Con toque suizo-alemán: Bistró en Samborondón

Por Epicuro
19 de Junio de 2016

“Todos quienes llegan aquí ponderan la gran amabilidad de Ralph Rauchenberger, director del proyecto y anfitrión. Los precios son extremadamente moderados”.

Hablar de gastronomía alemana es soñar con una gama infinita de embutidos como la Rohwurst (salchicha cruda a veces ahumada), la Brüwurst (hervida, cocida), la Kohlwurst (deliciosamente fuerte), la Blutwurst (morcilla negra), la Leberwurst (rellena con hígado), y otras maravillas como el salchichón de ajo, el salami, las salchichas de Fráncfort, las blancas de Múnich, las rojas de Turingia y muchas más. Pero por mala suerte su importación está prohibida. Como lo habrán intuido, la palabra alemana wurst significa salchicha y existen desde hace más de cuatro mil años. Me parece que hasta Homero habla de ellas.

Ralph Rauchenberger tiene que arreglárselas con los productos locales y creo que se defiende bastante bien. Tiene a su haber un carácter extrovertido, atiende con suma gentileza, sabe encontrar marcas nacionales de buena calidad. Su local dispone de un amplio patio interior para el estacionamiento. Es muy acogedor, prima la madera que da calidez, uno se siente en un rincón de Suiza o de Baviera. Mientras iba cenando imaginé este mismo sitio con nieve cayendo afuera. La decoración hace pensar en un lugar así con fuego en la chimenea. Swiss Bistró podría tener una mayor selección de embutidos, eso incluiría por supuesto la sabrosa morcilla.

La fondue es uno de los platos más solicitados. Donde Ralph usa tres quesos, obtiene un buen resultado. Su piqueo de embutidos y quesos puede mejorarse, aconsejaría algo de brie (Flloralp), el emmenthal de Scheidegger (el camembert de esta misma marca es excelente, pero quizás demasiado fuerte o fermentado para el gusto nacional), el queso azul de Mondel es de primera, cabe un poco de gruyer o parmesano, jamón serrano de Pronaca, el cocido de Fritz, aceitunas verdes o negras.

Sirven el salchichón de ajo y las minisalchichas, eso está bien, pero no me convenció el queso propuesto. Pueden subir un poco el precio para poder ofrecer más productos. El rösti es un plato muy popular, tanto en Suiza como en Alemania, se basa en patatas freídas primero, luego gratinadas con queso gruyer, puede servirse con un huevo frito, salchichas y cebollas.

Podrán probar las truchas cocidas al vapor con vegetales o en salsa de uvas. Insólito queda el camembert frito con manzanas cocidas en vino blanco, nueces y salsa de mora, también el steak de atún flameado al pernod (anisado) salsa de vino blanco.

Se ofrece lomo fino con diversos aliños, entre otros, el de queso azul. El café es definitivamente muy malo, aconsejé la compra de una maquinita Bondolfi de precio muy cómodo, tamaño pequeño. Swiss Bistró es un lugar bonito, pero merece ofrecer un verdadero expreso, no un pasado insípido y aguado como el que probé. Los postres caseros son agradables, la crema chantilly tiene muy buen sabor. Podrían ustedes dejarse seducir por una fondue de chocolate.

Pienso que Swiss Bistró es un lugar acogedor, sin pretensiones ni ambiciones de tipo gourmet, para gente informal, parejas de enamorados, reuniones de amigos à la bonne franquette (sin ceremonia). La comida es casera con un toque algo rústico que no me disgustó. Tienen también locales en Baños de Tungurahua y en Cumandá (Quito).

Todos quienes llegan aquí ponderan la gran amabilidad de Ralph Rauchenberger, director del proyecto y anfitrión. Los precios son extremadamente moderados. Mi cuenta para dos personas fue de $ 30,02 lo que no requiere mayor comentario. Su factura dependerá de lo que coman y beban, pero nunca llegará a ser muy alta. Los vinos propuestos tienen precios muy razonables. (O)

epicuro44@gmail.com

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