parqueo subterráneo del mencionado hotel es muy amplio, se accede directamente al piso de los restaurantes. El piano bar, estupendamente ubicado, es ideal para tertulias de negocio o citas románticas. De cierto modo El Corte (Plaza Lagos) tiene la ventaja de ofrecer cada jueves en promoción bifes a la mitad del precio, el ambiente del mezzanine me gusta mucho, las carnes son de primera. (O)

epicuro44@gmail.com

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