Cocina mongola: Inicio muy prometedor

Por Epicuro
29 de Junio de 2014

“Bambai me pareció más abierto a las diversas tendencias de la gastronomía asiática. El bufé de vegetales frescos ofrece un surtido capaz de conquistar a los vegetarianos”.

Escribí varias veces en esta columna que el futuro de los restaurantes dependerá más y más de la relación calidad-precio. Existe un núcleo de clientes para los sitios de precios elevados, pero la gran mayoría busca locales donde la planilla no sea motivo de susto.

Descubrí en Samborondón Bambai con la mención “mongolian grill”. En realidad podría sorprender a muchos lectores aquella alusión a la cocina mongol. Conocía poco de los platos tradicionales de una población nómada muy antigua, pero había probado en Barcelona el buuz, un bocado cocido al vapor y relleno con cerdo, un insólito licor de leche saboreado en París, yogur desde luego, carne de cordero, diversos tipos de sopas.

Bambai me pareció más abierto a las diversas tendencias de la gastronomía asiática. El bufé de vegetales frescos ofrece un surtido capaz de conquistar a los vegetarianos. Muy acertada es la posibilidad de escoger la salsa de su preferencia, pues en permanencia las encontrarán en recipientes de acero inoxidable. Me gustó aquella de coco y cilantro.

Inicié mi almuerzo con una sopa de coco y curry en la que el chef había probablemente olvidado añadir el condimento, pero fue muy fácil pedirlo y echarlo. Siendo el pollo cocido en su caldo queda algo simple, merece ser realzado en su gusto, quizás si el chef pasa los pedacitos brevemente por una salsa condimentada o el mismo curry. Con sus microchampiñones aquella sopa se asemeja a la tailandesa, resulta sabrosa ($ 6). Probé unos wantanes ($ 6) de masa suave aunque crocante rellenos con surimi (o surime, ambos se dicen).

El surimi es en realidad un producto procesado a base de pescado con el cual se puede lograr el sabor del cangrejo o de la cola de langosta. Los japoneses lo usan mucho en el sushi. Conocemos bastante aquellas imitaciones de Alaska King Crab de agradable sabor, fácil preparación. Mi acompañante se sirvió un plato de

sushi bien logrado, con un arroz en el que se sentía la acertada presencia del vinagre, trozos de aguacate en su punto, camarones y surime ($ 6).

Los postres probablemente realizados por un proveedor incluyen el volcán de chocolate, el pie de limón, el pie de smores: pueden ser una mezcla de chocolate galletas y marshmallows (malvaviscos). La clientela hasta la fecha

(el restaurante abrió muy recientemente) no suele pedir vino, pero aquí proponen dos excelentes marcas a los aficionados: Montes y Catena Zapata. Pienso que una cerveza bien fría ($ 3) resulta más indicada para este tipo de comida.

Así como los japoneses tienen el teppanyaki frente a los comensales, Bambai tiene detrás de sus mostradores una plancha de acero circular en la que preparan sustanciales platos que pueden incluir carne de res, cerdo, pollo, pescado, camarones, calamares, pulpo, cordero o salmón, mezclado con vegetales y a veces pastas.

Destaco aquella posibilidad de tomar un bol (bowl) pequeño o grande para llenarlo con todos los vegetales de su preferencia, luego bañarlos en una (s) de las sabrosas salsas que están a su alcance. Muy atenta al movimiento del restaurante, Roxana Hanze Antón lleva una excelente comunicación con sus huéspedes.

Nuestra cuenta para dos personas, con la sopa de coco, dos buuz (bocados al vapor), el surtido abundante de sushi, los wantanes rellenos con surime, el volcán de chocolate y dos cervezas fue de $ 34 ($ 27,87 más IVA y servicio), precio muy razonable que conquistará el favor de muchos visitantes.

epicuro44@gmail.com

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